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El conflicto armado en Colombia


Enviado por   •  28 de Febrero de 2014  •  Ensayos  •  2.099 Palabras (9 Páginas)  •  191 Visitas

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Colombia es un país cruzado, a través de toda su historia, por las dinámicas del conflicto armado, el que ha generado en forma recurrente unas relaciones particularmente difíciles en materia de convivencia, democracia y participación. Esta situación tiene implicaciones de carácter social y político que se expresan con toda claridad en la existencia de grupos humanos y comunidades en donde conviven al tiempo los derechos y su ejercicio, con el temor, la duda y la desconfianza en la posibilidad de hacerlos efectivos.

El conflicto armado, en el universo de su actual desarrollo y complejidad, genera cierto tipo de manifestaciones en el conjunto del tejido social que colocan a cada individuo en unas condiciones de total indefensión disminuyendo sus expectativas de vida y rompiendo las redes de solidaridad que le dan sentido a la convivencia. Las situaciones de tensión generadas por este fenómeno, afecta la confianza de las relaciones entre las personas, produce en ellas acomodamientos morales y éticos dirigidos a garantizar la supervivencia, reduce los índices de solidaridad, acrecienta el temor, genera inestabilidad y desplazamiento, porque la fuerza determina las relaciones de poder y convivencia.

En el contexto del conflicto armado que vive el país, la practica de los Derechos Humanos pierde el sentido de cohesión de la sociedad por efecto del desborde institucional o social de las practicas de violencia utilizadas para mantener el orden o ejercer el poder en forma paralela o alternativa.

En la actual coyuntura de los diálogos de paz, resulta decisivo hacer una reflexión profunda y sin prevenciones de lo que significa para una nación construir su vida institucional, social y política, según un modelo de democracia que sea pluralista e incluyente y que consolide formas de convivencia y gobernabilidad.

La participación política constituye el segundo punto de la agenda de conversaciones de La Habana y uno de los de mayor importancia en los acuerdos a que pueda llegar la mesa para la terminación del conflicto armado.

Es una cuestión capital dado el modelo que se ha desarrollado en el país, que carece del carácter pluralista, participativo e incluyente de una auténtica democracia.

Resulta paradójico que la llamada democracia más antigua de América Latina haya avanzado en el marco de una pugna interna que se enrareció y degradó en prácticas de terrorismo de Estado, paramilitar, guerrillero y narco que tuvo como blanco esencial a la población civil.

Las estadísticas más modestas estiman en 5,5 millones las víctimas. Se suma una estela de desplazamiento interno forzado del 10% de la población del país y nuevos y más complejos fenómenos de violencia que comprometen el control territorial e institucional de la nación.

En este contexto, resulta decisivo hacer una reflexión profunda y sin prevenciones de lo que significa para una nación construir su vida institucional, social y política, según un modelo de democracia que acabe con el conflicto armado, sea pluralista, incluyente y consolide formas de convivencia y gobernabilidad a través de la ampliación de los escenarios de participación política y ciudadana.

Voces firmes

Tanto el Foro de Desarrollo Agrario como el de Participación Política, liderados por la Universidad Nacional de Colombia y la ONU, por encargo de la Mesa de Conversaciones de Paz de La Habana, han sido de la mayor importancia para los avances de este proceso, en la medida en que, a través de ellos, se han producido “hechos” que se derivan de la dinámica de su realización y de la utilización de sus resultados.

Primero, han permitido hacer explícita la participación pluralista, incluyente, amplia y democrática de todos los sectores de la sociedad colombiana, en una polifonía de puntos de vista e intereses distintos. Han dejado como enseñanza que es posible el diálogo franco y propositivo entre contrarios, cuando se define un propósito de interés común.

Segundo, han evidenciado el hecho de que no participar es una forma de participar y que, lejos de producir inquietud e inconformidad, ayuda a construir democracia desde la diferencia, si se hace con respeto y argumentación solida.

Tercero, han cambiado la asimetría de acompañamientos y asesorías sobre el contenido y profundidad de las temáticas de la mesa de conversaciones. Es indiscutible aceptar que las más favorecidas han sido las Farc, pero también el Gobierno.

Cuarto, han redefinido los temas de cada uno de los puntos, lo que robustece su contenido al darles una amplitud mayor a la enunciada y con un gran realismo y pertinencia. Más aún, las propuestas hechas a la mesa tienen una mayor legitimidad, en la medida en que se sustentan en el sentir y pensar del constituyente primario.

Los principales temas

El informe entregado a la mesa de conversaciones, el pasado 11 de junio, recoge y presenta de manera organizada la producción del segundo foro, al articular los aspectos que contemplan los tres subtemas del punto dos de la agenda.

También recoge lo propuesto en los paneles de experiencias internacionales, partidos políticos y movimientos sociales, académicos y medios de comunicación, así como los aportes hechos de manera autónoma por distintas organizaciones de las mesas de base y las de socialización.

Si la nueva ronda de conversaciones sigue su camino en relación con los resultados del primer foro, lo que les espera a las delegaciones en materia de participación política es un largo pero fascinante esfuerzo de reflexión y de construcción de acuerdos. Muchos tienen que ver con la caracterización y trasformación del régimen político y de su institucionalidad.

Es de absoluta potestad de las partes sentadas en la mesa definir la ruta temática para abordar la discusión del segundo punto de la agenda. Pero resulta pertinente y necesario para la sociedad colombiana conocer a grandes rasgos los resultados del Foro de Participación Política y la desagregación temática que efectuaron los asistentes.

Sobre el acuerdo final

El subtema uno es el de “derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política, en general, y para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del acuerdo final, en particular”.

Las propuestas e insumos a este respecto se ordenaron en torno a cinco ejes de reflexión y discusión: 1) estatuto de oposición; 2) garantías políticas; 3) participación política de las Farc después de su disolución como grupo armado; 4) UP y garantías de no repetición; 5) acceso a los medios de comunicación.

Se abordaron aspectos como la consolidación de garantías plenas para el desarrollo de la

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