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TRABAJO DE SOLIS


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  191 Visitas

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Introducción

Indudablemente, cuando hablamos de “Educación de la Conducta Humana” estamos enfrente al mismo sujeto que es el ser, y por qué no así decirlo, frente a sus principios morales, individuales y sociales.

El presente argumento no pretende sustituir los diversos textos y estudios que al respecto existen, sin embargo, es oportuno precisar una vez más el papel insustituible que ejerce y tiene la educación en la persona “cada uno es lo que la educación hace de él”.

La buena educación, el sujeto, quien educa y su fin, son parte del contenido reflexivo que sintéticamente serán expuesto en el presente trabajo, basado en el libro del Maestro monseñor Juan Félix Pepén “Educación de la Conducta Humana. Principios de Moral, Individual y Social”.

Sin una moral segura e integral, pero al mismo tiempo dinámico y humano, es imposible que hoy pueda afrontarse a la vida moderna sin perderse en un laberinto de acción personal.

Necesidad de la Educación

Reconociendo la igualdad fundamental que existe entre todos los seres humanos, no cabe duda de la diferencia entre un hombre o una mujer y uno o una que no lo sea; lo mismo entre una persona educada y otra que no haya recibido suficiente educación.

La educación le da al ser humano la capacidad de ver las cosas de un modo diferente. Aprende a distinguir lo bueno de lo malo, lo artístico de lo rústico, lo culto de lo vulgar.

Con mucha frecuencia se escucha decir que una persona educada y civilizada es “fina” y que una mal educada es “ordinaria”. Por como las cualidades que hacen agradable y aceptable a una persona frente a la mayoría.

Es fácil comprender que importante es para el hombre estar preparado para vivir en buena relación con los demás. A buena relación o armonía el autor lo llama “convivencia”.

De ahí que los mejores rectores de los pueblos y comunidades han tenido presente en sus planes el mejorar la conducta de sus súbditos o conciudadanos mediante la educación. Esa preocupación debe estar presente en toda sociedad que quiera el bienestar de sus ciudadanos o individuos.

“Nunca será tarde para mejorar como persona, nuestra conducta. Tampoco lo será para mejorar nuestra buena educación. Para ello debemos comenzar por apreciar su valor y los bienes que nos ofrecerá durante toda nuestra vida”. (Libro educación de la conducta humana página 13).

La Buena Educación

La palabra “educación” por su origen etimológico viene del verbo latino “educare” que quiere decir sacar. Si nosotros tomamos un pedazo de metal, cobre al natural, al principio resulta opaco y sin brillo, pero si lo limpiamos y lo pulimos, se ve muy diferente.

La educación hace lo mismo en el hombre. Todos tenemos en nuestro ser o naturaleza ciertas capacidades para ser mejores de lo que somos, para ser más eficientes, para ser más educados.

El insigne filósofo español Jaime Balmes asegura que “La educación hace al hombre lo que hace el molde al barro, le da forma”.

Kant, por su parte afirma que cada uno es “lo que de él hace la educación”.

Todo lo que el niño desde sus primeros días, meses y años experimento, lo va guardando en un especie de almacén interior, que es la conciencia. Mucho puede hacer para educar un buen maestro, pero mucho más puede hacer una buena madre y un buen padre.

Una vez, preguntando a Napoleón Bonaparte acerca de a qué edad debía comenzar la educación del niño, contestó: “veinte años antes de nacer, educación bien a la madre”.

El Sujeto de la Educación

Llamamos sujeto de la educación a quién se educa, donde el ser por educación, por excelencia, es el hombre. Pues tiene un cuerpo organizado y al mismo tiempo tiene en sí mismo un principio de vida inteligente que rige todo su ser, el cual se llama “alma o espíritu”. Además del alma y/o espíritu, posee otras dimensiones o facultades como son: la inteligencia y la voluntad. Cultivar esas capacidades, perfeccionarlas por el ejercicio de las mismas, es propio de la educación.

La educación busca perfeccionar al hombre completo, con todas sus capacidades y facultades, pues una educación integral, porque es íntegra, es completa.

La naturaleza misma hace que el hombre se desarrolle por etapas poco a poco.

La niñez, que es la primera etapa de nuestra vida, donde se adquieren los primeros conocimientos, de esas buenas orientaciones depende el resto de la vida de un hombre o una mujer.

En la adolescencia es donde se fijan los sentimientos y las emociones tomando en cuenta lo propio de esa edad, asegurándole una educación bien fundamentada, una salud física y espiritual basada en sueños y esperanzas, basada en realidades.

En la etapa de la juventud se forman las líneas definitivas del carácter. Se adquiere seguridad en las ideas, los sentimientos y en toda la personalidad. La juventud con una educación bien formada y dirigida descansa el mejor porvenir de los pueblos.

Quién debe educar

Para el buen éxito de la educación del individuo y para la formación de una sociedad educada, es muy importante establecer quién debe educar y a quiénes corresponde lo entiendan y practiquen como un derecho y un deber.

El derecho y el deber de educar tienen en primer lugar la familia, por derecho natural y el estado por ser parte de su función de alcanzar el bien común y la Iglesia por derecho divino.

Entonces deben educar: la familia, el estado y la Iglesia.

La primera Institución que actúa en la educación del ser humano es la familia. Pues el matrimonio cumple con el fin de engendrar a los hijos y educarlos, en los sentimientos, las buenas costumbres, las buenas ideas. Pues todos somos lo que es nuestra familia.

Las instituciones por parte del estado, que han sido hechas para enseñar, son las escuelas o institutos, universidades, etc. Pues hay en ellas una organización y ordenación pública que facilita su trabajo y las hace un medio casi indispensable hoy en día para la instrucción y buena educación, para poder alcanzar el progreso de la sociedad, pues sin buenas escuelas, no puede haber civilización.

