Ensayo de "la noche de Tlatelolco"

“Inolvidable” 2 de octubre

<<Un régimen que se ensaña contra sus jóvenes, los mata, los encierra, les quita horas, días, años de su vida absolutamente irrecuperables es un régimen débil y cobarde, que no puede subsistir.>> (Elena Poniatowska. (1971). La noche de Tlatelolco. México: Era.).

Elena Poniatowska compila las voces de cientos de personas, cuyas posturas no fueron escuchadas, voces que ya se extinguieron, voces esperanzadas, desconfiadas, desesperadas; en relación al inolvidable movimiento estudiantil de México 1968. Los pensamientos que se creían en el olvido, aquellos que confiaban en una nueva Revolución Mexicana y quienes los miraban alarmados. (¿Será que todo México quitará de sus ojos la venda que ha traído desde hace varias décadas?).

En este libro, uno mismo casi puede ser testigo de los hechos; y es esto lo que más me aterra, no es ficción. No es una simple historia que un autor usa como pretexto para expresarse, fue real, muchos lo vivieron. Esto me da una sensación de impotencia, no sólo por las injusticias pasadas, sino también por las actuales.

<<El paisaje mexicano huele a sangre. >> (Poniatowska , 1971) En la actualidad somos testigos de actos atroces, algunos por parte de la sociedad misma, pero muchos otros tienen motivos más allá, de corrupción y de poder.

Y es que hoy, como hace 50 años, el régimen corrupto oprime y asesina a sus enemigos; el pueblo mismo. Violentos encuentros entre protestantes y la ley; Ayotzinapa, 43 jóvenes desaparecidos, el movimiento magisterial de 2013, un mes de protestas a las que solo se respondió con violencia; son solo algunos ejemplos contemporáneos.

La sociedad mexicana vive a riendas del sistema opresor; algunos buscamos un mejor futuro, algunos queremos alzar la voz sobre las injusticias que acontecen a la mayoría de nuestros compatriotas, y somos empáticos con ellos, mientras que otros solo nos cruzamos de brazos frente a los hechos tan terribles y crueles que atormentan a la nación, damos solo nuestro punto de vista, pero no alzamos la voz por miedo de ser parte de un atentado tan cruel, tan indignante y doloroso como el suscitado en Tlatelolco.

Aquellos jóvenes que buscaban el dialogo o reclamar, no solo sus derechos como estudiantes, sino también los de los obreros, maestros, los marginados; fueron silenciados brutalmente. Personas que aún viven en el anonimato, intentaron hacer de este país un México mejor, hacer cambios justos para todos, gente con verdadero amor a la patria, y al prójimo.

Ellos lograron ver las fallas del sistema, lo cuestionaron, pedían un alto a la violencia que habían estado viviendo.

Los estudiantes vivieron situaciones similares a las actuales: cargos injustos, violencia extrema, matanzas, desinformación por parte de la prensa… Tan solo por dar una buena cara en las olimpiadas de aquella época, justo como ahora, que México busca dar un falso panorama internacionalmente, dando una imagen de una nación globalizada, olvidándose del agujero de ignorancia y de pobreza en la que está sumergida una buena parte de su población.

Muchos autores opinan que hay un México antes y después de Tlatelolco, pero, ¿Dónde está este nuevo México? << ¿Quién cobrará esta deuda de sangre? ¿Quién vengará a nuestros muertos? >> (Poniatowska , 1971).

La juventud de nuestros días tiene en sus manos el futuro de la nación, la oportunidad de educarse, de elegir libremente un nuevo gobierno; y es que por naturaleza, tenemos esas ansias de libertad, de un cambio, que en su momento caracterizaron a los estudiantes del movimiento del 68 <<Estoy convencido de que el futuro de este país pertenece a los jóvenes de mi generación. >> (Poniatowska , 1971).

México debe aprender de sus errores, mirar el futuro del país de manera justa. Tengo la esperanza de que

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