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Movimiento de la independencia de méxico


Enviado por   •  29 de Marzo de 2023  •  Ensayos  •  3.978 Palabras (16 Páginas)  •  44 Visitas

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Bárbara Leticia González Barrios

UPAV

HISTORIA DE MÉXICO

DOCENTE: MA. DE LA LUZ CONO HERNÁNDEZ

CUARTO GRADO GRUPO “A”

MOVIMIENTO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

BÁRBARA LETICIA GONZÁLEZ BARRIOS

ORIZABA, VER. A 07 DE ENERO DE 2023

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Introducción

La independencia de México fue el resultado de muchos factores, incluyendo la opresión de la colonia española, el descontento popular con la forma en que se gobernaba el país y la influencia de las ideas revolucionarias que estaban surgiendo en Europa en ese momento. Uno de los principales factores que contribuyó a la independencia de México fue la opresión, muchos mexicanos se sintieron oprimidos y descontentos con la forma de gobierno del país y querían un cambio.

Dio inicio en septiembre de 1810 por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, quien después de un exitoso inicio fue capturado y fusilado junto a otros caudillos como Ignacio Allende y Juan Aldama, pero dejo la mecha encendida y el cura José María Morelos y Pavón logro continuar la lucha, a finales de 1815 Morelos fue aprehendido y sometido a juicio sentenciándolo a muerte, posteriormente llego el momento en que todo parecía perdido pero intentos como el de Francisco Javier Mina, lograron reanimar  la causa. Finalmente destaca el nombramiento de Agustín de Iturbide como comandante general del sur por parte del virrey, pero este sin derramar sangre logro reunir en torno al Plan de Iguala a través de cartas a los principales jefes realistas e insurgentes, así como de obtener el apoyo de la mayoría de los dirigentes del gobierno virreinal para conseguir un consenso y llegar a obtener la tan ansiada independencia.

Final de la Colonia y Primeras Conspiraciones

De acuerdo con cálculos de la época, de los seis millones y medio de habitantes de la Nueva España, más de cinco millones eran indígenas totalmente desposeídos, a los que acompañaban cerca de un millón de blancos en idéntica situación. La clase media era tan reducida que ni siquiera valía la pena tomarla en cuenta. Las clases económicamente poderosas, por su parte, estaban constituidas por unos 20,000 peninsulares y por 10,000 criollos, quienes además de poseer todos los medios de producción y la mayor parte del territorio, acaparaban los cargos oficiales y administraban la justicia. Varios visitantes de la época consideraron que, por aquel entonces, la Nueva España se había convertido en uno de los países más ricos del planeta.

Los criollos ilustrados, conocedores de las ideologías liberales, no estaban dispuestos a seguir tolerando tal estado de cosas, pero la corona prestaba oídos sordos a sus reclamos y todavía en 1767, en el decreto de expulsión de los jesuitas, el emperador Calos III rubricaba la orden con esta frase: “De una vez por lo venidero deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de España que nacieron para callar y obedecer y no para discutir opinar en los altos asuntos del gobierno”.

El resultado provocó una ola de conspiraciones; en 1793 fue descubierta en Guadalajara la sublevación encabezada por José Antonio de Montenegro y en la que participaron 200 criollos; en 1796 los escritos subversivos circularon profundamente, tras la apertura de los puertos novohispanos a las flotas mercantes no españolas; en 1801 el caudillo nayarita Mariano, pretendiendo restablecer el imperio Azteca se sublevó en occidente; pero el detonante mayor fue la noticia de que las tropas napoleónicas controlaban España y que Carlos IV y Fernando VII habían sido despojados de la corona.

