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Partido Nacional Revolucionario


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2013  •  2.580 Palabras (11 Páginas)  •  464 Visitas

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FUNDACION DEL PNR

“Con la muerte de Obregón ha quedado cerrado en nuestra historia el ciclo de los caudillos militares y ahora si va a comenzar la vida institucional de México” -señaló el presidente Calles en su último informe de gobierno. El Jefe Máximo pretendía materializar un proyecto que ocupaba sus pensamientos desde tiempo atrás: aglutinar a todas las fuerzas sociales del país a través de un partido revolucionario único y el momento llegó en enero de 1929, cuando se hizo pública la convocatoria oficial donde se invitaba a constituir el Partido Nacional Revolucionario.

La presencia de Calles al frente del comité organizador despertó suspicacias en varios sectores políticos por lo que se apresuró a presentar su dimisión al cargo anunciando su retiro de la política para dedicarse exclusivamente a su vida privada. Desde luego mentía. Cobijado por las sombras de la política mexicana afinó las piezas y los mecanismos de lo que sería su “maximato”. Uno de los elementos fundamentales era el nuevo partido, a través del cual repartiría el poder a su antojo. “Si la quieren, fórmense”, decía el viejo caudillo al referirse a las ambiciones que despertaba la silla presidencial.

Para garantizar que el partido funcionara como lo tenía planeado, era necesario que estuviese controlado por gente identificada plenamente con el callismo. Si bien Aarón Sáenz representaba los intereses de los viejos obregonistas –que tras la muerte de su caudillo habían quedado sumergidos en una especie de limbo político- , también podía asegurar la continuidad del proyecto callista y el Jefe Máximo favoreció inicialmente su candidatura. Pero la imposición no fue bien recibida por los caciques militares y decidieron presionar casi hasta llegar al límite de la rebelión. El Jefe Máximo comprendió lo delicado del asunto y en un acto de magia callista, sacó de su manga un as: un segundo candidato –desconocido, gris y manipulable-: Pascual Ortiz Rubio, embajador de México en Brasil.

Todo parecía indicar que México entraba a una etapa institucional y que la justa por la candidatura presidencial se resolvería democráticamente. Pero la realidad no correspondía a los hechos. En los primeros días de marzo, en que se iniciaban los trabajo de la Convención del PNR en la ciudad de Querétaro, los diputados y delegados asistentes ya habían recibido “línea” de Calles para impulsar el triunfo de Ortiz Rubio. Sin más, la Convención debía convertirse en una aplanadora en favor de don Pascual.

El temor de los queretanos se manifestó de inmediato debido a la gran cantidad de armas que traían los asistentes. Las autoridades locales afirmaron que era imposible “despistolizar a los delegados sólo con cuarenta gendarmes”. En las calles hubo varios amagos de riña entre los simpatizantes de cada candidato. “¡Viva Ortíz Rubio”, gritaban unos empuñando sus ametralladoras Thompson. “¡Viva Sáenz!” respondían los otros desenfundando sus armas. La totalidad de asistentes era de poco más de 950 delegados y existen versiones de que por lo menos 800 de ellos estaban con Sáenz.

Calles puso la responsabilidad del triunfo de Ortiz Rubio en manos del diputado potosino Gonzalo N. Santos, quien se apresuró a comprar delegados y curules para que llegado el momento votaran a favor de Ortiz Rubio. Al iniciarse las sesiones, el propio Santos se apersonó en la entrada del recinto para recoger las credenciales de los delegados. Cuando tocó el turno a los partidarios de Sáenz sobrevinieron los primeros choques. Santos y su gente arrebataban las acreditaciones y se las arrojaban a la cara. Los partidarios de Sáenz acusaban a los ortizrubistas de duplicar las credenciales y cuando los delegados guanajuatenses quisieron ocupar sus curules, ya se hallaban ocupadas por otros individuos que portaban mantas a favor de Ortiz Rubio. Luego se supo que se trataban de miembros de la policía reservada de Querétaro, los cuales habían sido colocados por Santos para que suplantaran a los saencistas. Ante lo ocurrido, Aaron Sáenz señaló que no había asistido ahí para ser parte y “celebrar una mascarada” y se retiró del evento pidiendo a sus delegados que hicieran lo mismo.

