PARADIGMAS EN CIENCIAS DE LA EDUCACION
CHOIALESER3 de Diciembre de 2013
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CARACTERIZACIÓN DEL PARADIGMA CONDUCTISTA
INTRODUCCIÓN
En los capítulos anteriores revisamos la historia y el estatuto epistemológico de la Psicología de la Educación, señalamos que una de las características principales de esta es su naturaleza multiparadigmática. Dentro de los paradigmas vigentes de la disciplina, el que se ha mantenido durante años y por ende tiene mayor tradición dentro de la disciplina, es el denominado CONDUCTISTA. Este paradigma es uno de los que más proyecciones de aplicación ha generado en la Psicología de la Educación. Dentro de las dimensiones de la disciplina, que más se ha visto desarrollada por la presencia del paradigma es la técnico-práctica.
El paradigma psicoeducativo conductista, está basado principalmente en la concepción de la hipótesis de extrapolación-traducción que revisamos anteriormente. El paradigma psicoeducativo conductista, es el llamado análisis conductual aplicado a la educación, el cual simplemente es un campo de aplicación que se erige sobre los principios de la investigación básica conductista, obtenidos en escenarios artificiales. Dichos principios simplemente son extraídos y traspolados a las distintas situaciones educativas.
Para caracterizar el paradigma conductista y sus aplicaciones educativas vamos a retomar los cinco componentes que revisamos en el capítulo anterior.
Antecedentes:
El enfoque conductista tuvo sus orígenes en las primeras décadas del presente siglo. Fue J. B. Watson su fundador, quien expuso su programa y concepción a partir de un texto seminal escrito por él en 1913 denominado "La psicología desde el punto de vista conductista". Watson, de formación funcionalista (Escuela de Chicago), supo leer los tiempos de aquellos años al proponer un nuevo planteamientto teórico- metodológico cuyas principales influencias, en boga por aquellos años, fueron: una concepción fixista del darwinismo, el empirismo inglés, la filosofía pragmatista y la concepción positivista de la ciencia (ver Chaplin y Krawicc, 1979; Yaroshevsky, 1979).
Según Watson, la Psicología, para alcanzar un estatuto verdaderamente científico, debía de dejar de ocuparse del estudio de la conciencia (los procesos inobservables) y nombrar a la conducta (los procesos observables) como su objeto de estudio.
Asimismo sería necesario rechazar el uso de métodos subjetivos como la introspección y utilizar en su lugar, métodos objetivos como la observación y la experimentación, utilizados por las ciencias naturales (ver Rubinstein, 1974).
El conductismo, desde sus inicios, aparentemente rompía radicalmente con muchos de los esquemas de la Psicología precedente, aunque a decir verdad existían importantes antececedentes dentro de la Psicología (i.e., Pavlov y Thorndike, entre otros) los cuales fueron tomados por los conductistas como base sólida para su trabajo teórico- metodológico.
El planteamiento watsoniano tuvo un buen acogimiento en los círculos y logró un éxito casi inmediato, sobre todo en los años veinte. Diez años después del manifiesto conductista de 1913, el conductismo de Watson rápidamente se diversificó, contándose por esos años de un grupo numeroso de escuelas disímiles entre sí (v. Pozo, 1989; Rubinstein, 1974). Algunos años después se desarrolló en pleno el movimiento neoconductista, con cuatro derivaciones que disputaban la supremacía académica. Estos cuatro nuevos planteamientos fueron: el conductismo asociacionalista de E. Guthrie, el conductismo metodológico de C. L. Hull, el conductismo intencional de E. L. Tolman y finalmente el conductismo operante de B. F. Skinner.
Con el paso de las décadas, especialmente durante los años cuarenta hasta los sesenta, el conductismo skinneriano se desarrolló y protagonizó la escena académica al grado de constituirse como la corriente hegemónica dentro de la disciplina psicológica.
La propuesta skinneriana, también llamada Análisis Experimental de la Conducta (AEC), se ha caracterizado por hacer una feroz defensa de los aspectos más radicales de la corriente conductista (el antimentalismo y el ambientalismo extremo). Según el autor norteamericano, la conducta de los organismos es explicada a través de las contingencias ambientales, negándose toda posibilidad causal-explicativa a los procesos internos de naturaleza mental.
