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Ciencia Y La Tecnologia

jhan9313 de Junio de 2012

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Introducción

La ciencia y la tecnología han vivido a nivel mundial procesos históricos que permiten no sólo estudiar sus progresos, logros, dificultades, sino también sus limitantes y problemas. La ciencia y la tecnología constituyen factores fundamentales de desarrollo de los países, pues desde tiempos remotos el desarrollo de los pueblos se ha basado en el uso del conocimiento y, en particular, desde la Revolución Industrial, la prosperidad alcanzada por las sociedades se ha apoyado en importantes saltos tecnológicos, que ha transformado el conocimiento en bienes y servicios con perspectivas de mercado.

En Venezuela, específicamente, el progreso científico y tecnológico ha conseguido un cierto nivel de desarrollo, que si bien no es el más deseable, tampoco ha sido del todo negativo, pues, el resultado de este progreso se lo debemos, de alguna manera al esfuerzo científico de las distintas organizaciones propulsoras de la ciencia y la tecnología, orientadas según forma de ver las cosas y de acuerdo a sus intereses y objetivos, pero que hoy día, requieren ser revisadas y seguir las políticas de Estado fundamentada en la noción de la demanda social, ajustada a las necesidades e intereses de la sociedad y a la pluralidad de los distintos actores sociales.

Desde esta perspectiva, el ensayo tiene como propósito reflexionar sobre la evolución epistemológica que ha vivido la ciencia y la tecnología en nuestro país a lo largo de la historia, así como las nuevas políticas de Estado sobre ciencia y tecnología desde la concepción emancipadora e integradora.

La Evolución epistemológica y sociopolítica de la ciencia y la tecnología en América Latina y Venezuela, ha vivido procesos históricos que la ubican en dos momentos, tal como lo señalan Figueroa y Rivero (en recurso educativo, CITE-UNESR, 2009): El primero, lleva implícito la gestación del conocimiento científico y teórico con relativa repercusión en la constitución y desarrollo de la República del Siglo XIX desde el enfoque de la Ilustración, donde cabe destacar los aportes de José María Vargas, Cagigal, entre otros. Un segundo momento, que se inicia en 1936 tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, que permitió entrar en un proceso de surgimiento de la modernización en la década de los cincuenta, sin llegar a implicar un desarrollo de la ciencia organizada como tal; como consecuencia de los avances y retrocesos políticos y militares. Y no es hasta en 1958, cuando el país toma el curso de la modernización capitalista, impulsada por la renta petrolera, logrando así, la instauración definitiva de un modelo político de democracia representativa.

Dentro de este contexto, cabe destacar que uno de los primeros aportes en materia técnica fue la creación de un Consejo Nacional de Investigación, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública, lográndose con ello el camino de la actividad y formación técnica en los sectores productivos. Al respecto Ruíz (1992; en recurso educativo, CITE-UNESR, 2009; 13-14), en función del Programa de Febrero, señala en cuanto al aspecto científico-tecnológico tres rasgos principales: (a) necesidad de capacitación técnica y científica de los funcionarios del gobierno, (b) proveer las condiciones no sólo para generar conocimientos sino también aplicarlos y, (c) que las autoridades gubernamentales tomaran conciencia de que las capacidades científico-técnicas necesarias para el país podían ser construidas desde adentro.

No obstante, estos pequeños avances, entre los años 30 y 50, estuvieron centrados mayormente en una formación europeizante con tendencia a un individualista y, dirigido particularmente a los sectores de salud y agricultura sin gran relevancia, debido a los bajos niveles educativos de la Venezuela de entonces y a la dependencia económica petrolera.

En este sentido, la ciencia y la tecnología toman auge a través de la institucionalización de la ciencia y la investigación con la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (AsoVAC, 1950), creación de la Fundación Luís Roche (1953), Fundación del Instituto Venezolano de Investigaciones Neurológicas y Cerebrales (IVNIC; 1954), creación de la Facultad de Ciencia de la UCV (1958), incorporación en la Ley de Universidades de las Figuras de los Consejos de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH, 1958) y la creación del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC, 1959).

La Fundación de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia, AsoVAC, significó una apertura para que el escaso número de personas que se dedicaban a la investigación científica discutieran las bases de la organización de un sistema que permitiera el desarrollo de la ciencia en el país. El objetivo fue contribuir a la conformación de la comunidad científica nacional, de concienciar a la sociedad sobre la importancia de la ciencia para el país y crear condiciones para la organización de un sistema científico, los cuales podían ser alcanzados debido a que el país contaba ya con un grupo de personas dedicadas a la ciencia.