Ante este suceso, la opinión pública se dividió en dos corrientes, una se declaró frenéticamente leal al monarca destronando y pretendiendo que el virrey Iturrigaray gobernara en su nombre mientras se restituía la autoridad legítima; la opositora, sostenida por el ayuntamiento de la ciudad de México, estaba de acuerdo en esperar el regreso del monarca, pero pretendía que la soberanía debía recaer en el pueblo. En un principio la corriente liberal gano fuerza, pero una noche hubo una rebelión encabezada por el rico comerciante Gabriel de Yermo, él y 300 hombres asaltaron el palacio virreinal e hicieron prisionero al propio virrey. Los movimientos de conspiración se habían apoderado de los criollos en todo el país. Apenas había sustituido Lizana y Beaumont en el cargo de virrey a Pedro de Garibay (jul. 19 de 1809), cuando fue denunciada la conspiración que en Valladolid encabezaron García de Obeso, Michelena y Santa María. Así mismo, pequeñas conspiraciones fueron descubiertas en todo el país en los meses siguientes.

La Guerra de Independencia

La convocatoria para el congreso constituyente, que en dos años mas tardes promulgaría la constitución de Cádiz, no hizo sino exaltar los ánimos de los criollos; sin embargo, los preparativos de la conspiración de Querétaro estaban muy adelantados. Cuando los conspiradores de Querétaro fueron denunciados por Ariad y Juan Garrido, no les quedo a los comprometidos otro camino que el de las armas. Avisados por un mensajero de Josefa Ortiz de Domínguez, Hidalgo y Allende conferenciaron el día 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores y enterados esa misma noche por Aldama de la gravedad de la situación, acordaron lanzarse a la lucha armada. La guarnición española fue rápidamente sometida, los presos fueron puestos en libertad, e Hidalgo tras echar a vuelo las campanas de su parroquia, pronuncio lo que pasaría a la historia como el grito de Dolores: “No existe ya para nosotros ni el rey ni los tributos; esta gabela vergonzosa, que solo conviene a los esclavos, la hemos sobrellevado hace tres siglos como signo de tiranía y servidumbre…Llego la hora de nuestra emancipación; a sonado la hora de nuestra libertad…” Al frente de un improvisado contingente, armado en su mayoría con palos y azadones, Hidalgo se desplazo hasta San Miguel el Grande, en el camino abandero a sus huestes en Atotonilco con una imagen de la virgen de Guadalupe, marchó después sobre Celaya, a la que entro pacíficamente y organizo el ataque a Guanajuato (entonces la tercera ciudad del país en importancia), después del heroico sitio de Guanajuato siguió sobre Valladolid, que se rindió pacíficamente (oct. 17), y obligo al cabildo catedrático a levantar el edicto de excomunión dictado en su contra por el obispo Abad y Queipo. Mientras tanto, la insurrección se había levantado en armas: Iriarte en León y Zacatecas; Herrera y Villerías en San Luis Potosí; Casa en Texas; Ortiz, López, Villagrán y Sánchez en el centro del país y, el mas importante José María Morelos en el sur. Tras haber reorganizado su ejército, aun armado principalmente con palos, machetes y azadones, Hidalgo marcho con rumbo a la ciudad de México enfrentándose con el ejercito realista en Monte de las Cruces, dio la primera gran batalla y salió triunfador; pidió entonces hablar con el virrey, pero antes de recibir respuestas, cuando sus huestes ya se encontraban en Cuajimalpa, ordenó la retirada. Su ejercito y el de el general realista de Calleja se encontraron casualmente en Aculco, se generalizo la batalla, las tropas insurgentes fueron diezmadas y los jefes tuvieron que dispersarse. Hidalgo se dirigió a Valladolid, pero en el camino se entero que las tropas de José Antonio Torres habían tomado Guadalajara y cambio sus planes; Allende, que en principio se había guarnecido en Guanajuato, se unió a su jefe en la capital tapatía; mientras tanto, Calleja recupero Guanajuato y el realista Cruz tomó Valladolid. Entonces contra el parecer de sus lugartenientes, Hidalgo decidió jugarse todo en una sola batalla, esta fue en las cercanías de Guadalajara, provocando que los insurgentes fueran nuevamente derrotados. Los caudillos iniciaron la huida, trataron de llegar a la frontera con los Estados Unidos, país al que pensaban solicitar ayuda y armamento. Al llegar la comitiva a Acatita de Baján, hoy municipio de Castaños, Coahuila, los jefes rebeldes fueron detenidos y conducidos a Monclova y Chihuahua para ser sentenciados y ejecutados, posteriormente sus cabezas fueron exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas.

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