Informe de lectura, la nona

Introducción.

En el presente informe de analizará la tragicomedia “La nona” del escritor argentino Roberto Cossa (1934). Fue estrenada el 12 de agosto de 1977 y se trata de una de las obras más trascendentes del teatro argentino.

La obra, totalmente realista, muestra cómo una numerosa familia italiana se ve afectada económicamente a costa del descomunal apetito de la anciana de la casa, que adopta el nombre de “la nona”

Hipótesis.

La decadencia de la capacidad del bolsillo de Carmelo Spadone aumenta junto con el apetito y deshumanización de la nona.

Desarrollo.

Carmelo Spadone es el principal reflejo del tema a tratar, ya que es el sostén económico de la familia. Al comenzar la obra, se lo muestra como un próspero propietario: dueño de su propia casa y puesto en la feria. Como cabezal de familia de la época, su responsabilidad era mantener a los miembros de esta.

“CARMELO. —¡Yo, Carmelo Spadone! Respetado por todos los puesteros del mercado. ¡Me admiraban!, ¿me oís? ¡Me admiraban! Me consultaban... ¡A mí! ¡Un maestro! Así me dijeron una vez: «Sos un maestro, Carmelo».” (Cossa, R. 2012: página 31)

Su creencia es a base de la honradez, por este motivo, toca fondo cuando debe vender su puesto (quizás, su error era cifrar lo que es en lo que tiene)

“CARMELO.—Según él, se tiene que cubrir. Yo no tengo más el puesto. No tengo garantía. ¿Entendés? Soy un don nadie. Eso es lo que soy.  ¡Un don nadie!” (Cossa, R. 2012: página 33)

Por otro lado, la Nona, que comienza la obra siendo la típica abuela italiana, con una manía por la comida; termina convirtiéndose en un monstruo que todo lo devora.

 A lo largo de la obra, su apetito crece convirtiéndose en algo totalmente inhumano. Vive por y para la comida. Solo sale de su pieza para comer y vuelve a la misma extorsionada con algún “sanguchito” o comida de por medio. Se podría decir que es la encargada de llevar a la familia Spadone a la ruina total.

Lo inusual de su imagen, es que resalta totalmente del estereotipo de abuela italiana. Incluso, al final de la obra, con una familia completamente desarmada por tragedias, en lo único que piensa es en las típicas comidas argentinas:

“NONA. —Viernes... ¡Pucherito! Ponele bastante garbanzo, ¿eh? ¿Compraste mostaza? Tenés que hacer el escabeche, que se acabó... E dopo un postrecito... Flan casero con dulce de leche...” (Cossa, R. 2012: página 43)

Conclusión final.

La obra es breve y exacta. Creo que causa lo esperado en el espectador o lector. El grotesco y la exageración están presentes en cada diálogo de la misma, y aunque en un principio estos rasgos parezcan estar centrados sólo en la protagonista, de a poco se ven reflejados en los demás personajes. El final, quizás, es lo más inesperado de todo: una familia desarmada por completo y una Nona, aparentemente, inmortal.

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