Sin más obstáculos por enfrentar, la Convención de Querétaro continuó exitosamente sus trabajos que concluyeron con la fundación del Partido Nacional Revolucionario. Pascual Ortiz Rubio fue proclamado candidato a la presidencia de la república por una mayoría abrumadora de más de 850 votos a su favor, pero nadie se tragó la farsa queretana. A pesar de su buen desempeño, Santos no recibió recompensa alguna, al contrario, Calles lo reprendió: uno de los partidarios de Sáenz a quien le fue arrojada su credencial a la cara era su hijo.

Aunque la unidad -voluntaria y obligada- de varios sectores sociales sería piedra angular del PNR y garantizaría su permanencia en el poder, el partido había surgido con un estigma imborrable que un editorialista de la época, con cierto humor, plasmó en una de sus columnas lo que parecía ser una profecía: “nació chueco”.

Cardenismo.

El gobierno del Gral. Cárdenas representa políticamente la conclusión del proceso de institucionalización iniciado en marzo de 1929 con la creación del PNR, al darle a la presidencia la autoridad y autonomía que caracterizan a todo sistema presidencialista. Esta tarea no fue fácil, ya que hubo que enfrentar y vencer al Gral. Plutarco Elías Calles quien se había convertido en el jefe máximo de la revolución. Los factores principales que hicieron posible el triunfo de Cárdenas fueron:

a) La postura conservadora asumida por Calles ante las demandas populares que lo alejó de las organizaciones de trabajadores, uno de los pilares en que descansaba la fuerza del jefe máximo. Ante esta situación la labor agrarista y el contacto constante de Cárdenas con los trabajadores michoacanos, cuando ocupó la gubernatura de aquel estado, alcanzaba un notable contraste que le valió el apoyo popular.

b) La prudencia con que Cárdenas manejó el conflicto religioso ( segunda cristeada), una herencia del callismo que tenía sus orígenes en la reforma al artículo 3º constitucional decrertada en diciembre de 1933. Lo cual evitó una nueva confrontación entre la Iglesia y el Estado, que lo hubiera obligado seguramente, a buscar el apoyo del Gral. Calles propiciando la continuación del maximato.

c) El fortalecimiento del presidente Cárdenas durante la crisis de junio de 1935, al recibir su gobierno el apoyo de múltiples organizaciones de trabajadores, dispuestos a combatir a Calles y a los grupos fascistas organizados por conocidos callistas, como el Gral. Nicolás Rodríguez organizador de los camisas doradas y Tomás Garrido Canabal creador de los camisas rojas.

d) El apoyo de un buen número de los jefes militares.

e) La reorganización del gabinete presidencial expulsando a los callistas y colocando en su lugar a reconocidos cardenistas.

El conflicto entre el presidente Cárdenas y el jefe máximo de la revolución concluye de manera definitiva el 10 de abril de 1936 con la expulsión de Calles, y connotados callistas como: Luis L. León, ex Ministro de Gobernación; Luis N. Morones, ex Ministro del Trabajo y Melchor Ortega ex Gobernador de Guanajuato. Conseguida la autonomía presidencial y contando con el respaldo popular, Cárdenas daría inicio a un amplio programa de reformas sociales.

La Política Social del Cardenismo.

