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Tercer Estado


Enviado por   •  5 de Junio de 2013  •  1.747 Palabras (7 Páginas)  •  375 Visitas

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Introducción

El Tercer Estado era un tipo de categoría de la sociedad francesa de la época. Estaba dividida en estados o estamentos: El primer Estado o nobleza; el segundo Estado o clero; y el tercer Estado era el resto de la población, sin privilegios, y que alcanzaban la mayoría en los Estados Generales, es decir, la Asamblea constituida por los 3 estados.

Esta división tripartita de la sociedad tenía su reflejo en la división de las Cortes o Estados Generales en tres estados, brazos u órdenes. Los estamentos se concebían como agrupaciones rígidas a las que se pertenecía por designio divino, manifestado a través del nacimiento.

Factor importante durante la revolución francesa, soporte indiscutible de los otros estamentos, de los otros estados era el que contaba con mayor número de integrantes. El Tercer Estado es un todo al mismo tiempo que resultaba un nada que reclama ser algo.

EL TERCER ESTADO

El Tercer Estado es uno de los tres estamentos básicos de la sociedad propio del feudalismo y el antiguo régimen. Se compone de la población carente de privilegios jurídicos y económicos, por tanto puede ser también considerado equivalente al grupo de no privilegiados; también puede denominarse estado llano, pueblo llano o simplemente pueblo.

El Tercer Estado, está especialmente compuesto por la población carente de los privilegios (de los que sí gozaban la nobleza y el clero), también se los solía denominar como el grupo de los no privilegiados comprende comerciantes, banqueros, manufactureros, fabricantes, profesiones liberales, artesanos en cofradías, gremios y corporaciones, y parte del campesinado.

A los trabajadores se les podía ubicar en cuatro clases: la primera clase, donde la tierra y el agua proporcionan la materia prima de las necesidades del hombre, en el orden es el de las familias vinculadas a los trabajos del campo.

Desde la primera venta de las materias primas hasta su consumo o su utilización, una nueva mano de obra, más o menos multiplicada, añade a tales materias un valor secundario más o menos compuesto. La segunda clase es la que cambia las materias primas a un valor secundario y logra incrementar el valor de lo sacado de la naturaleza.

Entre la producción y el consumo, se establece una multitud de agentes intermediarios, útiles tanto a los productores como a los consumidores, son los mercaderes y los negociantes. Los negociantes, que compran constantemente las necesidades de los lugares y los tiempos, especulan sobre el beneficio del almacenaje y del transporte; los mercaderes, se encargan en última instancia de la venta, ya sea al por mayor como al por menor.

Además de las tres clases de ciudadanos que se ocupan del objeto propio del consumo y del uso, en una sociedad falta una multitud de trabajos particulares y de cuidados directamente útiles o agradables a las personas; la cuarta clase se conforma desde las clases de profesiones científicas y liberales hasta los servicios domésticos. Todos éstos son los trabajos que sostienen a la sociedad, y quien los soporta es el Tercer Estado

Los parlamentos unitarios, estados generales o cortes de distintos países europeos en la Baja Edad Media mantuvieron la representación política del Tercer Estado. A pesar de ser el sector mayoritario, carecían de derechos y estaban supeditados a las decisiones del monarca y del resto de los estamentos. La relación entre Tercer Estado y monarquías autoritarias que se forman a partir de la crisis feudal ha sido objeto de debate historiográfico, en el sentido de si se apoyaron mutuamente o de si la monarquía operó más bien como superestructura de los intereses privilegiados.

La representación que tenía el Tercer Estado era un cuanto variada pero en común se tenía que eran la parte no privilegiada; en los reinos cristianos de la Península Ibérica, la representación política del tercer estado en las Cortes se limitaba a las ciudades con voto en Cortes, diecisiete en las Cortes de Castilla y León, y dentro de ellas al patriciado urbano que las controlaba, en muchas ocasiones miembros de la nobleza o burgueses ennoblecidos.

La función principal era la concesión y reparto de los impuestos, dado que las ciudades libres son el principal componente del realengo , comportándose las ciudades como un señorío colectivo sobre el territorio que dependía de ellas (tierra o alfoz ). Los estamentos privilegiados dejaron de ser convocados a Cortes, que en la Edad Moderna quedaron reducidas tan sólo a los procuradores de las ciudades. En los reinos de la Corona de Aragón, en que la monarquía estaba sometida a un régimen pactista, las cortes tenían muchas más atribuciones y poder efectivo, hasta su supresión en el siglo XVIII.

En la sociedad esencialmente agraria del antiguo régimen, labrador-trabajador y labrador-campesino tendieron a confundirse, mientras que se diferenciaban netamente de estos los mercaderes, esto es, los miembros de la burguesía urbana, que gracias a su riqueza conquistó formas de vida distintas a las del campesinado.

Sin embargo, aunque poseían el poder económico el ascenso a los estamentos superiores les era negado a los burgueses enriquecidos por la ley y la costumbre (pese a las numerosas ventas de títulos y a los matrimonios con que los nobles empobrecidos aceptaban para poder rehacer sus fortunas, únicas dos vías de ascenso social); esta ausencia de movilidad social contribuyó a unir a todo el tercer estado en un frente común contra los privilegios, un frente dirigido

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