Treinta y tres negros: Resumen histórico

TREINTA Y TRES NEGROS

Vicente Riva Palacios

En 1521 en el imperio de Moctezuma fue derribado, y sometido el Anáhuac a la dominación de España. Los mexicanos no querían trabajar en el beneficio de las minas con la tenacidad y constancia que deseaban los españoles.

En el año de 1527 Carlos V mando a México y dispuso que los negros casados pudiesen redimirse pagando a sus amos veinte marcos de oro. En 1608 el numero de los negros esclavos era ya tan crecido en la Nueva España los indígenas en América era bien triste por el trato duro e inhumano. Los caballos, las mulas y los bueyes eran muy escasos en la Nueva España. Las montañas convidaban a la libertad, las fieras que vivían en sus grutas eran más felices que los esclavos negros de los españoles. Los negros comprendieron que al lado de las ciudades de la colonia estaban las selvas en donde habitaban los ciervos, y los lobos y las serpientes. En 1609 estaba gobernando la Nueva España el virrey D. Luis de Velasco. El 30 de enero de 1609: la luna, perdiéndose en el horizonte, apenas alumbraba las blancas nieves del soberbio Pico de Orizaba. La marcha de aquellos hombres no se interrumpía parecían caminar en dirección del lugar que hoy ocupa la Villa de Córdoba. Un campamento de negros, era el cuartel general de todos los esclavos que habían huido de la crueldad de sus amos buscando la libertad que iban a defender con las armas y a costa de sus vidas. Una hora después salía del campamento de los negros un español que llevaba una carta de Yanga, caudillo de los sublevados, al capitán don Pedro González de Herrera. El viejo Yanga era el espíritu de aquella revolución. En el 21 de Febrero los dos campos enemigos podían observarse, y los dos pequeños ejércitos se preparaban para el combate que se daría al día siguiente. Ambos campamentos se movían las tropas y se disponían los combatientes. Don Pedro González iba a la cabeza de todos, procurando animar a sus soldados. Los negros conocieron que la emboscada no surtiría ya efecto, y salieron a cortar el paso. El combate, los mosqueteros comenzaron a dispara sus armas sobre los negros. Yanga y los demás que le acompañaban, viendo que no era posible resistir más, huyeron para los bosques, no dejando en poder de sus enemigos más que algunos cadáveres. Los negros que habían huido volverían a hacerse fuertes en otro lugar. Los negros pedían un pueblo en que vivir con sus hijos y mujeres. El virrey accedió a todo y les concedió terrenos para formar el pueblo que se llamo SAN LORENZO. D. Fray García Guerra Murió un día al subir a su coche no pudo tomar bien el escribo, cayo y como era demasiado anciano no aguanto. Comenzó a gobernar la Audiencia cuando se volvió a hablar de la sublevación de los negros y las gentes se aterrorizaron, Mil noticias circulaban por la ciudad de México y por las ciudades vecinas. Aseguraba que en uno de los bosques del camino de México a Veracruz había un campamento en el que se contaban los negros por millares. La Audiencia gobernadora participó también de aquel temor, y comenzaron a dictarse medidas de seguridad. El Jueves Santo a medianoche entró a México una piara de cerdos los ánimos estaban preocupados y esperando el terrible acontecimiento, el primero que oyó el gruñido de aquellos animales se figuró que eran las voces de los negros que entraban a la ciudad, y esparció la alarma fue tan grande y tan espantoso el pánico que se apoderó de todos los vecinos nadie se atrevió a salir de su casa a cerciorarse de la verdad, hasta la mañana del día siguiente. México presenció una de las más horrorosas ejecuciones de que haya memoria. Veintinueve negros y cuatro negras fueron ejecutados en el mismo día y hora en la plaza mayor de la ciudad. Plaza y calles, balcones y azoteas, todo esto se contemplaba aquella espantosa matanza. La ejecución había terminado aún había un segundo acto más repugnante. Los verdugos

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