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Pensamiento Sobre La Educación


Enviado por   •  9 de Marzo de 2014  •  1.961 Palabras (8 Páginas)  •  449 Visitas

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Introducción

Locke siempre estuvo relacionado con el entorno educativo, quizá por ello se preocupó por la filosofía del conocimiento concluyendo dos ideas básicas: el conocimiento tiene por materia las ideas y la educación es lo único capaz de formarte provocando las diferencias sociales. Esta segunda reflexión no implica que Locke, como muchos han defendido, proponga una educación universal. Es más, sus teorías son todo lo contrario, ya que considera que el conocimiento debe quedar limitado a quienes tienen tiempo libre para aprovecharlo y la educación debe estar al servicio de los ciudadanos; por ejemplo, todos deben aprender a escribir y hacer cuentas adecuadamente. Sin embargo, sólo las clases altas se instruyen en las ciencias frente al trabajador, que debe desempeñar correctamente habilidades mecánicas. Por tanto, sus reflexiones pedagógicas están dirigidas al gentleman inglés entendido como un caballero que protege la vida y la libertad y conduce los asuntos de la nación.

Aunque su propuesta no pueda ser considerada universal, sus conceptos pedagógicos sí pueden universalizarse. En este sentido, destaca su aversión al castigo y su enfrentamiento a los ideales renacentistas. Frente al concepto que actualmente entenderíamos en la frase “la letra con sangre entra”, Locke propone disciplina y severidad para conseguir unas costumbres éticas en el estudiante, al que se castigará con la vara en raras ocasiones sólo después de que un discurso razonado terminase en fracaso. Por otro lado, el empirista inglés no está de acuerdo con la herencia educativa renacentista, que propone la recuperación de la cultura clásica y una formación basada en el latín, la lógica, la retórica y la gramática. Locke reivindica que “un joven caballero viese estas reglas por los sistemas más cortos que se pueda encontrar, sin dedicarse mucho tiempo a examinar y estudiar esta clase de formalidades”.

Desarrollo

Pensamientos sobre la educación es un trabajo que reúne, como suponemos desde el título mismo, algunas ideas que procuran abordar las variadas dimensiones que son constitutivas de la naturaleza humana (que es modificable en virtud de la educación), desde los modos de subjetividad en que se inscribe John Locke y su obra (Inglaterra, 1693).

De allí la importancia de leer los planteamientos del texto con precauciones necesarias:) se trata de ideas sobre la educación de los hijos de los caballeros, no de cualquier ciudadano; las reflexiones están orientadas a la educación de los hombres, no de los hombres y las mujeres en un mismo nivel; los planteamientos giran en torno a una educación que es doméstica, más que escolarizada; el autor trata permanentemente de llevar sus ideas a la vida práctica, en un esfuerzo que termina en proponer métodos que pretenden solventar una educación multidimensional, cuyo ámbito de materialización es justamente el mundo social y de la vida.

Nos dedicaremos aquí a la preocupación recurrente en el texto de la educación para el mundo social y la vida, por tratarse de un planteamiento que atraviesa el texto y que es hoy vigente cuando aparecen las preguntas por la educación.

En los pensamientos de Locke, la educación se orienta a la construcción de la virtud. Se es virtuoso en tanto las acciones, como también las omisiones (el caso de la prudencia, por ejemplo), sean recibidas con beneplácito en el mundo social de los hombres que son objeto de esa educación. La virtud es un fin que consiste en incorporar “los principios de justicia, de generosidad y de templanza, unidos a la reflexión y a la actividad” , todo esto con el propósito de que los hombres puedan “gobernarse a sí mismos en el mundo”. Este “gobierno de sí”, sin embargo, es una conquista que demanda, además de la virtud, “la prudencia, las buenas maneras [la urbanidad o civilidad como anota el editor de la obra] y la instrucción”. De modo sorprendente (al menos en una lectura desprevenida), la instrucción ocupa un lugar menor en las ideas de Locke, como él mismo reconoce en el corto apartado que dedica a ella .

Por supuesto, lo que hemos identificado como “el mundo social y de la vida”, no es otra cosa que todo aquello que Dios ha creado; así pues, se trata de una educación que aspira a un “gobierno de sí” dentro de los límites Divinos. El hombre virtuoso es corresponsable con la imagen de Dios.

El acceso a conocimientos que provienen de las ciencias, o lo que hoy identificamos como disciplinas, es un asunto propio de la instrucción. Sin embargo, es responsabilidad de los preceptores en tanto “institutores” (no así “instructores”), antes de ser buenos enseñantes de las lenguas o la lógica, ser amplios conocedores del mundo, de los vicios y de la diversidad de carácter entre los hombres.

El preceptor es ante todo un experto en todos los asuntos que requiere la conducta, que es aquello necesario para comportarse con los otros, o como indica Locke, “los hábitos para la convivencia social”. Aunque acceder a la lectura y la escritura, cuando los niños están en condiciones de ello, son aspectos complementarios de una instrucción adecuada, es preciso haber consolidado algunas cualidades que le permitan accionar desde conductas tan favorables y dignas, como es menester de un caballero que se ha educado para conocerse a sí mismo y de algún modo, a los otros como él e incluso a quienes lo son menos.

En este marco, es apenas natural que la educación defendida por Locke esté por fuera de la escolaridad. El ser virtuoso, nos dice, es más importante que “ser un escolar perfecto”; incluso, llama la atención Compayré, en su nota a propósito del escolar nombrado por Locke, que “la palabra scholar, que comienza a hacerse francesa, designa muy especialmente a un hombre de escuela, un pedante” (N. de Compayré. Baste para ello recordar

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