La política social del cardenismo se manifestó claramente a través de sus acciones en materia obrerista, agrarista e indigenista. La movilización obrera estuvo encaminada a promover las huelgas que en un principio sirvieron a Cárdenas para triunfar sobre Calles, y después para dar forma al Estado activo, participante y promotor del desarrollo económico nacional. El punto culminante de este proceso fue la organización de la CTM en 1936, constituyendo el frente único de trabajadores, uno de los sólidos pilares de la política cardenista. Cárdenas desplegó una intensa actividad obrerista durante los primeros cuatro años de su gobierno; hacia 1939, cuando su política de masas había rendido frutos, comenzó a disminuir la movilización con el fin de dirigir el fomento hacia el sector empresarial, cuya organización también fue promovida por el gobierno cardenista.

La política indigenista. Uno de los objetivos del indigenismo cardenista era lograr la incorporación de los indígenas a la cultura y a la economía nacionales, pero a diferencia de programas anteriores, la nueva perspectiva planteaba la necesidad de proporcionarle al indio los elementos de la ciencia y de la técnica para que enriqueciera los recursos que su medio le proporcionaba, sin desarraigarlo de su medio, pero sobre todo en un marco de respeto a sus costumbres y tradiciones. Tal empresa no era cosa fácil ya que el México indígena no era una entidad unificada, sino una multitud de comunidades rurales disgregadas y separadas entre sí por la geografía, por los dialectos y por las distintas costumbres. Estas condiciones de aislamiento físico y cultural constituían un serio impedimento para lograr su incorporación a la Nación, además se tenía que luchar contra el analfabetismo, el alcoholismo y las enfermedades, males endémicos causados por siglos de marginación. Sin embargo, Cárdenas tenía la certeza de lograr una gradual incorporación pues tenía la firme convicción de que los indios sí estaban interesados en su mejoramiento, y la apatía que parecía ser una característica de esta raza, sólo era producto de la desconfianza, que nace y se nutre a través de siglos de olvido y marginación.

Por lo anterior, el gobierno creó el Departamento de Asuntos Indígenas y dio impulso a la investigación etnológica, para lo cual se fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los avances fueron significativos, sin embargo no fueron suficientes para resolver la marcada desigualdad en que vivían las comunidades indígenas del país, por lo que la obra cardenista requería de nuevos esfuerzos de gobiernos posteriores.

La educación. Al iniciar Cárdenas su gobierno ya encontró reformado el artículo 3º constitucional, que establecía que la educación que impartiera el Estado sería socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatiría el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizaría sus enseñanzas y actividades en forma tal que permitiera crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo. La reacción popular es violenta y no es sólo por parte de la Iglesia, un gran sector del pueblo mexicano se opone a la implantación del socialismo en la educación; prueba de ello son los múltiples artículos publicados en diferentes diarios en la capital y otras ciudades del interior; las manifestaciones en contra de la educación socialista más encendidas, con saldo de algunos muertos, se dieron en Puebla, Jalisco, Michoacán, Morelos y Zacatecas. A pesar de las muestras de oposición, Cárdenas apoya la reforma constitucional y niega que la escuela socialista sea agente de disolución familiar y que pervierta a los hijos apartándolos de sus padres, por el contrario, afirma que reafirma la conciencia solidaria de clase y tendrá una clara misión desfanatizadora, luchando no contra la religión, sino contra el fanatismo.

La ley que reglamentaba la aplicación de la reforma constitucional se elaboró hasta 1939, con evidentes lagunas y confusión en su aplicación, considerando la escasa preparación del magisterio, especialmente de las áreas rurales. Es evidente la anarquía existente creada por aquéllos que buscan cumplir con el mandato constitucional y otros que no entienden qué implica la enseñanza socialista y más aún como aplicarla en sus métodos pedagógicos. La educación socialista está vigente hasta 1945 en que las nuevas condiciones políticas y sociales determinan la necesidad de volver a reformar el artículo 3º constitucional.

La Política de Masas del Cardenismo.

