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Dentro de la mente de un psicopático


Enviado por   •  11 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  2.102 Palabras (9 Páginas)  •  158 Visitas

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Blake Cowan

SPAN 451 Sección 4

3 de Diciembre, 2015

Dentro de la mente de un psicopático

        Los tipos básicos de conflicto en la ficción han sido agrupados comúnmente como "el hombre contra el hombre", "el hombre contra la naturaleza" y "el hombre contra sí mismo" (Simpson 46). En cada caso, hay un antagonista que perjudique la vida del protagonista. En la novela, El túnel, escrita por el argentino, Ernesto Sabato, se encuentra un conflicto interno dentro de un pintor, Juan Pablo Castel, el personaje principal. Juan Pablo es una persona muy complicada psicológicamente. El titulo de la novela es una descripción metafórica de la vida de Juan Pablo y el conflicto que tiene. Él caminaba por un túnel simbólico rodeado de gente con la cual él no podía interactuar. El túnel tenia pequeñas ventanillas por las cuales él podía ver a la gente hacer sus actividades cotidianas pero ellos nunca paraban a mirar a él. Satisfecho con su vida solitaria e introvertida, Juan Pablo es un ermitaño que rechaza al mundo por sus bajezas, sus vanidades y sus hipocresías hasta que una mujer, María Iribarne, penetró su “túnel” lo cual causó una obsesión con ella hasta asesinarla. Posteriormente, se ve que Sabato implementa varias descripciones en las cuales desarrolla un conflicto en lo cual Juan Pablo toma el rol del protagonista y antagonista, ya que todos sus problemas son resultado directo de su complicación psicológica.

        Principalmente, la identificación de problemas psicológicas se considera una habilidad sumamente avanzada psiquiátrica (Schacter 584). En El túnel, Sabato lo facilita para el lector al revelar información sobre el narrador, Juan Pablo. Por medio de su propio dialogo, el lector se entera cada vez más sobre la condición mental de este personaje – psicosis. Esto se refiere a una condición anormal de la mente; a la cual se describe como una “pérdida de contacto con la realidad” (Schacter 607). Personas que sufren de psicosis experimentan cambios de personalidad y trastornos del pensamiento y dependiente a la gravedad, se puede ir acompañado con un comportamiento inusual o extraño como la dificultad con la interacción social y complicaciones al realizar las actividades cotidianas. En esta novela es fácil ver como esta condición se desarrolla en Juan Pablo Castel para que sea el protagonista y la antagonista a la misma vez.

A pesar de que la mayoría de pacientes con psicosis no quieren que los demás se enteren de su condición, Castel no lo esconde del lector. Efectivamente, Sabato comienza la obra con estas palabras: “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona” (Sabato). El narrador está hablando desde la cárcel y aunque dice que ya no es necesario saber más de su persona, de inmediato procede a contar la historia de cómo llegó a matar a María, la mujer que amaba. Así que en la primera oración de la obra se puede ver su lenguaje desorganizado, lo cual es una síntoma común de psicosis. Los patrones del habla anormales en pacientes psicóticos reflejan dificultades para organizar pensamientos y centrar la atención (Schacter 608). Claramente se ven las complicaciones prefiguradas que se presentarán al contar la historia desde la perspectiva de Juan Pablo. Esto es un ejemplo de como él empieza a ser su propio antagonista porque ya se contradice en la introducción de la novela.

De esta manera, Castel también dice, “Nunca termino de saber por qué hago las cosas. No, no es eso . . . ¡No es que no sepa razonar! Al contrario, razono siempre.” (Sabato). Para distinguir la complejidad de varias capas de pensamiento, Sabato expone más al fondo del personaje de Castel, tomando una ruta discreta al lado más oscuro de sí mismo.  Efectivamente, magnifica la presencia concurrente de otro personaje extraño dentro Castel. Entonces, vemos que la personalidad de Juan Pablo está sujeta a dos nichos opuestos (Kazmierczak 72). Estos lados lo bambolean, tomando control de su mente brutalmente; y se intercambian sin poder controlarlos hasta partir la mente de Juan Pablo en dos. Por eso se contradice alargo de la novela y sufre de antagonizar a si mismo. “Mientras una me hace ver la belleza del mundo, la otra me señala su fealdad y la ridiculez de todo sentimiento de felicidad” (Sabato). Estas dos fuerzas opuestas representan la conciencia de la creación y la destrucción, reflejando la capacidad de Castel de poder seguir a la luz creativa de lo bueno o mostrar su vulnerabilidad de sucumbir a las fuerzas destructoras del mal.

 Además, por medio de su dominio de la técnica de la perspectiva narrativa, Sabato se nos presenta un mundo únicamente a través de la mirada alucinada y difícilmente objetiva de Castel, de modo que, como lectores, nos es imposible saber si lo que él ve o lo que él cree ver, es real o está solo en su imaginación. De hecho, otro síntoma de psicóticos que Juan Pablo ejempla son las ilusiones o creencias falsas. Estas creencias suelen ser grandiosas, narcisistas y particularmente extrañas (Kazmierczak 72). Por ejemplo, un paciente podría creer que es Jesucristo o el gobernante de un pueblo. Del mismo modo, en El túnel, Castel dice, “Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada con un orgulloso sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos; mi soledad no me asusta, es casi olímpica” (Sabato). Por lo tanto, podemos ver como este pintor psicótico tiene una opinión bastante errónea en cuanto a los demás y casi fuera de su conciencia, crea una teoría que él es mejor que todos. También, a pesar de no asustarse por la soledad, hay cierta yuxtaposición porque “. . . sexual experience provides Castel with a means to escape from his feelings of alienation, but it is an attempt that fails” (Meehan 234). Entonces, otra vez vemos la dualidad de sus palabras porque realmente busca un escape de su soledad. Pero luego se contradice, “… y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general, (…) me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme. Aunque sea una sola persona” (Sabato). Así que es muy evidente en estos pasajes que Juan Pablo sigue con su lenguaje desorganizado y además, no tiene un buen sentido de la realidad.

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