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Analisis De Pizarro El Rey De La Baraja


Enviado por   •  17 de Junio de 2014  •  6.540 Palabras (27 Páginas)  •  551 Visitas

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PIZARRO, EL REY DE LA BARAJA

INTRODUCCIÓN

La obra muestra un excelente estudio sobre los dotes políticos y de buen jugador y orador, que tuvo Francisco Pizarro, para que con muy pocos soldados abatieran las fuerzas de miles de incas y así lograr conquistar el imperio Incaico.

También relata, todo el acontecer de la conquista y colonización, desde un punto de vista político y centrándose principalmente en la habilidades de un conquistador muy inteligente como lo era Pizarro, que tuvo muchas reglas que hicieron de él el verdugo de todo un imperio, tuvo tácticas que lo condujeron a ser un colonizador muy calculador y que difícilmente podría ser derrocado.

RESUMEN

No fueron solamente los caballos, tampoco la pólvora o el hierro los que hicieron posible la conquista del Perú. Tal vez su principal y verdadero instrumento fue la capacidad política de Pizarro, quien, con ella, se convirtió en un rey de hecho sobre este inmenso territorio donde el oro no tenía valor para millones de campesinos indígenas pero sí lo tuvo para el pequeño grupo europeo. De hecho, Pizarro fue el único gran estratega en el grupo español.

Para lograrlo utilizó un Sistema de Acción Política coherente. En este informe pretendemos estudiar la dimensión psicológica y estratégica de la política y ordenar las reglas, conductas, cálculos y motivaciones que Pizarro utilizó, conscientemente o no, para crear su reino o sistema material.

Pero el estudio de los sistemas permite incorporar otras ideas. Por eso hemos distinguido antes que de un lado está el Sistema material geográfico y humano que Pizarro quería crear en su gobernación y de otro lado está el Sistema psicológico de acción, como conjunto de reglas, decisiones o mensajes que explican su conducta. Son dos sistemas paralelos. ¿Logró Pizarro una exacta correspondencia entre ambos sistemas, entre sus proyectos y su realización? En gran parte sí, y creemos que ello fue producto de su extraordinaria capacidad política. Pizarro no fue un ajedrecista tal cual lo fue Napoleón. Pero Pizarro dedicaba, según los testigos, muchas horas al juego de naipes. Este, que es una suma de azar y cálculo, enseña más sobre la decisión y la audacia que sobre las posiciones en las que adiestra el ajedrez.

Las cartas señalan una jerarquía de oros, copas, espadas y bastos; es decir, legitimidad real, religión, fuerza y pueblo. Y además, el azar en la distribución inicial de las cartas coincide con el providencialismo; es decir, con el designio incomprensible de Dios como explicación de la historia, que era lo aceptado por los actores en el momento de la conquista.

Pizarro, no fue un estudiante de Salamanca como Cortés, ni un latinista como Sarmiento de Gamboa ni un docto en contabilidad como el tesorero Riquelme, pero obtuvo de su larga experiencia y de su afición a la baraja española mucho de su paciencia, constancia, astucia, cálculo político y decisión, características todas que, articuladas en un sistema de acción política, le permitieron alcanzar, contra todo pronóstico, los objetivos que logró.

La acción política como competencia, distribución y ejercicio del poder para dirigir las sociedades y decidir en su nombre logrando la obediencia del conjunto social, ha ido cobrando cada vez mayor autonomía. La tecnología militar, la riqueza europea y el conocimiento con valor económico eran importantes en el siglo XVI, pero hubiera sido imposible cumplir la conquista solo con ellas o lo hubiera sido con un mayor costo humano y en un plazo mucho más largo. La toma del Perú fue posible por la capacidad política de Pizarro, su acertada e inmediata identificación del poder existente en los grupos y personas, su capacidad para interpretar, planificar y anticipar sistemáticamente los hechos y además, por su astucia; valores políticos de tanto poder en la historia como la acumulación de recursos económicos y medios productivos o como el avance tecnológico.

Fue la extraordinaria capacidad de Pizarro para constituir una élite y dentro de ella un «núcleo duro»; su habilidad para mantener confundido al adversario y para desplazar simbólica y psicológicamente sus responsabilidades sobre el oponente lo que le dio inmensa ventaja. El tema es comprender por qué un grupo o una persona determinados toman la decisión y por qué son ellos y no otros los que por el momento actúan en nombre de todos. Ese es el análisis político.

Ciertamente Pizarro, que fue analfabeto, no pudo leer a Maquiavelo, pero actuó como si lo hubiera hecho gracias a sus condiciones psicológicas, su conocimiento de los seres humanos y su razonamiento político. Pero hay algo más que no debemos olvidar. Cada uno de los españoles descubridores y conquistadores, codiciosos y racistas o, en otros casos, fanáticamente religiosos e impregnados de ambición histórica, representaban, sin saberlo, uno de los momentos más importantes y estelares de la historia humana.

Cada uno de ellos expresaba el big bang social y psicológico del Renacimiento. No solo fue el afán por el oro y la ambición de dominio social. Fue mucho más. Que Pizarro era analfabeto es verdad, pero más del ochenta por ciento de la población europea también lo era, por la simple razón de que la imprenta de Gutemberg solo había comenzado su trabajo diez años antes del nacimiento de Pizarro.

Para demostrar el hecho asombroso por el que 168 hombres pudieron superponerse a la etnia cusqueña, integrada por cien mil personas que, a su tumo, dominaba a ocho o diez millones de habitantes en el actual Perú, no puede explicarse solamente por factores tecnológicos, como la pólvora o el hierro que los indígenas no conocieron ni utilizaron como metal. No puede tampoco explicarse por el uso de los caballos o por la escritura que permite una comunicación compleja, ni por el conocimiento histórico del mundo que los europeos trajeron además de sus descubrimientos científicos, astronómicos y anatómicos. Ni siquiera por el limitado y escaso avance del primitivo indígena, se descarta que tuviera una decisiva influencia.

Entonces, si la sierra, la sorpresa y las piedras tenían tal eficacia, ¿Cómo ascendió la cordillera sin contratiempos

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