El Mito Del Paradigma
mat.z.silva2 de Octubre de 2014
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EL MITO DEL PARADIGMA
Dr. Jorge G. Garzarelli
Universidad del Salvador (Argentina)
Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso;
solo del otro lado del ocaso
verás lo Arquetipos y Esplendores.
Jorge L. Borges
El Arte en sus diversas manifestaciones muestra a la Fantasía y al Mito siguiendo aquellos aquellos procesos característicos del mundo de los sueños. Tratará de descubrir lo obscuro, lo que se intenta esconder tras las palabras: tras las máscaras que las palabras representan. De quitar máscaras para encontrar las razones y las sin-razones, los 'arquetipos y los esplendores' del poeta-hombre; trata una forma especial del Arte; la literatura en el teatro..
A los efectos del presente capítulo me referiré a un arte particular; aquel que hace a la ilusión, la ficción, lo imaginario, donde todo ocurre 'como sí' fuese real: El teatro. Sobre todo el que hace referencia a lo polar. El teatro de las dos máscaras. Las máscaras del amor y del odio. De lo extremo, la Indiferencia, no habría teatro. Quizás, la Indiferencia podría llegar a traducirse como la Gran Ausente. La Ausencia del Drama.Y...sin embargo.....
En todos los lugares del mundo parecen haber existido siempre máscaras que intentaban dar cuenta de verdades trascendentales. Un ejemplo del valor de las máscaras lo comenta Mannoni (1979), cuando hace referencia a la creencia de las tribu 'hopi', cuyas máscaras se llaman 'Katcina' y son utilizadas en una oportunidad al año representando figuras terroríficas que intentan comerse a los ninos. Las madres simulando estar aterrorizadas rescatan a sus hijos ofreciendo a los 'Katcina' trozos de carne como intercambio. A su vez estos 'Katcina' darán a los ninos unas albondiguillas de maiz y de 'piki' que en estas ocasiones están tenidas de rojo. A poco, estos adultos quitándose las máscaras, revelan ser los padres y tios de los niños. Un 'hopi' relata: 'Cuando los 'Katcina' entraron en la villa...los hombres sin sus máscaras (…), yo experimenté una profunda conmoción: no eran espíritu. Los reconocía a todos y me sentía muy desdichado porque toda mi vida, se me había dicho que los 'Katcina' eran dioses (…), yo sé que los 'Katcina' no son espíritus, son mis padres y mis tíos, pero aún así, los 'Katcina' están allí cuando mis padres y mis tíos bailan enmascarados'. (M. Mannoni – 1979)
Acaso nos sucede algo muy distinto, cuando 'inmersos' en el mundo del teatro o de una ópera, vivimos aquello, 'como si' fuese una verdad? Una verdad existe en ello y es la verdad de lo vivenciado. Una verdad que se acerca a la mítica por su parentesco con los contenidos de la vivencia.
Allí también podemos decir, 'ya lo sé, pero aún así'. Aún así, lo vivo real, lo vivo verdadero. De esta suerte profunda de identificación que se hace real ante la presencia de lo imaginario, dará cuenta el teatro. Y da cuenta de modo tan patético porque ha nacido de la fantasía de un hombre que, como nosotros, necesitó decir realidades tascendentales.
Es que en el teatro, en la tragedia, hay algo más que un texto.
Si todo fuese solo texto, la profundidad desaparecería. Obviamente aparecerá una superficie 'opaca', bidimensional, la que debemos retirar temporalmente para tener acceso al deseo del autor (el que garantiza lo escrito). Es que el texto solo, pude ser considerado apariencia, residua, cosa externa. Será o podría aproximarse a ser, esa pequeña 'a' que conforma parte de los matemas lacanianos. Tal como ella, las máscaras. Si hay máscara solo, no hay nada detrás, será esa superficie que no esconde nada más que a si misma. Pero si consideramos que hay un más allá, nuestra consideración como superficie-sola, desaparece.
Si esta máscara es solo eso, nos llevará a la ilusión de algún otro, de un otro del más allá. Ocurre que la máscara nos sugestiona como incitándose a ese otro que en el texto sería, lo que el texto dice, lo que yo leo y todo lo demás; su triangulación, ya que el texto leído, incluye la dimensión de un tercero y su transferencia.
Será por esto que entonces, todo lo que aparece como máscara, pide ser descifrado. Un desciframiento similar al de los sueños.
LA MASCARA EN EL TEATRO
Máscara de qué? Máscara = persona. Persona = personaje.
