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Testamento Carlos V


Enviado por   •  16 de Mayo de 2014  •  1.967 Palabras (8 Páginas)  •  697 Visitas

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TEXTO. “Testamento político de Carlos V” (1548)

Estamos ante el testamento político de Carlos V, si bien no es tanto un testamento como unas instrucciones dadas a su hijo el Príncipe Felipe en 1548 desde Augsburgo. Estas instrucciones contienen sus puntos de vista sobre la defensa exterior, la religión, el Concilio y la necesidad de evitar las guerras, establecer un acuerdo con la familia en beneficio de la paz para poder realizar empresas contra el Emperador del Imperio Otomano y la herejía. El testamento puede dividirse en tres grandes apartados: el religioso, el dedicado a la política interior y el vinculado a la política exterior. Se trata del último testamento de Carlos V, ya que anteriormente había hecho otros testamentos.

En el momento de la redacción del testamento Carlos V está reunido en la Dieta de Augsburgo, donde en ese mismo año él mismo promulga el denominado Interim de Augsburgo, después de vencer en la guerra de Esmalcalda, derrotando en la Batalla de Mühlberg de 1547 a los ejércitos protestantes de la Liga de Esmalcalda. El decreto pretendía solucionar el problema religioso con algunas concesiones a los protestantes, pero haciendo prevalecer los criterios de Carlos V, incluso contra la opinión del Papa. Por otra parte, en estos momentos Felipe, el heredero al trono, se encuentra en Castilla como gobernador, aunque más tarde realizará un viaje desde Italia hasta el sur de Alemania y los Paises Bajos a petición del emperador Carlos, con el motivo de conocer a sus parientes. Carlos, ahora, en un momento de una cierta tranquilidad, pero, consciente de las dificultades por las que ha tenido que pasar por las guerras con los príncipes alemanes, piensa ya en la división futura de tan amplia herencia, y habiendo pasado por una ocasión de peligro personal, su participación en la batalla de Mülberg, aconseja al príncipe Felipe, ya entrenado en tareas de gobierno como gobernador, sobre el futuro.

En la primera parte del texto, el Emperador recomienda a su hijo seguir fielmente los dictámenes divinos y que se encomiende a Dios para que lo guíe en su política y someta sus deseos y acciones a la religión cristiana. Así, explica que sin la religión no puede ser efectivo su gobierno del Imperio y que el criterio último para un rey cristiano es la búsqueda del bien y la erradicación de la herejía. Es así como Carlos V encomienda a Felipe la manutención de la fe católica en todos los reinos, para así lograr una unión real de los territorios bajo la misma religión y evitar las influencias protestantistas extranjeras.

La idea central descrita en el segundo párrafo corresponde a la petición por parte del emperador de que su hijo Felipe continue con la celebración del Concilio de Trento, que ya había celebrado con anterioridad durante el año 1545. Sin embargo, esta primera fase no había contado con la asistencia de obispos alemanes ni representantes de los reformistas. Además, en febrero de 1547, una peste declarada en Trento aconsejó trasladar las reuniones a Bolonia, pero los obispos imperiales se negaron. Para evitar una peligrosa escisión, el papa Paulo III suspendió el concilio en febrero de 1548. Carlos V fue un hombre profundamente religioso, de modo que jugó un papel importantísimo en la lucha con el incipiente protestantismo y en la reafirmación de la fe cristiana frente a los protestantes. En su testamento, Carlos V explica que Felipe debe mostrarse siempre atento y obediente a las decisiones de la Santa Sede. Sin embargo, en caso de surgir conflictos con la misma, deberá siempre velar por la paz y la seguridad de sus propios reinos.Carlos V pide de manera expresa a su hijo la designación de obispos y canónigos letrados, esto es, estudiosos e intelectuales, para el debido control de la Iglesia. Asimismo establece que estos obispos y eclesiásticos han de ser de confianza, tener experiencia, y llevar una vida y unas costumbres conformes a la fe católica. De esta manera, Felipe deberá proponer los nombres de aquellos candidatos a ser nombrados obispos de la Iglesia española, que finalmente serán nombrados por el papa en Roma. En el cuarto párrafo, el Emperador le encomienda a Felipe la tarea de pacificar el territorio de sus reinos tras las guerras llevadas a cabo contra los príncipes protestantes de la Liga de Esmalcalda, así como en los territorios españoles en Italia y contra el Imperio turco. En este mismo apartado Carlos V procede a justificarse por las guerras provocadas contra los enemigos antes mencionados, amparándose en la defensa de sus reinos. De esta manera, Carlos le aconseja a Felipe que no entrase en guerra sino forzosamente, por la defensa de sus dominios, así como lo tuvo que hacer él mismo. Alega así que no es recomendable la participación en la guerra, ya que los reinos y Estados que hereda se encuentran cansados, gastados y trabajados por los conflictos que se han lidiado en esos territorios, y por lo que es una de las más importantes razones que va de la mano con la religiosidad extrema que pregonaba Carlos V, que es el acto de buscar la paz. No obstante, también se refiere en este fragmento que no es posible la paz sin la buena voluntad de las monarquías vecinas, argumento que serviría para la misma justificación de las guerras acaecidas durante su reinado.

Tras esto Carlos V continúa en la redacción de su testamento aconsejando a su hijo sobre algunos personajes que le podrían traer problemas o bien servirle de ayuda en algunos casos. El primer personaje que nombra Carlos en su testamento es Fernando I, su hermano, que en el documento es nombrado como Rey de Romanos, que es la condición previa que se ha de tener para ser nombrado Emperador. Respecto a Fernando I, Carlos aconseja mantener la amistad

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