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POLITICAS PUBLICAS

serenegesis29 de Enero de 2012

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Definiciones de Políticas Públicas

Las Políticas Públicas son las acciones de gobierno, es la acción emitida por éste, que busca cómo dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad, como señala Chandler y Plano, se pueden entender como uso estratégico de recursos para aliviar los problemas nacionales.

El estudio de las Políticas Públicas como bien plantea Pallares (la cual es una visión anticuada para otros autores), debe realizarse, plantearse bajo tres cuestiones:“Qué políticas desarrolla el Estado en los diferentes ámbitos de su actividad, cómo se elaboran y desarrollan y cómo se evalúan y cambian”. “Analizar Qué hacen los gobiernos, Cómo y Por qué lo hacen y Qué Efecto produce.” Estas sencillas preguntas nos pueden servir como una sencilla guía para ir analizando una Política Pública, sin aún entrar en terminología económica o política compleja.

Definición muy ligera pero comprensible de lo que son las Políticas Públicas

Las Políticas Públicas se pueden entender como el ámbito privilegiado de realización del “pacto” entre Estado y sociedad. Un nuevo papel del Estado, en el sentido de hacerlo más ágil y organizador. Aquí podemos rescatar el sentido participación entre estos dos actores, pero el objetivo final de beneficio a la sociedad es como lo veremos más adelante un punto que muchas veces queda olvidado, de aquí el fracaso de muchas Políticas Públicas.

Cabe resaltar que no todo es asunto público y de lo público no todo se convierte en política y, actualmente asuntos públicos están siendo atendidos solamente y únicamente por el gobierno.

Las Políticas Públicas son “el conjunto de actividades de las instituciones de gobierno, actuando directamente o a través de agentes, y que van dirigidas a tener una influencia determinada sobre la vida de los ciudadanos”. Pallares señala: las Políticas Públicas deben ser consideradas como un “procesos decisional”, un conjunto de decisiones que se llevan a cabo a lo largo de un plazo de tiempo. Pallares, al mencionar esa persuasión sobre la población no comenta si es de índole positiva o negativa, pero podemos decir que en ocasiones el bienestar se ve cuestionado en una política restrictiva o de imposición fiscal por ejemplo, logrando ciertamente esa modificación conductual. Aunque la mayoría de las Políticas Públicas tienen un impacto directo en el bienestar de la población.

Lo que genera profundo interés en el estudio de la materia que estamos tratando es al generarse una propuesta, inmediatamente surgen los actores integrantes, donde unos apoyan y otros se oponen; de esta manera surge la necesidad de negociar y realizar acuerdos.

Las Políticas Públicas tienen que ver con el acceso de las personas a bienes y servicios. Consisten, precisamente, de reglas y acciones que tienen como objetivo resolver y dar respuestas a la multiplicidad de necesidades, intereses y preferencias de grupos y personas que integran una sociedad. Esto es lo que generalmente se conoce como “agregar demandas”, de forma tal que al final, las soluciones encontradas permitan que personas y grupos coexistan a pesar de sus diferencias.

Generalmente se tienen instrumentos para plantear e impulsar las Políticas Públicas, dependiendo del tipo de actores que intervienen éstos pueden variar. Para el caso del gobierno a través de sus instituciones al elaborar una propuesta se basan en los siguientes aspectos:

Las normas jurídicas. Es a través de las normas jurídicas que los poderes públicos autorizan y establecen las actividades que constituyen las políticas, y también, limitan la discrecionalidad en el actuar de los que la elaboran y ejecutan. Es decir, basarse en todo tipo de norma y ley establecida.

Los servicios de personal. Elaborar las políticas requiere infraestructura humana, organizativa y de material.

Los recursos materiales. Destacan principalmente los financieros ya que son lo que suelen ser más restringidos.

La persuasión. Los ciudadanos consideran al gobierno como legítima expresión de la interpretación mayoritaria de los intereses generales de la sociedad. Es por esto, que se debe responder correctamente a las demandas sociales, ya que el gobierno como ente debe velar por los intereses de los que están bajo su tutel

Políticas gubernamentales

Políticas gubernamentales

Francisco Velasco Zapata

Según la definición clásica y moderna la palabra política deriva del adjetivo de polis (politikós) que significa todo lo que se refiere a la ciudad, y en consecuencia ciudadano, civil, público; también sociable y social. De esta manera “política gubernamental” equivaldrá -así lo podemos acordar- a decisiones públicas, decisiones de gobierno, políticas gubernamentales, las cuales, tienen implicaciones directas e indirectas en la relación gobernantes-gobernados. Luis F. Aguilar afirma que “no deja de ser extraño que en el proceso de elaboración de las políticas (popularmente conocidas como “políticas públicas”, aunque por definición toda la política es pública) la hechura de las políticas, haya sido poco estudiado. Y no deja de extrañar porque gobernar un estado es elegir ciertos valores y criterios, ciertos objetivos y medios, ciertas rutas estratégicas de acción, ciertos actores, ciertos procedimientos, tiempos e instrumental” (Cfr. Luis F. Aguilar Villanueva, Coordinador, “La hechura de las políticas”, 2ª reimpresión, México, Porrúa, p. 15).

