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Usufructo de la minería en Antioquia

maryjane420Trabajo26 de Octubre de 2021

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Usufructo de la minería en Antioquia

Por

Felipe Idrobo Mejía

Curso

Historia Económica de Colombia

Profesora

Irina Rosa España Eljaiek

Universidad EAFIT 

Departamento de Economía y Finanzas 

Medellín 

3/5/2021 

Introducción

Desde tiempos coloniales el oro desempeñó el papel de ser el depósito de valor y de cambio más aceptado y reconocido por las diferentes culturas alrededor del mundo. Pero ¿Cuál fue el papel que jugó la minería en el desarrollo económico de Antioquia desde la conquista hasta el siglo XIX? La actividad minera antioqueña en el a lo largo de este tiempo proporcionó los cimientos adecuados para el asentamiento, desarrollo y crecimiento de la economía antioqueña. Esto es posible de evidenciar si se toma una mirada en retrospectiva del papel de la minería a lo largo de los Siglo XII hasta XIX.

El análisis de la minería en Antioquia se podría comparar con el nacimiento de una planta. En primera instancia se planta una semilla, el origen de dónde provienen las creencias del valor del oro. Seguido de la transformación de esa semilla a una pequeña planta. En este crecimiento inicial se hace evidentes deficiencias nutritivas, haciendo necesario el tener que tomar medidas sobre la problemática. Para así, después de hacer las correcciones respectivas se empiece una majestuosa floración, correspondiente al crecimiento provocado por la minería en casi todos los sectores económicos de Antioquia en el Siglo XIX.

Colonización española: la semilla sembrada

Transcurría finales del Siglo XV, el viaje de Cristóbal Colón, al que nadie le tenía fe, por accidente resultó en el descubrimiento de un continente inexplorado. Este era habitado por indígenas quienes poseían cuantiosas cantidades del mayor deseo europeo: el oro. Dicho metal era bien conocido por los locales dado que tenía un simbolismo religioso, mágico y funerario. Además, a su vez cumplía con la función de ser un medio de cambio e incluso de jerarquía, usos similares también dados en la cultura europea. Pero bueno, no hay que ir tan atrás en el tiempo. El punto de inicio de la historia minera se encuentra más entrado el Siglo XVII, cuando se habían abierto nuevas fronteras de aluviones auríferos en la Nueva Granada y Antioquia ya era una provincia independiente de Popayán.

En la historia minera es interesante ver cómo Buschnell (2007) señala que en provincias como Popayán y el Pacifico, la explotación de oro se acostumbraba a que se hiciera de forma monopólica. Esto debido a que los pocos colonos asentados eran dueños de: la tierra, la mina, los esclavos y por ende del oro. Para así posteriormente acuñarlo y enviarlo a España. Sin embargo, la historia de Antioquia difiere considerablemente de estas dos.

El asentamiento de los colonos en Antioquia se dio a lo largo y ancho de los yacimientos auríferos como los de Buriticá y Guamocó y de las llamativas arenas fluviales en los ríos Cauca y Nechí. Creando así centros urbanos, entre los que cabe resaltar Santa Fe de Antioquia, Remedios y Zaragoza. Evidenciando así la importancia que tenía la actividad minera en este entonces.

Según Lopez-Toro (1966) a mediados del siglo XVII comienza a emerger la figura del pequeño minero, del mazamorrero, el buscador independiente. Estos fueron de suma importancia para la explotación del oro en Antioquia debido a: en primer lugar, la mano de obra indígena era escaza debido al proceso de colonización. Este trajo consigo masacres y epidemias que diezmaron la población, además de ser populares por su baja productividad. Esto obligó a los españoles a que tuviesen que traer cuadrillas de esclavos de África, quienes tampoco se salvaron de las epidemias y los malos tratos de sus amos. Desencadenando así, a inicios del siglo XVII, en levantamientos por parte de la población esclava, dejando a los hacendados con baja disponibilidad de mano de obra.

González (2004) ilustra la vida del minero independiente como un estilo de vida nómada. Si no encontraba oro en un lugar tenía la posibilidad de moverse a otro con toda tranquilidad y seguir en su búsqueda. Se caracterizaban por ser hecha por mestizos, criollos y esclavos libres. Lo que hizo que en Antioquia hubiese una relación simbiótica en la implementación de la mano de obra esclava y de mineros independientes, creando así una oportunidad para poder tener acceso de forma fácil al oro. Este era el medio de cambio aceptado socialmente en ese entonces[1]. Causando así una dispersión demográfica, una diversificación urbana y un debilitamiento del latifundio que desencadenaron en que se volviera costoso mantener esclavos para estas labores, llegando a que cerca del 85% de la producción minera fuera por independientes.