Personaje 'obsceno', como aquel que en las obras de teatro, en principio representadas en honor a dioses y héroes, bajo la protección de Dionisio, 'dios de los misterios', comenzó a ser incluído, con escenas de bufonerías indecentes, las que de hecho ofendían a los dioses. En este sentido 'obsceno', se ganó el significado de indecente o depravado. Este término provendría del latín 'obscenus' (nefasto, de mal aguero), formado por la preposición 'ob' (contra, fuera) y de la griega 'skené' o 'skaene' (representación teatral), (escena).
La más utilizada en las representaciones teatrales, hablaría de un otro, escondido detrás de la misma. El personaje, quién sería?, la máscara, el actor o el acto que los funde?
Es claro que aquí todo texto teatral puede leerse y pensarse como parte de un conjunto mayor que lo contiene y que se transforma en un 'continuum'. Texto éste, que unirá a sus 'contrarios', creador-creado, actor-actuado, interno-externo. Realidad-Fantasía.
También el texto profundo se fundirá con sus superficies. La máscara desaparecerá como tal y el texto emergerá como alguna forma posible de la verdad.
De estos modos y probablemente de algunos otros, el texto se insertará en las escrituras universales. El que firmará su obra, no será el autor, sino que la obra firmará en nombre de su autor.
El teatro apoyado sobre textos que insinúen la verdad del hombre, será el que perdurará. Tal el texto de los mitos que 'per se' 'hablan' del drama del hombre con su propia naturaleza y la de todo lo que lo rodea.
La palabra teatro deriva de una griega 'theaomai' (ver la perfomance), y que también pude ser oído, tal como sugieren los dos términos del teatro: audiencia y espectadores. El teatro impacta a sus espectadores por medio de la actuación, el canto o la danza, a lo que podemos anadir sus 'complementarios': luz, sonido, 'reggie', escenografía, etc. e inclusive el contexto general donde se genera el espectáculo.
Sucesivas concepciones del espacio, han llevado al teatro a la realización de sugestivas y más complejas puestas en escena; pero cualesquiera sean antiguas, clásicas, modernas, contemporáneas, el teatro siempre sugiere y sostiene la Gran Escena.
Ya en 'La Poética', nos podrá asombrar la profundidad con que Aristóteles analiza y establece lo que el teatro debió ser en aquellos tiempos. Según él, en toda tragedia existen héroes que por alguna razón conciente o inconciente cometen graves errores. Posiblemente Aristóteles se refiere a todos los homicidios prototípicos en los que se fundan las tragedias. Parricidio, matricidio, filicidio. Muerte por doquier. Muerte, Amor y Locura, tragedias del hombre.
El teatro para los filósofos de aquella época era esencialmente, imitación de los hechos de la vida en sus bondades y desventuras; pero esa imitación era más que nada, acción. Acción dialéctica especular, como si se hubiese establecido con un otro del cual no habría otra razón, otro remedio que desprenderse. Podríamos leer en esto la 'vocación' a ser actor (identificación con el personaje, que a su vez es la identificación del autor con un 'otro' determinado por su Otro, que llegado un momento es imposible de seguir guardando). Algo que habría que dejar salir afuera por su insistencia. Un afuera estará aguardando ese producto que va a ser mirado, escuchado, vivenciado. En síntesis un otro que lo reconozca por identificación.
ORIGENES
Del origen del teatro poco puede decirse, pero existe un consenso general entre los estudiosos del tema, en ubicarlo en la Atenas del siglo VI (A.C). En esa época ya se realizaban representaciones durante la primavera, destinadas a Dionisio, deidad que estaba ligada al arte, al sexo desenfrenado y a las libaciones.
La mayoría de las producciones poéticas le eran dedicadas, Será en esa Atenas esplendorosa en donde vamos a escuchar a Esquilo, Sófocles y Eurípides, los poetas de la tragedia.
No obstante, parecería ser el teatro tán antiguo como la misma humanidad, pudiéndose conjeturar que el genuino teatro primitivo habría tenido como escenario al propio cuerpo del actor. Posiblemente algún sacerdote o figura dignataria habrían ocupado ese lugar.
El teatro originario hunde sus raíces en la magia del hombre primitivo, en sus danzas por la fertilidad, por el agradecimiento de las lluvias, en el totemismo, en los ritos, en los cultos a los dioses; en todo aquello que toque al mito mismo.
En Grecia, con Sófocles, alcanza la tragedia griega, un momento de apogeo. Si bien Esquilo había introducido a los actores en la escena, produciéndose según diálogo, Sófocles incluye al tercer
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