Que Es Legitimidad
putamieda17 de Mayo de 2012
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Que es legitimidad
Cuando una norma jurídica es obedecida sin que medie el recurso al monopolio de la ley. Los requisitos que ha de cumplir una norma jurídica para ser legítima son tres: validez, justicia, y eficacia. Esta legitimidad se subdivide en dos: legitimidad formal y material. La formal se entiende como el correcto proceder de los organos estatales con respecto a todos los procedimientos establecidos en el Ordenamiento Juridico. La legitimidad material es aquel consenso(reconocimiento)del pueblo creado en aprobacion de la ley creada o de la actuacion gubernamental.
Si la legitimidad jurídica se refiere a la ley, la legitimidad política se refiere al ejercicio del poder. El poder político que es percibido como legítimo será mayoritariamente obedecido, mientras que el percibido como ilegítimo será desobedecido, salvo que se obtenga obediencia por medio de la violencia del Estado.
No debe confundirse legitimidad política con afinidad política. En democracia, los votantes del partido político perdedor pueden lamentarse por haber perdido las elecciones, pero no por ello desobedecen al nuevo gobierno. Tampoco debe confundirse legitimidad con democracia, puesto que durante la Monarquía Absoluta, por ejemplo, el pueblo consideraba masivamente legítimo al monarca, que no había sido elegido por mayoría.
La legitimidad política se podría entonces definir desde dos perspectivas: la de quien obedece y la de quien manda.
• Desde la perspectiva de quien obedece, será legítimo aquel gobierno que accede al poder (legitimidad de origen) y lo ejerce (legitimidad de ejercicio) cumpliendo los requisitos que los que obedecen creen que tiene que cumplir para mandar.
• Desde la perspectiva de quien manda, será legítimo aquel gobierno que accede al poder y lo ejerce haciendo ver a los que obedece que cumple los requisitos para mandar.
La legitimidad así entendida es un compromiso entre ambos extremos. Desde luego, la teoría de la legitimidad no prejuzga la bondad o maldad de tal o cual régimen político, sino que examina, simplemente, los mecanismos de mando y obediencia. Resta decir que, en términos generales, cuando el poder pierde su legitimidad deja de ser poder, salvo que ejercite la coacción.
Entendemos por legitimidad la creencia en la validez de un determinado orden político, que se vincula con la garantía del cumplimiento del ejercicio de dominación.
Cuando la legitimidad se encuentra en sentido negativo, es decir, que exista carencia, nos encontramos frente al concepto de ilegitimidad. Muchos de los analistas no aceptan este término, y han preferido llamarles "Casos límite".
Respecto del punto de vista interno del sistema, existen tres principales tipos de casos límite que merecen ser conocidos para su análisis.
1. Aquellos que resultan de contradicciones internas de la regla de reconocimiento
2. Los que derivan de su incapacidad para dar solución a los problemas que surgen dentro de ámbito de su vigencia
3. Aquellos que, no obstante su gravedad, son solucionables a través de la regla de conocimiento
Como podemos observar, la legitimidad y la ilegitimidad provienen de diversos factores, la mayoría de ellos de carácter subjetivo. Considero pertinente hacer una nota aclaratoria en este momento: Legitimidad, credibilidad y confianza no son sinónimas. La credibilidad y confianza son factores que inciden en el grado de legitimidad. Si así lo pensáramos, caeríamos en errores de apreciación, el evaluar la legitimidad de un sistema sólo por un aspecto particular. La relación entre ellas depende de las características y fundamentos en los que asienta el sistema su validez. La subordinación de algunos aspectos de la vida política de un Estado a otros, puede ayudar a que la ausencia de confianza no sea relevante para su sostenimiento.
Incluso podemos establecer que un problema de credibilidad y/o confianza cargue con un grado de beneficio. Sin embargo para un estudio detallado de un sistema político, ambas, credibilidad y confianza, se convierten en indicadores para medirla.
Sin embargo, ese estudio tendría que abarcar la mayor cantidad posible de aspectos, no sólo los electorales como la inmensa mayoría piensa, sino su política interior y exterior, que le darán un panorama amplio para someter a evaluación.