Una vez definido, pactado, el significado de políticas gubernamentales nos podríamos preguntar ¿Por qué México ha avanzado en la historia de su crecimiento y desarrollo sin un rumbo que nos permita tener claridad de hacia dónde nos dirigimos en cuanto economía, o como sociedad, como Estado-nación? ¿Porqué contamos con un entramado tan complicado de leyes, reglamentos; normas, circulares y nadie dentro del gobierno ha involucrado con seriedad a la ciudadanía en la toma de decisiones, excepto para la foto o el lucimiento? ¿Alguien dudaría que el ejercicio de la administración pública, la política, la dirección del Estado esta íntimamente ligada a la relación entre gobernantes y gobernados, a la relación entre quienes pagan impuestos y quienes los administran, a la relación entre quiénes presuntamente mandan y presuntamente tienen que obedecer? ¿Alguien pondría en duda que esta relación nunca ha sido estática o sin altibajos? ¿Quién podría negar abiertamente, públicamente, que los ciudadanos libres, los que no tienen partido, también deben participar en la toma de decisiones? ¿Alguien dentro del gobierno o fuera del mismo podría negarse a que a casi doscientos de nación “independiente” persisten vigentes los anhelos ciudadanos que buscan leyes justas e imparciales, uso eficaz y equitativo de los recursos públicos? ¿Habrá alguien en esta época que le niegue a la ciudadanía el derecho no dado, mucho menos ejercido, de vigilar el uso de los recursos públicos generados de los impuestos pagados?

¿Quien dentro del gobierno se podría oponer de cara a la nación, al pueblo, a la ciudadanía o los medios de comunicación respecto a la necesidad -cada día más apremiante- de contar con un eficaz y eficiente sistema de rendición de cuentas de la administración pública en sus tres niveles de gobierno que penalice eficazmente la corrupción y trascienda a la impunidad? Es evidente que los anhelos ciudadanos se enfrentan día a día, año con año, sexenio tras sexenio a la triste y terca obsesión de la neoconservadora “realpolitik”, (basada más en intereses prácticos que en la teoría, la ética, o las leyes). Ideales que se topan a la mala administración pública que no planea, no programa y generalmente termina improvisando y dilapidando conforme al humor y carácter del mandatario en turno. No obstante, ello no significa que se debe retroceder o quedarse inmóvil frente a esos fenómenos. Tampoco hay razón para dudar que persistirán las decisiones inconsultas y sin controles, las adjudicaciones de contratos sin licitación; o aquellas que en nombre la “nación” le hacen el favor a los intereses privados o de grupo, algunas veces nacionales, pero generalmente a extranjeros. Tampoco faltarán los programas de gobierno incorregiblemente descuidados en la asignación de los recursos públicos.

No obstante frente a todo lo mencionado debe prevalecer el sentido de responsabilidad tanto de gobernantes como de gobernados. Hoy más que nunca los gobernados, los ciudadanos, debemos aprender a transitar del papel de súbditos al de ciudadanos. Sin ello no habrá política o planes de gobierno que mejoren la calidad de vida de los mexicanos. Somos los ciudadanos quienes debemos aprender para que el gobierno obedezca y cumpla su papel asignado en las leyes. Debemos reconocer primero nuestra falta de conciencia de nuestro carácter ciudadano, no de súbditos o esclavos y, luego, transformar nuestra actitud pasiva y excesivamente tolerante frente a las fallas del gobierno. Nunca es tarde para empezar.

http://politicamexiquense.blogspot.com/2009/12/politicas-gubernamentales.html

Estado del bienestar

Para otro concepto similar pero diferenciado en su origen y uso en la bibliografía, véase Estado social.

Estado del bienestar o Estado providencia (en inglés welfare state) es un concepto de las ciencias políticas y económicas con el que se designa a una propuesta política o modelo general del Estado y de la organización social, según la cual el Estado provee ciertos servicios o garantías sociales

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