Las alianzas establecidas por Obregón con las clases populares encuentran su conclusión en la política de masas del cardenismo, fortaleciendo de manera definitiva al Estado, dándole la fuerza suficiente para llevar a cabo una serie de acciones destinadas a lograr el crecimiento económico y el desarrollo social de México. De la conciliación y el Estado que busca el equilibrio entre clases antagónicas, se pasa al Estado rector de la actividad económica y social, buscando mejorar el nivel de vida de la clase trabajadora con acciones claras y directas que despertaron el temor de los propietarios mexicanos y extranjeros, que con razón pensaban en el establecimiento del socialismo. Sin embargo ahora, la relación con las clases trabajadoras no tiene propósitos únicamente políticos, también hay proyectos económicos que sólo se pueden lograr con la participación entusiasta y decidida de la clase trabajadora; de esta forma Cárdenas logra concientizar a los trabajadores de su importancia como agentes de cambio económico y social, para dar cabal cumplimiento a las medidas dictadas mas no cumplidas en la Constitución de 1917. Una de las acciones emprendidas para convertir a los trabajadores en socios disciplinados del Estado fue la reorganización del movimiento obrero, convertido en factor de inestabilidad debido a las constantes luchas internas que se venían dando por el control del mismo, entre diferentes organismos sindicales, destacando los enfrentamientos entre la CROM, sólido pilar del maximato, la CGT de tendencia anaraquista, la CSUM, apoyada por el partido comunista y la recién creada CGOCM dirigida por Vicente Lombardo Toledano, líder de ideas socialistas que encuentra en la política de Cárdenas un espacio favorable donde desarrollar su plataforma ideológica, que abarcaba el ámbito sindical y educativo. En este contexto Cárdenas decide unificar al movimiento obrero para lo cual impulsa la creación de una nueva central obrera que surge en febrero de 1936 con el nombre de Confederación de Trabajadores de México ( CTM ) cuyo lema refleja su ideología de izquierda acorde con el régimen cardenista, “ por una sociedad sin clases” . Esta nueva organización sindical constituía el frente único de trabajadores que Cárdenas había planeado para que se convirtiera en sólido pilar de su política de masas y fue el instrumento de que se valió para movilizar a las masas obreras en apoyo del Estado.

La UNAM en breve

1910, origen y organización de la Universidad Nacional de México

Ahondar en la fundación de la Universidad Nacional de México es encontrar los orígenes de una identidad, como de los valores sustantivos que por décadas ha defendido el universitario, valores que aún hoy rigen a la reconocida “máxima casa de estudios”. Si hay algún personaje al que se debería dar crédito en la construcción de tan emblemática institución es, sin duda, a Justo Sierra Méndez, profesor por décadas de la Escuela Nacional Preparatoria y Secretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes durante el último periodo presidencial del General Porfirio Díaz.

El año "1910" supone una fecha y una posibilidad, la de consolidar, desde el Ministerio de Instrucción, la puesta en marcha de una “nueva” Universidad, con un objetivo claro y expresado por el mismo Sierra: “mexicaneizar” el conocimiento.

La iniciativa de la creación de la Universidad Nacional de México, inicia el 26 de abril de 1910, cuando Sierra definió los ejes bajo los cuales se organizaría ésta, y se da a la tarea de presentar las razones que obligaban a su fundación, a los diputados. La fórmula que les presenta era simple: jurídicamente el Estado, a través de sus instituciones, daría el visto bueno y estaría al tanto de las funciones universitarias, pero al interior la Universidad se regiría por su propia dinámica. Sierra fue lo bastante hábil para distinguir entre la esfera del quehacer científico y el campo de acción político del gobierno. Lo que se verá reflejado en la Ley Constitutiva de Universidad, expedida el 26 de mayo de 1910.

Los esfuerzos discursivos de Justo Sierra se encaminaban a deslindar al nuevo proyecto universitario del anterior, al mismo tiempo que buscaba, en la experiencia pasada, un punto en común, el origen, tal vez, de la consecución de una obra; la educativa. Por tal motivo recurrió al carácter laico que cobraría la nueva institución y se apegó al método científico como única vía para alcanzar el conocimiento.

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