El laberinto de la soledad es un libro escrito por Octavio Paz en 1949

El laberinto de la soledad es un libro escrito por Octavio Paz en 1949 en París, Francia; es decir, se escribió fuera del país y hace 69 años, tiene varios premios entre ellos los más importantes es el Premio Nobel de Literatura en 1990 y el Cervantes en 1981.

Tomando en cuenta éstas característica podríamos decir que no es un escrito que sea vigente para México en el 2018 con todos los cambios culturales, económicos, políticos que ha sufrido, sin embargo es un libro que traspasa las fronteras del tiempo, ya que se basa en la psicología del mexicano, no en un momento determinado de la historia, ya que a pesar de que usa las etapas históricas de México como lo son la Conquista, la Colonia, la Reforma, la Revolución y la época contemporánea sólo lo hace cómo herramientas para definir o perfilar la personalidad intrínseca y aparentemente inamovible del mexicano.

Y realmente hay que tomar en cuenta lo de inamovible, ya que estando en pleno 2018 muchos de sus análisis, aunque poéticos, objetivos no han “caducado”.

 El hombre siempre ha tenido la necesidad de saber quién es, el porqué de cómo es, de dónde viene y hacia dónde se dirige, no es algo nuevo que haya descubierto Octavio Paz, pero lo que lo diferencía de muchos otros escritores es que él busca todas esas preguntas no a través de su individualidad, sino a través de su nacionalidad, es decir; como mexicano, no como Octavio Paz.

Y realmente es una manera muy inteligente de ver las cosas para poder ser objetivos hacia nosotros mismos, ya que al ver a otros nos podemos ver reflejados a nosotros mismos.

Tal vez generalizando bastante el autor, pero teniendo muchos aciertos en el capítulo de Máscaras Mexicanas, si se es lo bastante inteligente emocionalmente como para aceptar críticas se puede notar que los mexicanos a pesar de tener una gran variedad y riqueza cultural, son muy parecidos. Tal vez hay diferentes gustos de música, vestimenta, comida, cosas que aunque muy importantes son una expresión exterior de lo que hay en nuestro interior, es decir a lo que hace referencia Octavio Paz en todo su libro.

El mexicano tiende a ser cerrado con respecto a lo que realmente es, lo que realmente quiere, lo que siente, lo que piensa, básicamente en todo. Crea una imagen de lo que quiere que vean los demás, o de lo que no quiere que vean, ya que hay un miedo innegable dentro de sí mismo al dolor, ya que al mostrarse al mundo como él es en realidad perderá todo, su “hombría”, su posición como “mujer santa y divina”, por lo que al mismo tiempo que trata de evitarse dolor se pone un castigo y una carga muy difícil de llevar la “máscara”.

En muchas ocasiones se ha etiquetado al mexicano como machista, y esto se hace desde una postura en la que dice que el mexicano es machista por elección propia, pero no se ve desde una postura en la que el mexicano no tiene elección si no que, desde que nace se le enseña por su figura materna que el hombre no debe de llorar, no debe de demostrar debilidad alguna, y con debilidad alguna se refiere a cualquier emoción que ponga al descubierto que eres una persona “abierta”. No debe ser cariñoso porque eso te puede llevar a ser usado por los demás, no debe ser muy feliz porque eso puede provocar que los demás se aprovechen de él, no debe demostrar tristeza porque los demás dirán que no sabe sobrellevar las “pruebas que le pone la vida”. Se llena de “no debes” desde una temprana edad. Cuántas veces no se escucha la frase de “los hombres no lloran”.

Los hombres no hacen esto, ni aquello y tampoco eso, entonces ¿Qué es lo que hacen los hombres?, ¿Qué está permitido y que no?, esto es algo que se piensa muy pocas veces y que provoca que el hombre no tenga identidad propia si no que siga un conjunto de conductas preestablecidas por alguien más.

Algo muy interesante en los mexicanos es que se cree que sólo los hombres son machistas es decir lo vemos como si de una igualdad matemática se tratara “hombres= machista”, pero la verdad es que el machismo es algo que la mujer también practica y con más frecuencia de la que se cree. Ya que no sólo el hombre mantiene una máscara, sino que también la mujer mexicana se ve afectada por este fenómeno tan interesante.

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