Mexico Barbaro

LOS ESCLAVOS DE YUCATÁN

Los norteamericanos comúnmente llaman a México “nuestra republica hermana”, la mayoría la describimos como una república parecida a la nuestra habitada por gente diferente, un pueblo libre. Yo descubrí que el verdadero México es un país con una constitución y leyes pero donde ninguna de las dos se cumple. México es un país sin libertad política, sin elecciones libres. México es una tierra donde la gente es pobre porque no tiene derechos y donde el pueblo no adora a su presidente.

Mi interés en el México político se despertó en 1908 cuando tuve contacto con cuatro revolucionarios que se encontraban en la cárcel acusados de planear la invasión de una nación amiga, me aseguraron que durante algún tiempo habían agitado pacíficamente en su propio país para derrocar sin violencia, la policía secreta había seguido sus pasos, perseguidos como delincuentes, habían recurrido a la única alternativa: las armas, ¿Por qué deseaban derrocar a su gobierno? Porque había desposeído al pueblo de sus tierras.

Me hablaron acerca de la esclavitud, de humanos comprados y eso tenía que verlo. Fue así como a principios de 1908, crucé el río Bravo acompañado por I. Gutiérrez de Lara el cual se oponía al Gobierno existente en México, pero yo no dependí de Lara para obtener información.

Cada uno de los hechos respecto a la esclavitud de México lo vi con mis propios ojos y lo oí casi siempre de los capataces de los esclavos. La esclavitud la encontré primero en Yucatán, y con la intención de conocer la verdad por boca de los esclavistas mismos, me mezclé con ellos ocultando mis intenciones, y antes de pisar ya sabía cómo eran comprados los investigadores visitantes. El papel de la farsa fue el de un inversionista con mucho dinero y fui afortunado porque el pánico de 1907 arruinó el mercado del henequén y por eso necesitaban dinero y mi imaginario capital era el “ábrete sésamo” para entrar en su grupo.

Los 50 reyes del henequén viven en ricos palacios en Mérida, dominan la política de su Estado. Los esclavos son: 8 mil indios yaquis, importados de Sonora, 3 mil chinos y entre 100 y 125 mil indígenas mayas, el pueblo maya representa casi el 50% de la población yucateca, los mayas son indígenas aunque no indios.

Los hacendados no llaman esclavos a sus trabajadores; se refieren a ellos como “gente” y “obreros”. Esclavitud quiere decir propiedad sobre el cuerpo de un hombre. Pero ¿Cómo se recluta a un esclavo? Todo lo que se necesita es lograr que algún obrero libre se endeude con usted, y ahí lo tiene. No importa el monto del adeudo; lo principal es que esté exista. Pero ¿porque los reyes del henequén llaman a este su sistema servicio forzoso por deudas, en vez de llamarlo por su verdadero nombre? Por dos razones: porque el sistema es una derivación de otros menos rígidos que era un verdadero servicio por deudas, y por el prejuicio contra la palabra esclavitud.

El servicio por deudas se le llama peonaje. La esclavitud es el peonaje llevado a su último extremo. No vi en Yucatán otros castigos peores que los azotes; pero supe de ellos, me contaron de hombres a quienes habían colgado de los dedos de las manos o de los pies para azotarlos, oí que algunos agricultores tenían placer al ver a sus esclavos.

Los esclavos se levantaban cuando la gran campana del patio suena a las 3:45 de la mañana y su trabajo empieza tan pronto como pueden llegar a la labor y termina cuando ya no se puede ver en la oscuridad. La labor principal es cortar las hojas del henequén y limpiar el terreno de las malas hierbas que crecen en las plantas. Los domingos son, los días en que los muchachos y muchachas solteras se tratan y hacen sus planes para casarse.

Pasamos dos días en la hacienda San Antonio y conocimos perfectamente su sistema de trabajo y su gente, vimos que los hombres trabajan a destajo se veían aquí y allá mujeres, niños y niñas de entre ocho y diez años. Más de 300 esclavos duermen en una gran construcción de piedra.

Probé la cena de los esclavos tan solo una parte con la lengua porque el resto fue solo olfato ya que mi nariz me advirtió no ponerlo en la boca ¿Cómo puede ser que pudieran comer aquello?

¿Por qué no se escapan cuando tienes oportunidad de hacerlo? Le pregunte a uno de ellos y me respondió que no tenia objeto, siempre nos agarran, todos están contra nosotros y no hay donde escondernos, tiene nuestras fotografías.

El esclavo de Yucatán no tiene hora para la comida como la tiene el obrero agrícola norteamericano. Una y otra vez comparé, en la imaginación, el estado de los esclavos de nuestros Estados del Sur, antes de la guerra civil, y siempre resulto favorecido el negro, casi siempre estaban bien alimentados y no trabajaban con exceso.

Nunca olvidare mi último día en Mérida. Mérida es probablemente la ciudad más limpia y más bella de todo México. Mi última tarde en Yucatán la pasé recorriendo a pie o en coche el opulento barrio residencial de Mérida.

Entre los esclavos de Yucatán los mayas mueren en su propia tierra, los yaquis son desterrado, los maridos son separados de las mujeres, y los niños arrancados de los pechos de sus madres.

EL EXTERMINIO DE LOS YAQUIS

Mi propósito autentico al hacer el viaje a Yucatán fue averiguar que hacían con los indios yaquis de Sonora. Ya sabía algo de los sufrimientos de los yaquis y de los medios que se emplearon para obligarlos a rebelarse de la confiscación

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