Además de estas organizaciones, también el proyecto fundacional del Conicit, según Bifano (2004), ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia y la tecnología durante sus distintos momentos de gestión; el cual va desde su creación (1969), centrado en la concepción mertoniana de la ciencia, con mayor repercusión en la década de los 70 con el “nuevo enfoque” del Concit, lo cual significó cierta ruptura con la visión “libertaria de la ciencia”, a través de la realización del Primer Plan (1974) y Segundo Plan (1986) Nacional de Ciencia y Tecnología ; pero se enfatiza claramente en la década de los 90, producto de la situación sociopolítica que emergió en 1989, que los llevó al proceso de “Repensar el Conicit”, en cuyos intentos estuvo la búsqueda de asociar la investigación a los requerimientos tecnológicos del aparato productivo nacional, superar el “modelo lineal de innovación”, y la creación de espacios para la integración de actores, de cara a una investigación de mayor impacto social y económico; tal como ya lo había propuesto Trómpiz en 1949, al señalar que el Estado no sólo debería financiar los proyectos de investigación sino que éstos a su vez tuviesen vinculación con los requerimientos del país.

Desde lo planteado, cabe reflexionar sobre la visión de estas organizaciones, sus aportes y su aplicación. Entre ello, se puede mencionar que estas organizaciones tuvieron una marcada visión mertoniana de la ciencia, que tal vez, fue válida para la década de los 50 y especialmente para el surgimiento y conformación de la institucionalidad de la ciencia y el desarrollo de la investigación en las universidades venezolanas; no obstante, se prolongó hasta la década de los 80. Desde la perspectiva académica predominó, durante esta etapa de institucionalización de la ciencia y la tecnología, la visión “napoleónica” y, políticamente estuvo signado bajo el modelo “democrático” y “neoliberal”. De igual manera, se hace necesario señalar que en las décadas del Conicit, se ha hecho más ciencia básica que ciencia aplicada, lo cual se debe a que tanto AsoVAC como el Conicit hasta finales de los noventa fueron los responsables de la organización, planificación y financiamiento de la actividad científica y tecnológica del país, dejando, de cierta manera, a un lado la investigación aplicada, a pesar de su indudable importancia.

Considerando que en este periodo, se fraguó un papel importante en la estructura social y política del país, podríamos preguntarnos ¿cuáles han sido los progresos de la ciencia y la tecnología a partir de los años noventa?. En las dos últimas décadas la realidad contemporánea de la ciencia, tecnología y sociedad venezolana ha sido objeto de un intenso cambio político, instaurado desde la aprobación de la Constitución Bolivariana de 1999 y la creación del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología (MCT), con la intención política de valorar y utilizar la Ciencia, la Tecnología y la Innovación como motores para el impulso económico y social, desarrollando su más firme propósito de ingresar en la llamada "Sociedad del Conocimiento", así como adaptarse a los nuevos paradigmas mundiales en la organización y la producción con criterios de equidad social. Al respecto, Lafuente y Genatios (s/f) mostró, por primera vez, la necesidad de que el estado venezolano fomentara una "cultura" de la Innovación, y asegurara el ambiente propicio para su desarrollo, a fin de aumentar la calidad del conocimiento y la competitividad de las empresas del sector productivo nacional que lleven a mejorar el nivel de calidad de vida de la población.

Sin embargo, esa voluntad política ha tenido que enfrentar, entre otras cosas, la situación real del país, caracterizada por un gran retraso a nivel social e institucional, frente a las demandas de desarrollo e ingreso en la Sociedad del Conocimiento. Por tanto, para enfrentar la realidad encontrada, el Estado venezolano diseño y promulgó la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti), la Misión Ciencia, el Plan de Alfabetización Tecnológica, la incorporación de las TIC en los diversos niveles del proceso educativo, la creación de los Infocentros, entre otras iniciativas. Con estas herramientas, el Estado se planteó como objetivo, a través de la LOCTI, promocionar, estimular y fomentar la investigación científica, la apropiación social del conocimiento y la transferencia e innovación tecnológica, con el propósito de promover la capacidad para la generación, uso y circulación del conocimiento e impulsar el progreso nacional.

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