A partir de los sesenta, el paradigma conductista comenzó a acumular una serie de anomalías, difícilmente explicables desde la óptica ortodoxa y la corriente dejo de tener la fortaleza como tradición de investigación, que hasta entonces ostentaba. Pero el conductismo, al parecer no ha finiquitado su presencia en la Psicología, bajo la inspiración de los escritos del tenaz Skinner. Actualmente, así como siguen existiendo conductistas operantes, igualmente han comenzado a aparecer desde hace varios años, variantes híbridas dentro del conductismo que reflejan las influencias de otros paradigmas como son el enfoque cognitivo conductual (v. Mahoney, Zimmerman), las teorías del aprendizaje social (Bandura), los estudios sobre cognición animal (Rescorla), etc. (v. Pozo, 1989).
Hay que reconocer que la obra de Skinner es sin duda uno de los grandes hechos históricos de la Psicología de ese siglo. Al grado tal que cuando se habla de conductismo, se piensa enseguida en la fígura del psicólogo norteamericano. El conductismo skinneriano, es el conductismo por antonomasia. Una variante del AEC lo constituye el Análisis Conductual Aplicado (ACA), que se refiere a las aplicaciones de las leyes y principios encontrados en la investigación básica con organismos infrahumanos a escenarios reales (Baer, Woolf y Risley, 1974). Dentro de ellos, el campo de la educación ha sido uno de los preferidos por los conductistas, donde sin lugar a dudas se han realizado un sinnúmero de trabajos de intervención. Por tal motivo en la presente exposición, nos centraremos en las aplicaciones del AEC (el ACA) al campo y dimensiones de la educación.
Problemática.
La problemática de la aproximación conductuales es inequívoca: el estudio descriptivo de la conducta. Dicha problemática ha interesado a todos los conductistas, en todas sus variantes y en particular al esquema skinneriano. El espacio de problemas en que ellos ubican todo su trabajo de investigación y análisis es el estudio de la conducta y sus determinantes, los cuales para ellos son de tipo externo-ambiental.
Al estudiar a la conducta de los organismos, debemos asegurarnos de definirlas en términos observables, medibles y cuantificables. Los procesos inobservables, por tanto, salen fuera de la problemática de investigación y análisis de los conductistas.
El estudio de la conducta ha de realizarse por métodos experimentales y los fines del trabajo "teórico" (en esta perspectiva existe una actitud profundamente antiteórica) y de investigación, son el descubrir los principios y leyes por los cuales el medio ambiente controla el comportamiento de los organismos (Reynolds, 1977).
Por tanto, los objetivos del conductismo operante son la investigación y análisis de las relaciones y principios entre los eventos ambientales (estímulos, E) y las conductas de los organismos (respuestas, R) (esquema E-R), para que una vez identificadas estas leyes, se logren objetivamente la descripción, predicción y control de los comportamientos.
Fundamentos epistemológicos.
El conductismo se inserta en la tradición filosófica del empirismo. De acuerdo con esta postura, el conocimiento es una copia de la realidad, el cual es simplemente acumulado por simples mecanismos asociativos.
Enmarcándonos en el clásico problema epistemológico del sujeto y el objeto de conocimiento, el sujeto cognoscente del empirismo es un ente pasivo, una "tabula rasa", un "libro en blanco", donde se imprimen las anotaciones deterministas del objeto. Recordemos que según los empiristas, el conocimiento está compuesto de las sensaciones (materia prima de las impresiones del objeto), las ideas (copia directa de las sensaciones) y de las asociaciones entre ellas .De cualquier manera el origen del conocimiento, está en las sensaciones e impresiones que son meras copias o reflejos de la realidad, por lo cual se descarta la posibilidad de que cualquier reducto racionalista tenga una participación activa en la determinación de las conductas del sujeto.
De la corriente empirista, el conductismo ha heredado tres de sus características definitorias: el ambientalismo, el asociacionismo y el anticonstructivismo.
El conductismo es profundamente ambientalista en tanto se considera que es el medio ambiente (físico predominante, aunque también el social) quien determina las formas en que se comportan los organismos. El aprendizaje de los organismos est a expensas de los arreglos ambientales (vg. las contingencias y relaciones entre estímulos antecedentes y/o consecuentes, con las conductas de los organismos), y en ese sentido en un momento determinado, pueden arreglarse las condiciones externas para que el sujeto o aprendiz de conocimientos modifique sus conductas en un sentido determinado. En consecuencia, la concepción ambientalista extrema, supone al mismo tiempo, la noción de un sujeto cognoscente o aprendiz pasivo, receptor de las influencias externas.
De
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