Pongamos un caso: Posterior a la crisis económica que se vivió en México de 1995 a la fecha, se intentó culpar al anterior Presidente Constitucional, y aunado a los problemas de fraude electoral que se habían denunciado, se consideró que se vivía una crisis de legitimidad, sin embargo debemos tener en cuenta que existieron una serie de factores que convirtieron a este, hoy odiado personaje, en el presidente mejor preparado como estadista
1. Tenía una amplia capacitación que reflejó en su gestión.
2. En su periodo gubernamental fue que entramos a la globalización al firmar los tratados de comercio con los Estos Unidos de Norteamérica y Canadá.
3. Fue un líder carismático que proyectó seguridad en sus decisiones.
Es importante destacar la enseñanza de este ejemplo. Si somos capaces de ser objetivos, la tan publicada "crisis de legitimidad" nunca existió pues contaba con el apoyo de la mayoría de los mexicanos.
Como podemos observar, es muy difícil que lleguemos a encontrarnos frente a una crisis de legitimidad. Tendría que reunirse una serie de características tales como:
1. Elecciones donde el resultado sea visiblemente fraudulento y comprobado.
2. Una política, tanto interior como exterior, ajena al beneficio de los ciudadanos.
3. La imposición de creencias y valores ajenos a la realidad social.
4. Sistemas de castigo a la oposición.
5. Suicidio moral y corrupción del régimen.
Los "casos límite".
Con anterioridad mencionaba que la llamada crisis de representación ha sido sustituida por los llamados "Casos límite" que son aquellos que se mueven entre la explicación y la mutación de sus sistemas, es decir, aquellos que si bien no han llegado al emotivo concepto de inestabilidad, tienen una amplia posibilidad de acercarse a él, de no tomar las medidas pertinentes.
La gran mayoría de los casos límite, se encuentran en el supuesto de la crisis de legitimidad, que no es otra cosa sino el derrumbe en la estructura constitucional y en la capacidad de rendimiento del gobierno.
También se habla de otras crisis, de identidad, participación, penetración, distribución, entre otras, que ya de manera definitiva instan a clasificarlos ya como un Estado con problemas de ingobernabilidad.
En este sentido, dependiendo del grado de legitimidad observada, depende la estabilidad de los regímenes políticos, así, mientras una legitimidad plena nos conduce a un régimen estable, y una parcial a uno inestable, la ilegitimidad lo convierte en un régimen en crisis.
Ahora bien, la estabilidad política no depende sólo de la legitimidad de las instituciones, sino de la legitimidad personal de los gobernantes. Llegado el momento, la estabilidad es doblemente relativa, respecto de la duración de los elementos que la sostienen, y a su contexto.
La estabilidad política en los regímenes democráticos depende de lo ya anotado anteriormente, mientras que en otras épocas o regiones los cánones pueden ir hasta la represión de los sublevados. Por ejemplo, en la Nueva España la manera de conservar la estabilidad y el orden político fue la conquista religiosa, el castramiento de la ideología propia de los pueblos precolombinos, el encarcelamiento o muerte de los disidentes entre otras medidas propias de la monarquía absolutista.
Legitimidad: Validez que se deriva de concordar con fuentes, criterios y normas de autoridad aceptados. Estos pueden incluir principios morales o políticos, de origen, tradición, religión, duración, así como de la coherencia de procedimientos adecuados con la Constitución y la ley.
Ilegitimidad: Falta de legitimidad
En pocas palabras la legitimidad es el que algo, sea una ley, un gobierno, una acción cualquiera... sea vista como legítima, como aceptada, como algo necesario y bien hecho, nada ilegal.
Por ejemplo la legalización del aborto, que es una ley, en muchos países puede gozar de legalidad, pero no de legitimidad, pues no todos los grupos sociales lo ven como algo necesario, no lo aceptan y lo ven como algo ilegal.
El Estado de derecho es, así, la forma privilegiada en que se expresa la legitimidad de las sociedades modernas. Según el sociólogo alemán de principios del siglo XX Max Weber, las sociedades premodernas se caracterizaban por que el consenso formado alrededor de sus gobernantes no podría haber sido calificado de racional. El poder tradicional era legitimado por el respeto a las costumbres de un orden establecido o por el carisma del líder en una relación personal con los gobernados. Por el contrario, la legitimidad del Estado moderno reposa exclusivamente en un ejercicio del poder de acuerdo con normas generales y abstractas.29 Esta forma de Estado posee, a diferencia de sus antecesoras, una definición racional y legal. Pero debe recordarse que la legitimidad es la expresión política de la aceptación ciudadana de las instituciones públicas. En este sentido, la legitimidad del Estado de derecho depende, en última instancia, de la
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