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Individualismo Y Colectivismo


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  1.298 Palabras (6 Páginas)  •  935 Visitas

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Individualismo y colectivismo

Los socialistas creen en dos cosas que son absolutamente diferentes y hasta quizá contradictorias: libertad y organización Élite Haleví.

El concepto de socialismo, a menudo se usa para describir, los ideales de justicia social, mayor igualdad y seguridad, que son los fines últimos del socialismo. Pero significa también el método particular por el que la mayoría de los socialistas espera alcanzar estos fines, y que muchas personas competentes consideran como el único método por el que pueden plena y prontamente lograrse. En este sentido, socialismo significa abolición de la empresa privada y de la propiedad privada de los medios de producción y creación de un sistema de «economía planificada», en el cual el empresario que actúa en busca de un beneficio es reemplazado por un organismo central de planificación. Casi todos los que consideran el socialismo no sólo una esperanza, sino un objeto de la práctica política, los métodos característicos del socialismo moderno son tan esenciales como los fines mismos. Muchas personas, por otra parte, que valoran los fines últimos del socialismo no menos que los socialistas, se niegan a apoyar al socialismo a causa de los peligros que ven para otros valores en los métodos propugnados por los socialistas.

La «planificación económica», que es el principal instrumento de la reforma socialista. Propugnan la «planificación», por consiguiente, todos aquellos que demandan que la «producción para el uso» sustituya a la producción para el beneficio. Pero esta planificación no es menos indispensable si la distribución de la renta ha de regularse de una manera que tengamos por opuesta a la justa. Denominar colectivismo a los métodos que pueden usarse para una gran variedad de fines, y considerar al socialismo como una especie de este género. Con todo, aunque para la mayor parte de los socialistas sólo una especie del colectivismo representará el verdadero socialismo, debe tenerse siempre presente que éste es una especie de aquél, y que, por consiguiente, todo lo que es cierto del colectivismo como tal, debe aplicarse también al socialismo.

Las dificultades ocasionadas por las ambigüedades de los términos políticos corrientes no se eliminan, sin embargo, si utilizamos el término colectivismo de modo que incluya todos los tipos de «economía planificada», cualquiera que sea la finalidad de la planificación. La «planificación» debe en gran parte su popularidad al hecho de desear todo el mundo, por supuesto, que tratemos nuestros problemas comunes tan racionalmente como sea posible y que al hacerlo así obremos con toda la previsión que se nos alcance. El economista, cuya entera tarea consiste en estudiar cómo proyectan efectivamente sus asuntos los hombres y cómo podrían hacerlo, es la última persona que puede oponerse a la planificación en este sentido general. Pero no es éste el sentido en que nuestros entusiastas de una sociedad planificada emplean ahora el término, ni tampoco es éste el único sentido en que es preciso planificar si deseamos distribuir la renta o la riqueza con arreglo a algún criterio particular.

La disputa entre los planificadores modernos y sus oponentes no es, por consiguiente, una disputa acerca de si debemos guiarnos por la inteligencia para escoger entre las diversas organizaciones posibles de la sociedad; no es una disputa sobre si debemos actuar con previsión y raciocinio al planear nuestros negocios comunes. Es una disputa acerca de cuál sea la mejor manera de hacerlo. La cuestión está en si es mejor para este propósito que el portador del poder coercitivo se limite en general a crear las condiciones bajo las cuales el conocimiento y la iniciativa de los individuos encuentren el mejor campo para que ellos puedan componer de la manera más afortunada sus planes, o si una utilización racional de nuestros recursos requiere la dirección y organización centralizada de todas nuestras actividades, de acuerdo con algún «modelo» construido expresamente.

Es importante no confundir la oposición contra la planificación de esta clase con una dogmática

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