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Realismo Y Naturalismo


Enviado por   •  5 de Marzo de 2012  •  2.398 Palabras (10 Páginas)  •  1.667 Visitas

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Realismo

La transformación de la industria y el comercio es característica del siglo XIX. Hasta entonces la industria no había dispuesto de fuerza motriz; el obrero no tenía a su servicio más que herramienta y ninguna o pocas máquinas. En general, en cada región y casi en cada población se fabricaba la mayor parte de la mercancía necesaria a sus habitantes, en talleres donde se empleaba un pequeño número de obreros entre ellos el mismo patrón.

El perfeccionamiento de las rotativas y las máquinas linotipos dio nuevo impulso al periodismo logrado con gran rapidez y a bajos precios. Estos no son más que unos cuantos ejemplos; pero en general hay que señalar que tuvieron numerosas e inmensas consecuencias siendo algunas de las principales las siguientes: la comodidad y el bienestar aumentó y la existencia de cierta categoría de obreros fue holgada; la riqueza general creció prodigiosamente y no cesó de crecer por la economía que cada día facilitaba nuevos capitales a empresas nuevas de las poblaciones se desarrollaron prontamente en detrimento de los campos abandonados por los labriegos, atraídos por las fábricas con la esperanza de un salario más elevado. De sus ilusiones y de sus sufrimientos salió el movimiento socialista al que en gran parte contribuyó la imprenta con sus linotipos al permitir a las masas populares información periodística con pocos centavos y el aficionarse a la política con decisión de hacer valer su influencia en ella. Por último, entre los pueblos a las antiguas rivalidades políticas se agregaron las comerciales que darían al traste años más tarde, con la paz de la tierra. Este es a grandes rasgos el panorama que prevalecía en Europa en el siglo XIX.

Antes de llegar a su mitad el siglo XIX se perfila en las diversas literaturas occidentales una reacción contra el Romanticismo, que ha caído ya de estima general. Su ocaso se debió principalmente al desacuerdo existente entre él y la sociedad, una sociedad práctica, vulgar y amante de las calmas y las comodidades. La burguesía, que daba pauta, demandaba tranquilidad, seguridad para el mañana, respeto a los principios morales a fin de que toda la actividad humana pudiera encaminarse hacia la producción, el enriquecimiento y el confort. Frente a la inquietud metafísica, el idealismo apasionado, la violencia sentimental, la fascinación de lo remoto y fantástico, que habían constituido el eje del Romanticismo, se yergue el tono utilitario y decididamente conservador de esa nueva clase que se interesa con preferencia por los problemas de orden práctico y por el análisis objetivo de la realidad; arrastrada por el movimiento económico y el científico que estaba transformando el mundo, acaba por renegar de la literatura que plantaba sus reales fuera de la vida.

La literatura occidental de 1850 a 1890 está presidida por tendencias que acusan una reacción anti romántica. Tendencias que tienen algo o mucho que ver con esa expresión directa de lo real, que constituye la médula del Realismo. El escritor realista sustituye el ansia de penetrar en el misterio de las cosas por la descripción lógica y razonada de la conducta humana y sus circunstancias materiales, los temas exóticos y pintorescos por lo que habitual y circundante, la intuición de lo absoluto y trascendente por el estudio de los cotidianos problemas económicos y sociales. El advenimiento del Realismo trastorna la jerarquía de los géneros literarios. Cae de su alto pedestal la poesía lírica que tan bien se aviniera con el subjetivismo romántico, y pasa a primer plano la novela. La producción novelística es la más importante en cantidad y calidad. Su universalismo, así como su tendencia a cristalizar en una forma relativamente estable, la imponen como género mayor. Es que al poeta inspirado ha sucedido el prosista laborioso; al artista espontáneo y creador, el artesano crítico y afincado en su trabajo.

El realismo presenta en cada país rasgos distintos, siendo en Francia donde le encontramos en su forma más radical y donde con más frecuencia desemboca en el Naturalismo, su límite extremo, basado en la reproducción fidelísima de la realidad, en el análisis descarnado de todos sus aspectos, sin retroceder ante los más groseros y desagradables. Así como el Romanticismo surge como una consecuencia del francés. Las manifestaciones más extremas del mismo surgen en Francia se deben, con frecuencia, a la influencia de este país.

Las nuevas manifestaciones literarias que toman caducos los principios que empezaron a tener vigencia hacia 1800, pueden ser ligadas, con más o menos rigor, a eso que se llama Realismo, tendencia hacia la expresión directa de lo real, del estilo a lo narrado y por otra, de todos los elementos del contenido a las condiciones de la realidad.

“El arte realista es impersonal: el escritos, en contraste con el subjetivismo romántico, suprime su “yo” de todo lo que escribe y se mantiene impasible ante la realidad que copia. Es exacto: No anticipa nada que no pueda ser probado, todos los epítetos están calculados y los sentimientos son sometidos a una especie de análisis químico. Posee el culto de la forma: El lenguaje debe ser trabajado laboriosamente hasta que exprese con exactitud la realidad.”

Hacia 1860, se considera oficialmente terminado el romanticismo literario que se había iniciado treinta años antes: ya no se vivía en Europa de lo romántico ni se intentaba volver al clasicismo. Surgió entonces el Realismo, que es su opuesto literario, es tomar los ejemplos de la vida diaria, observar los detalles insignificantes, valorizar los defectos, someterse exclusivamente a lo humano, a cuanto hace el hombre, sirve para el hombre y muere con el hombre.

El florecimiento de esta tendencia en la novela es un fenómeno extenso y homogéneo en sus caracteres. Desde Rusia hasta América existen determinadas condiciones, por encima de fronteras, diferencias lingüísticas y desigualdad de culturas que producen un tipo de novela que es a la vez testimonio de ambientes y descripción de individuos. Lo peculiar de ella es la síntesis equilibrada de la descripción de la estructura colectiva y el retrato individual: el reflejo de la manera de ser el hombre. La novela de esta especie resulta interesante porque reproduce ante nosotros, nuestro modo de ser en cuanto hombres, dotados de libertad y posibilidad de extravía, pero capaces también de superarse y establecer una línea recta de conducta en la vida.

La novela de ésta época no pretende ser más que la visión de la vida misma, por encima de cualquier tesis aparente. De aquí su tono habitual, enérgico y pesimista a la vez. Los personajes luchan con la sociedad, pero aún en el caso de que triunfen y se eleven, el mundo sigue siendo un torbellino de bajezas y pasiones.

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