El estado como institución pública, debe asumir política por delegación, el derecho de todo ciudadano a educarse, ejercer ese derecho, que es paralelo a un deber, de establecer escuelas, academias, institutos científicos, bibliotecas, y en todo cuanto contribuya de manera eficaz a la educación de los ciudadanos.

La iglesia que recibió el mandato divino de enseñar a todas las naciones, tiene el derecho de enseñar cuanto sea necesario para educar al hombre.

Son esas tres instituciones las que, de una manera propia y bien determinada, deben cumplir la función de educar. Pero en definitiva, se puede observar que la sociedad entera influye en la educación total de cada individuo, por medio de ideas, sentimientos, tradiciones, costumbres, lenguaje, y de modo particular por sus instituciones políticas, leyes, sanciones y poderes públicos, tanto en el plano nacional como internacional.

Hoy en nuestro tiempo, hay elementos de educación popular que han alcanzado un gran desarrollo. Son los llamados “medios de comunicación social”: La prensa, la radio, el cine, la televisión, la computadora, el internet, los teléfonos, entre otros. Pues a través de ellos se difunde toda clase de ideas y que va moldeando la opinión pública. Lamentablemente, estos medios o instrumentos de educación, no están bien moldeados ni bien dirigidos, especialmente en su aspecto moral y ello puede ser causa de deformación de la mente del hombre moderno. Pues como no podemos prescindir de esos medios, propios de nuestra época, se impone la necesidad de garantizar su calidad y moralidad, deber que corresponde a las autoridades reglamentando su uso y al pueblo, exigiendo lo mejor.

Cuando se trata de la educación personal, debemos dar valor, porque lo tiene, a la autodidáctica. Que es la propia educación y la enseñanza. No todos tienen la misma facilidad para aprender solo, pero si lo intentamos, veremos que es posible mejorar nuestra educación personal mediante la lectura, la observación, la reflexión y el ejercicio de lo que aprendemos.

Hay grandes hombres que han sido autodidactos, por ejemplo: Benjamin Franklyn, Abraham Lincoln, Thomas A. Edison, Domingo F. Sarmiento y el gran escritor italiano, Giovanni Popini.

En todo caso, la buena educación supone de nuestra parte un esfuerzo personal, perseverante, diligente y continuado.

Fin de la evaluación.

Es muy importante saber para qué se educa y para qué sirve la educación, es decir conocer el “Fin de la educación”.

Los fines de la educación principales para alcanzarlas es la formación del ser humano concepto: La posibilidad, la disciplina de la voluntad y del entretenimiento, la personalidad, la conducta de la preparación práctica para una vida útil, lo cual requiere en oficio o profesión.

En la educación de la conducta humana entra muchos factores: Factor biológico como la salud corporal y la herencia, que siempre influye algo en la personalidad y en la conducta, ya que los factores psíquicos (de la psique o del alma) están unidos en el hombre a los factores fisiológicos sabiendo que el ser humano en este caso el hombre y la mujer es un compuesto del alma, espíritu, cuerpo y materia.

Hay factores sociales que influye en la educación y que han de ser tenido en cuenta para conseguir una buena educación.

El hombre vive en una sociedad, con determinadas condiciones histórica, culturales, económicas, políticas, etc., las cuales se reflejan en su educación.

Pero como el mundo no se reduce a hechos o fenómenos regidos por leyes naturales, hay también factores por orden espiritual, que tan bien influyen.

De manera general se puede decir que la educación tiene como fin sugerir, infundir de manera permanente en la personalidad del hombre los ideales más nobles haciendo de un ser más perfecto.

De una manera u otra todos tenemos un mayor o menor grado de capacidad para perfeccionarnos, es decir de progresar a educarse por que el creador, Dios nos ha hecho educable, capaces de educarnos. Somos cómos barros o arcillas, moldeables en mayor o menor escala y todo depende de los factores que influyan de manera favorable para hacernos mejores y más educados. Quien se dedica a la noble tarea de educar tiene que conocer bien su oficio. Pues el educador debe desarrollar armónicamente todas las facultades del hombre, al hombre completo, evitando las deficiencias y desequilibrios. Si hay algo importante en la educación es la formación del carácter moral, que es el eje de la conducta humana.

El carácter moral tienes 3 aspectos:

El intelectual o conocimiento de los municipios morales que ordena la vida del hombre.

El afectivo: es la capacidad de sentirse atraído por lo bueno, lo justo y lo noble.

El volitivo: es la voluntad firme de obrar de acuerdo a los principios del bien.

La educación tiene claramente un fin individual, que es el de forma de manera íntegra, completa a la persona, desarrollando sus capacidades propias y su fin social, que es el fin de formal al individuo para integrarlo a la sociedad de manera que esta sea también una sociedad educada, capaz de dar a sus miembros, en medida posibles en la tierra los bienes espirituales y materiales que hacen posible la convivencia humana. Cuando la educación no consigue esto en medida aceptable es una señal que no ha sido bien orientada y dirigida.

Conclusión

Tras el recorrido de esta experiencia que hemos emprendido, terminamos convencidos de la función social que tiene la educación en la conducta humana, y no importó que esté basado en principios morales, éticos, espirituales, individuales o sociales, porque en definitiva el sujeto que es el hombre mismo es el gran beneficiario.

El fin último de la educación es el norte y tiene que estar bien claro al momento de emprenderse esta loable tarea; formar personas, de manera íntegra, completa, haciendo desarrollar sus capacidades individuales, propias del ser, dirigida a un fin social “servir” y de esa manera integrado a la sociedad hace posible la convivencia humana.

Hoy se entiende más y mejor la necesidad de una verdadera inversión en educación.

“Educar es enseñar a ser”

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