Realismo Y Naturalismo

“ Dos estilos insolubles en el teatro: el Realismo y el Naturalismo”

Rosaura Nelly Estrada Rodas

10 de julio de 2014

La formación de los estilos es en todo punto comparable a la formación de las razas. A veces son completamente opuestas entre sí, y se asemejan en la concepción de la cultura, en la religión o en la actitud frente a la vida. (Usigli, 2005, p. 107).

El realismo surge durante la primera mitad del siglo XIX en Europa, aunque ya se venía gestando desde el siglo XVIII por la necesidad de mostrar un cambio en el arte como reflejo de los cambios sociopolíticos que se estaban llevando a cabo en esos tiempos. Su florecimiento coincide con el desplazamiento de la clase burguesa sobre la cortesana y el advenimiento del proletariado, sucedido desde la Revolución Francesa hasta los años que continuaron a la Revolución de 1848. Se podría decir que el público comenzó a exigir transformaciones sociales que tuvieran eco en el arte, en la literatura, en el teatro; obras que reflejaran las situaciones que se vivían, que delataran los problemas cotidianos. Así surgió el realismo, con temas como la familia y el dinero y a su vez con nuevas formas que rompieran los estilos que Usigli nombra como manantiales: el clásico y el romántico, estilos que sin embargo seguirán siendo la base para su consolidación . El realismo busca la representación de la realidad y la reflexión de la misma, en donde las estructuras clásicas para el trabajo escénico, así como la exacerbación del romanticismo con su visión subjetiva e ilimitada del “Sturm and Drang” ya no tienen cabida en la nueva búsqueda dramática, aunque cabe mencionar que se servirá del melodrama para acercarse a su intención de plasmar la realidad, como lo hizo Honoré de Balzac ( 1799-1850).

Los cambios sociales prevalecen, y es en Francia durante la época del Segundo Imperio (1852- 1870), cuando comienza a gestarse el nuevo estilo naturalista que paradójicamente, a pesar de surgir como reacción reiterada contra el romanticismo y contra el realismo estancado un una “pieza bien hecha”, suele confundirse con éste ultimo. El desconcierto por las condiciones sociopolíticas que comenzaron a experimentarse en dicha época imperial, llevó a la burguesía, principalmente, a pretender apartarse de cualquier búsqueda de soluciones dentro de su realidad, renunciando por ende a cualquier análisis de la sociedad. Tal desconcierto e incomprensión de la época se vería reflejado en el naturalismo, lleno de contradicciones por un intento extremo de captar algo más que aquello que los rodeaba, un intento de retorno a la naturaleza.

Provocado por la agudización de las contradicciones existentes en la sociedad capitalista, el naturalismo debió lógicamente reflejarlas, pero lo hacía sólo en calidad de hechos dados, las registraba, sin hacer ninguna clase de deducciones ni llegar a conclusiones. (Boiadzbiev,1976, p. 479).

Y es precisamente la contradicción, un elemento que me interesa destacar dentro de la evolución de estilos. Me parece, en primer lugar, que existe un nivel de incoherencia en la pretensión por romper con una estructura tal como sucede entre el realismo y el naturalismo. La confusión en la concepción de estos no resulta coincidencia, mas bien habla de que en casi todo proceso evolutivo, háblese de arte, ciencia o cualquier otra cosa, un paso es consecuencia de otro, lo cual establece una relación inquebrantable e incluso una fusión que puede tornarse de muchas tonalidades dando por resultado innumerables combinaciones. He aquí entonces una cuestión que considero determinante: la relación inquebrantable no solo entre el estilo realista y naturalista, sino de cualquiera dentro de la evolución teatral . Sin embargo me enfocaré más al naturalismo, que buscando como todo artista –al parecer- la representación de la verdad, lo lleva a los límites y hasta podría decirse que a la exageración. Pero no hay que perder de vista que la verdad puede sin lugar a dudas, tener infinitas perspectivas y a la vez, siendo ninguna la culminación, desemboca fácilmente en nuevas vertientes que dan paso a nuevos estilos.

[…] el naturalismo invitaba al alejamiento de la vida y a observarla sólo desde lejos, desde una posición neutral. Este hecho promovía a un lugar preeminente al observador, es decir, al artista y al dramaturgo en persona, el que de modo legítimo y rápido paso a trasmitir no la misma realidad, sino sus propias impresiones acerca de ella. De esta manera fue surgiendo el impresionismo que sustituía la objetividad del naturalismo por el extremo subjetivismo. (Boiadzbiev,1976, p. 508).

Surgió

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