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Transformaciones Del Siglo XIX

luismtzjg22 de Enero de 2014

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Las transformaciones del siglo XIX

En España el inicio del siglo XIX se vio afectada por la llegada de una nueva plaga, el cólera morbo, originarias, como las anteriores, de Asia.

Cuando pensamos en la alarma que hoy suscita la noticia de la aparición de un brote epidémico en algún lugar tal vez remoto nos imaginamos la angustia que sacudiría a aquellas personas ante la presencia de unos contagiados contra los cuales apenas podía hacer nada la pobre medicina de aquella época; la mortalidad por la peste bubónica oscilaba entre el 70 y el 90 por ciento de los atacados, y cifras parecidas se daban en la peste pulmonar y el tifus exantemático. En algunas de las poblaciones afectadas se organizaban rápidamente hospitales de urgencia, se encerraban calles, se contrataban doctores a precios excesivos, se abrían fosas comunes, se dedicaban presos y esclavos a levantar los cadáveres que continuamente aparecían por las calles, se decretaba la incineración de todas sus vestimentas y pertenencias, se quemaban plantas aromáticas para limpiar la atmósfera y se hacían muchas plegarias. Los grandes durante las epidemias producían fracturas en el tejido social. Los ricos huían a lugares alejados o a sus haciendas campestres, pero la mayoría de la población no tenía dónde ir y si huían espantados los recibían a disparos. Madrid apresuró el límite de sus fronteras cuando arreció la peste que de 1648 a 1652 ocasionó en Andalucía y Levante pérdidas enormes.Hablando de autoridades civiles durante ese tiempo se dieron conductas de todas clases, desde altos juzgados que se reubicaban en masa a sitios seguros, a clérigos y demás personajes de la sociedad, otros en cambio quedaban en sus puestos buscando solventar las problemáticas que se presentaban, entre ellos el del suministro, porque las comunicaciones se entorpecían. Devuelta la normalidad quedaban reajustes por efectuar llegaban extranjeros entonces a cubrir los espacios que originaran las pestes, se pactaban muchos matrimonios entre viudos, resultaban herencias de improviso. Si los cimientos de la ciudad eran sólidos, la recuperación podía ser muy rápida, pero en otros casos la epidemia reafirmaba un estado de decadencia latente. En la Edad Moderna española las tensiones sociales continuaban siendo vivas y en ocasiones se tornaron muy violentas, por ejemplo, el reino de Valencia; pero, habitualmente, la consolidación del Estado hizo que las tensiones y transformaciones prosiguieran cauces pacíficos. Siguió dominante el esquema tripartito de la sociedad estamental, aunque se combinaba con la emergente sociedad de clases basada en criterios económicos, justificando la observación de Sancho Panza, exagerada en su formulación, pero acertada en el fondo: “Dos linajes solos hay en el mundo, el tener y el no tener.”

El liberalismo

La disciplina del liberalismo tiende a identificarse con la del avance técnico y es uno de los elementos naturales de la sociedad burguesa. Es a finales del siglo XVIII cuando la doctrina liberal se emplea desde el dominio en los distintos espacios y cuando aparecen sus primeras objeciones. El liberalismo político se opone al despotismo; es el fundamento doctrinal del gobierno y de la democracia constituyente. Fundado en los principios patrimoniales, es la plataforma del capitalismo. El liberalismo científico es la expresión y custodia de la tolerancia y de la harmonía. En realidad, el liberalismo brinda aspectos muy numerosos, según las épocas, los países y las preferencias de cada momento histórico y dentro de un mismo país. El liberalismo europeo de las primeras tres décadas del siglo XIX está influenciado por el esquema español gaditano. La Constitución liberal española de 1812 se muestra como eje central de las ambiciones al cambio político. Este modelo, obtiene su expansión primordialmente en Europa durante los años veinte y treinta. El liberalismo español decimonónico exhibe muchas semejanzas con los otros liberalismos europeos y es consecuencia de la adaptación y de la lectura selectiva de los más importantes pensadores de la Europa ilustrada como lo fueron (Rousseau, Montesquieu, junto a Locke, Adam Smith y otros autores), a la luz de la usanza neo escolástica española (Santo Tomás, Suárez, Vitoria, Marina). Si bien coinciden las corrientes europeas del iusnaturalismo y del utilitarismo, se adapta de alguna manera a la cultura católica hispana. En el Antiguo Régimen se utiliza el conocimiento de Constituciones para reseñar a las distintas leyes fundamentales, costumbres que regulaban la organización y actividad del Estado. La expresión Constitución, en su sentido actual, comenzó a utilizarse a partir de la formación de los Estados Unidos de América (Constitución de 1787) y de las Constituciones nacidas en medio de la Revolución Francesa (1791,1793, 1795). En el transcurso de generación de las diferentes constituciones españolas, los políticos de diferentes ideologías demandan siempre a esas «leyes fundamentales» La Constitución es la norma o ley suprema que regula todo el ordenamiento jurídico de un Estado, tal como lo señala el artículo 16 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, «Toda sociedad en donde la garantía de los derechos no se halle asegurada, ni determinada la división de poderes, no tiene Constitución».

