ESPECTÁCULO: DICTADURA DE LA CULTURA MUNDO

María Emma Pereira Primera

15 de noviembre de 2016

ESPECTÁCULO: DICTADURA DE LA CULTURA MUNDO

El siguiente ensayo pretende exponer la postura que adopta el autor Mario Vargas Llosa en su libro La Civilización del espectáculo frente a temas relacionados con la cultura, su industria, y analizar cómo surgió la banalización y democratización de esta, hasta tal punto en que el autor asegura que la sociedad actual carece de cultura, afectando incluso el manejo de la información por parte de los medios actuales, caracterizados por ejercer un periodismo mediocre e irresponsable.

Para introducir el tema resulta oportuno citar a T. Adorno y M. Horkheimer quienes definen a la industria cultural como una “Ilustración como engaño de masas” (Dialéctica de la Ilustración, 1944).

Esta industria poco a poco ha ido abarcando todos los ámbitos de la sociedad actual, todo con el pretexto de querer satisfacer las necesidades de cada individuo para que alcance una exitosa búsqueda de placer y bienestar en su vida, hasta sentirse satisfecho, como consecuencia esto ha deshumanizado al ser humano, convirtiéndolo en un ser egoísta que solo busca el beneficio propio y que cree que el único valor existente es el comercial viendo la búsqueda propia de la felicidad como su sentido principal de vida.

En La civilización del espectáculo, el autor muestra a la Industria cultural como expertos creadores de falsas necesidades, es decir, le venden al individuo la falsa idea de que para vaciar su vida de inquietudes internas, y alcanzar la tan anhelada búsqueda de la felicidad que caracteriza a la sociedad posmoderna, este necesita consumir lo que la misma industria produce e impone a través de la publicidad y las tendencias, convirtiéndolos en consumidores sistemáticos que se aíslan de su verdadero ser y creen que lo que obtienen materialmente es lo que verdaderamente los representa ante la sociedad, entonces pasan a ser definidos por el capitalismo y víctimas inconscientes de una dictadura mercantil, en la que el consumidor cree tener el control y la libertad de escoger lo que le gusta, aun cuando la industria es quien le brinda las opciones clasificando cada tipo de producto, por lo tanto la libertad de elección que cree tener el consumidor es solo una ilusión, “El consumidor real se torna en un consumidor de ilusiones” (Debord, 1967).

Con referencia a lo anterior, es necesario aclarar que la Industria Cultural o del ‘entretenimiento, tiene como interés primordial ofrecer novedades que entretengan al público más amplio posible, y para que esto se lleve a cabo, lo que esta produce es asequible en todos los aspectos, el consumidor se siente atraído porque no es necesario tener una formación previa o ser erudito en cuanto a referentes culturales para disfrutar de las novedades que ofrece, a esto se le denomina “cultura de masas” (Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, 2008, p. 79). Entonces lo que produce la industria es cero intelectual, completamente banal y tan momentáneo que el público cree que lo que no se le ofrece, es decir lo que no entretiene, no es importante, es aquí donde se pierde el interés total de la sociedad actual por lo que de verdad trasciende a través del tiempo, que son los conocimientos y las costumbres de nuestras sociedades, depreciándose así el concepto real de cultura, hasta el punto en que esta simplemente se reduce a ser una manera agradable de pasar el tiempo. Es por esto que tal como aduce Vargas Llosa (2012, p. 31) “la antigua Cultura Intelectual muere y actualmente se padece su ausencia, aunque sobreviva en pequeños nichos sociales, sin influencia alguna sobre el mainstream”.

Como puede observarse, lo anterior es solo el resultado de lo que el autor denomina “Democratización de la cultura”, fenómeno que empezó porque la sociedad creyó que conocimiento y religión eran lo mismo que cultura, por lo cuál no podían permitir que esta siguiera haciendo parte exclusivamente de las sociedades elite, en consecuencia, se vieron en la obligación moral de hacer que esta estuviera al alcance de todos mediante la educación y la promoción de las distintas manifestaciones artísticas existentes, pero con esto lo que lograron fue el indeseado efecto de trivializar la cultura y volverla algo superficial en cuánto a su contenido, todo con el pretexto de llegar al mayor numero de personas, pasando a ser como dice Llosa, “La cantidad a expensas de la calidad” , algo que por cierto es muy característico de la actual industria del entretenimiento.

La anteriormente mencionada cultura de masas (mainstream), nace gracias al predominio de la imagen y el sonido sobre la palabra, fenómeno conocido como “la retirada de la palabra” (George Steiner, 1971)  y esta al caracterizarse por ser una “cultura que produce contenidos diseñados para hablarle a todo el mundo, en todo el mundo” Lopez, J.A (18 de Septiembre de 2012). Cultura Mainstream. El Espectador. Recuperado de http://www.elespectador.com/, hace que lo que la sociedad actual consume termine convirtiéndola en una sociedad conformista, que debido a la impresión que le da la industria, empieza a creer que para estar informado, a la vanguardia y ser revolucionario o moderno, solo se necesita hacer el más mínimo esfuerzo intelectual. Esto ha conllevado a la desnaturalización de la cultura, vista actualmente como una forma de divertirse, es por esto que Vargas Llosa dice “No es extraño que la literatura más representativa de nuestro tiempo sea la literatura light, leve, ligera, fácil, una literatura que sin el menor rubor se propone ante todo y sobre todo (y casi exclusivamente) divertir” (p. 36), esto lleva al autor a hacer un análisis en cuanto al papel que los medios ejercen en el manejo de la información actualmente y cómo afecta la metamorfosis del concepto de cultura al espectador, que en vez de ser informado por los medios, es confundido e irónicamente desinformado por parte de los mismos, ya que estos con la transformación del concepto de cultura cambian su intención y es allí cuando su objetivo principal ya no es informar si no entretener a la audiencia.

...