La relativa abundancia de oro que hubo en ese entonces por parte de los mineros independientes dio nacimiento a otra clase social necesaria para la subsistencia: la clase comerciante. Esta estaba compuesta por importadores e intermediarios entre el minero y el agricultor, responsables de conceder acceso a los mineros a bienes necesarios como comida, vestimenta o cualquier cosa que les fuese necesaria.

Lopez-Toro (1966) aseguran que para este momento de la historia el dedicarse a la minería no era una elección, más bien se puede decir que era la única opción. A mediados del siglo XVII los grandes centros agrícolas no se encontraban en cercanías de las tierras de explotación minera, la producción local no cubría en su totalidad la demanda de alimentos. El diezmo de la población indígena en Antioquia provocó que no hubiese mano de obra suficiente para la conformación de cultivos aledaños. Cartagena eran la única fuente de artículos como vestimenta y bienes necesarios para la subsistencia del día a día, todos provenientes de países extranjeros.

Las vías de comunicación entre provincias eran recorridas a lomo de mula por terrenos imposibles, la dificultad era tal que las mercancías se echaban a perder, se extraviaban, eran robadas o simplemente nunca llegaban. Esto representaba una problemática para los comerciantes, pero en especial a los consumidores.

Los comerciantes estaban relativamente protegidos de estas problemáticas debido a que los sobrecostos de transporte eran comunes en el gremio, lo que posteriormente eran transferidos al precio final de la mercancía. Ellos gozaban de un mercado con demanda extremadamente inelástica debido a temas de escasez. Provocando así que la principal preocupación de los antioqueños fuese el conseguir más oro y así poder sostener un estilo de vida medianamente digno.

Adicional al problema anterior, se sumó el incremento en la dificultad de la extracción del oro. Causando una nueva dispersión de los mineros a nuevas tierras más remotas y de menor remuneración. Dejando a centros urbanos como Zaragoza y Santa Fe de Antioquia con decadencias en la recolección de impuestos.

Lopez-Toro (1966) señalan que se llegó al punto tal cuando se disminuyó la producción de oro, que cuando las ropas (que constituían la mayor parte de mercancía importada) no encontraban comprador, se convirtieron en un popular medio de pago en el mercado de trabajo para así posteriormente llegaron a ser uno de los medios de cambio aceptados socialmente (con cierto castigo en la conversión), el otro era el oro en polvo. Por lo tanto, la subida indiscriminada de precios, adicionando los altos costos en los que se incurría al poseer una cuadrilla de esclavos, llevó a los hacendados a empezar a liberar o a venderles su libertad a precios razonables.

Colonización antioqueña: estado vegetativo

A inicios del siglo XVIII ya había iniciado un proceso de dispersión demográfica a lo largo y ancho de Antioquia por parte de los mineros independientes y personas en búsquedas de nuevos horizontes. El proceso de liberación paulatina de esclavos, sumado al agotamiento de las fuentes auríferas y dificultad de acceso a la tierra, desencadenaron en la necesidad de expandir los horizontes de Antioquia que posteriormente llevó a que se presentase el siguiente fenómeno.

 Gráfica 1: Cantidad de oro fundido en la ciudad de Antioquia (1624-1799)

[pic 1]

Fuente: Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores: Las raíces del espíritu empresarial antioqueño, 1763-1810. Medellín: FAES, 1985, pág 60.

En la gráfica la línea roja es una modelación del comportamiento de la cantidad de oro fundido en Antioquia desde el año 1624 hasta aproximadamente el año 1800, teniendo las cantidades expresadas en pesos de oro.

González Jaramillo (2004) señala que a partir del Siglo XVIII los españoles se percataron que las migraciones que se estaban llevando a cabo por mineros independientes iban a ser perjudiciales, lo que llevó a los españoles a implementar controles sobre los nuevos territorios que estaban siendo ocupados como lo fue el caso del Valle de San Nicolás o del Valle de los Osos. De no hacer este control sobre los nuevos centros urbanos, les sería muy complicado recolectar los diezmos y frenar la libre circulación de oro en polvo. Llevando así a que la Corona española implementara reformas fiscales traducida en mayores tasas de impuestos a los importadores y comerciantes de la región (debido a que esta población era la más fácil de controlar y obligar a tributar ante la corona). Estos eran los recaudadores del oro en polvo extraído por los mineros independientes quienes por su estilo de vida nómada eran difícil de controlar.

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