Perfil Humano De Jovenes De Hoy

PERFIL HUMANO DE LA ACTUAL GENERACION DE JOVENES

El anuncio de la fe no se realiza en el vacío. Se vive la propia opción religiosa en un contexto sociocultural concreto. Por esto, con fidelidad a ala revelación de Dios en la historia, el mensaje evangélico debe ser presentado de forma que sea comprendido por los/las jóvenes de hoy. Para ello resulta imprescindible conocer sus valores, sus inquietudes, sus demandas. ¿Cuál es el perfil humano de los/las jóvenes en la España de los noventa?

Hay que partir de una evidencia que no siempre se tiene en cuenta: no existe un mundo de los jóvenes. A éstos no se les puede entender si no es en el seno de la sociedad en que viven. La juventud actual condensa y refleja los problemas y conflictos de una sociedad compleja. Esta complejidad es sentida por los adultos como una amenaza que se cierne sobre sus convicciones. Y es que la realidad se ha hecho inconmensurable. Se busca ansiosamente una fórmula de unificación que haga más soportable el enorme peso de la complejidad. Pero lo real se resiste. Y siembra la vida cotidiana de tensiones e interrogantes.

Es en el seno de esa sociedad compleja donde están creciendo los jóvenes, enfrentándose a una de las consecuencias que más condicionan la comunicación de la fe: la relativización de los sistemas de significado, elaborados colectivamente y transmitidos en los procesos de socialización. Esta relativización implica la crisis generalizada de las instituciones que han sostenido durante décadas la socialización de los individuos. Se cuestionan los contenidos que hay que transmitir, los métodos utilizados, las metas propuestas tradicionalmente.

El pensamiento postmoderno ha intentado elaborar intelectualmente esta situación, centrándose en la crítica de la modernidad ilustrada y de sus sueños fallidos, y elevando al nivel de categorías interpretadoras de la realidad social la desconfianza ante la razón y los grandes relatos, la fragmentación, el relativismo y el desencanto frente a las utopías malogradas. La actual generación de jóvenes está marcada también por los valores postmodernos.

En este contexto de una sociedad compleja y problemática, en la que prevalecen los valores de la postmodernidad ¿cuáles son los rasgos que configuran el perfil de la actual generación de jóvenes?

1. VALORACIÓN DE LO PERSONAL Y LO CONCRETO. Los/las jóvenes de hoy son sorprendentemente realistas. En su vertiente positiva, este realismo les conduce hacia una valoración significativa de lo personal y concreto frente a lo institucional y abstracto. Como contrapartida, gran parte de los jóvenes han renunciado a la utopía de transformar el mundo y son partidarios de un reformismo sensato y posibilista. Por esto presentan escasa atención a los programas políticos que aboguen por soluciones revolucionarias para los problemas sociales. Canalizan las energías reivindicativas propias de la edad hacia objetivos personales y del pequeño grupo.

En la medida en que se identifican más con valores humanísticos como “paz” o “ecología”, que con valores políticos, como “patria” o “partido”, los movimientos sociales tienen aceptación entre los jóvenes. Los problemas sociales que más les preocupan son los que directamente les afectan, como el paro y la droga. En el ámbito del asociacionismo predominan las asociaciones deportivas, lúdicas y/o culturales sobre las de carácter reivindicativo o de influjo social.

La valoración de lo personal se descubre en la actitud de los/las jóvenes frente a las instituciones: las instituciones que les inspiran más confianza son las que están basadas en las relaciones interpersonales. Las instituciones clásicas –parlamento, sindicatos, prensa. Iglesia, etc.- gozan de un nivel medio de aceptación entre ellos. Con la particularidad de que el grado de aceptación aumenta a medida que se les hace patente su dimensión democrática y su cercanía a la vida cotidiana.

Así, pese a lo que después diremos, la familia es hoy una de las instituciones más ampliamente aceptadas, como un lugar de encuentro con personas de las que uno se puede fiar. Diríase que entre padres e hijos se ha hecho una especie de pacto mutuo de convivencia. La otra “institución” basada en las relaciones interpersonales, en la que los/las jóvenes depositan su confianza, es el “grupo de amigos”. Estas dos “instituciones”, que los sociólogos incluyen entre los “grupos primarios”, son los lugares donde los/las jóvenes encuentran los marcos de referencia que dan significado a sus conductas en la vida cotidiana.

2. ACEPTACIÓN DEL PLURALISMO Y ACTITUD TOLERANTE. Los/las jóvenes de los noventa aceptan sinceramente el pluralismo ideológico y social. Sin olvidar algunos brotes aislados de intolerancia y xenofobia, los/las jóvenes están abiertos a lo original y distinto. Son sensibles a la legitimidad y riqueza de las diversas culturas. No se escandalizan ante las diferentes escalas de valores y aceptan con naturalidad las discrepancias. Se ven a sí mismos más libres y más tolerantes que otras generaciones anteriores.

El grado de tolerancia social hacia colectivos marginales es marcadamente alto entre la juventud, reacia a aceptar los prejuicios tradicionales sobre determinados grupos. Pero en España podrán despertarse entre los/las jóvenes sentimientos racistas, si su acceso al mundo del trabajo sigue siendo difícil y aumenta el flujo de inmigrantes.

3. ALTO APRECIO DE LA AMISTAD. La amistad es muy cotizada entre los/las jóvenes. Pasar largos ratos de ocio con los amigos y/o amigas es la actividad más frecuente entre ellos y ellas. Frente a problemas de relativa importancia el/la joven acude a los amigos y/o amigas. El hecho de tener una red de amigos y/o amigas bastante amplia influye favorablemente en su estabilidad emocional e integración social.

Los amigos son equiparados prácticamente a la familia y configuran con ella el marco primario de referencia en su vida cotidiana. Aun en el supuesto de esa equiparación, como “grupos primarios” que son, existe hoy una gran diferencia entre la familia y el “grupo de amigos”. En los años sesenta la vida estaba más volcada en la familia, que emergía como el referente de la identidad de procedencia y el marco donde se trazaban los proyectos personales más importantes. Pero, a finales de los años sesenta, tras los cambios acelerados de la transición cultural y política, los antiguos mensajes de la familia pierden credibilidad. En el proceso de socialización de adolescentes y jóvenes la familia cede su protagonismo a favor del “grupo de amigos”: los/las jóvenes se socializan entre sí. El papel de los amigos

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