La historia del constitucionalismo español es muy extensa. Pocos países de Europa han hecho y rehecho tantas constituciones a lo largo de su historia: Carta de Bayona (1808), Constitución de 1812, Estatuto Real de 1834, Constituciones de 1837, 1845, 1856 (non nata), 1869, 1873,1931 y 1978. Existen demasiados retrocesos en la historia contemporánea de España, más aun si tenemos en cuenta el potencial que muestra la primera Constitución liberal de 1812 El proceso político accesible y directo fue, sin dudas, enredado, retorcido y lleno de fricciones. La creación de la Junta Central (septiembre de 1808), que pronunció un decreto de convocatoria de Cortes (1 enero 1810). Las Cortes Generales y Extraordinarias se congregaron el 24 de septiembre de 1810 en la ciudad de Cádiz. Hasta el 14 de septiembre de 1813 en que se firmó el Acta de disolución.

Características generales del antiguo régimen

Las principales características del antiguo régimen fueron esencialmente 4 y las iremos desarrollando una por una.

1.- Un comportamiento demográfico antiguo Que presentaba los siguientes rasgos: Un escaso desarrollo, limitado por las altas tasas de natalidad contrapuestas por altos índices de mortalidad, especialmente en los niños. Se provocaron ciertos cambios en ese modelo estadístico; así en algunas zonas de Europa (Inglaterra, Francia, también Holanda), hubo un aumento de los excedentes alimentarios y una mejor nutrición, lo que se transformó en la deducción del hambre y enfermedades y, por lo tanto, en la disminución de la mortalidad.

Otro factor que intervino en la caída de la mortandad, sin embargo de manera no tan determinante, si bien la medicina tuvo un cierto progreso. En él se puede considerar que el conjunto de remedios para determinar y curar las enfermedades no ha sido siempre el más conveniente

La consecuencia fue un crecimiento demográfico que sin embargo no afectó por igual a todo el continente

2.- Una economía de base agraria: Tres cuartas partes de la población pujante se agrupaban en el sector primario. La industria era tipo artesanal y aun recogía rasgos gremiales. Los talleres artesanos utilizaban un reducido número de trabajadores, siendo la maquinaria escasa y las fuentes de energía eran la humana, animal o la aportada por el agua o el viento. Prevalecía el comercio a larga distancia, un ejemplo fue el nombrado "comercio triangular". El progreso urbano era escaso. La aldea se constituía como el centro de organización y producción, pocas ciudades contaban con más de 50.000 habitantes.

3.- Una sociedad estamental: Una sociedad estamental es aquella constituida en estamentos. En la del Antiguo Régimen éstos establecían grupos cerrados a los que se accedía primordialmente por nacimiento. Cada estamento se conformaba como con una estirpe o grupo, Era impenetrable, es decir, sus miembros no podían cambiar de condición. Jurídicamente era diverso. Cada una de las personas que lo formaba era portadora o no de privilegios, Había un estamento favorecido en el que se encerraban la aristocracia y el clero y otro no predilecto en el que se conglomeraban al resto de los estratos sociales: burgueses, artesanos, campesinos y grupos marginales.

4.- Una forma de gobierno absolutista: Los gobiernos del Antiguo Régimen se asentaron sobre sistemas de carácter absolutista que, en su mayoría, se justificaban ideológicamente bajo la idea de "monarquía de Derecho Divino”. Bossuet, clérigo y pensador francés, en la obra "Política según las Sagradas Escrituras”, afirmaba que el poder era transmitido al Rey directamente por Dios. Es decir el monarca no está comprometido de sus acciones ante sus súbditos sino ante dios. La legalidad de su autoridad se cimenta sobre un derecho no terrenal.

La Monarquía Hispánica

La Monarquía, en todas sus generalidades y contextos, ha venido siendo de modo predominante la forma de Gobierno, o de máxima organización del poder político, que ha distinguido a España dentro y fuera de sus territorios adyacentes e islas a lo largo de la Historia. Debido a esto, la historia político-institucional de España, como la de muchos otros países europeos, gran parte de su historia se basa en la Monarquía y sus Reyes La civilización romana en la Península durante la última etapa del siglo III a. de C. fortaleció esa disposición al multiplicar la Península —

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