LA SOMBRA DEL VIENTO

Mediante este ensayo, queremos reflexionar acerca una de las muchas problemáticas que el libro Las buenas conciencias de Carlos Fuentes Macías, nos brinda. Este autor nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá, sin embargo es mexicano por convicción, estudió derecho en la UNAM y en Ginebra Suiza, su obra más importante que lo consolidó como autor en 1962 es La Muerte de Artemio Cruz, aunque cuenta también con una infinidad de obras, como novelas, cuentos, etc.

Este libro, de editorial punto de lectura, nos narra la vida de un chico adolescente, que se da cuenta que no necesita cumplir cosas que no se le hacen justas. Trata de romper estereotipos y de hacer lo contrario a lo que ya está destinado en su familia. Nos muestra lo que vive, lo que calla, y lo que arriesga con sus actos de rebeldía. Con éste libro muchos nos podemos identificar ya que muestra los pensamientos de la vida de un joven con problemas y retos que lo hacen crecer como cualquier otro adolescente en la vida, con tropiezos y equivocaciones.

Por lo tanto queremos abordar la problemática de la falta de comunicación familiar la cuál tiene efectos negativos en el desarrollo de un adolescente, tales como rebeldía, violencia, y la separación, por lo tanto estamos a favor de la comunicación familiar.

Guanajuato, ciudad antigua, llena de largos callejones en donde habita una familia de madrileños, los Ceballos, familia que empezó a hacer dinero desde abajo y que poco a poco fueron obteniendo su encumbramiento en la sociedad, hasta llegar a ser una de las pocas familias ricas de Guanajuato, católicos de nombre, pero hipócritas y llenos de ambición.

Después de varias generaciones, Jaime, descendiente de los Ceballos se encuentra con la curiosidad que todos pasamos en la adolescencia, lleno de dudas familiares que resolver; al cuidado de sus tíos, Jaime se comienza a preguntar quiénes son sus verdaderos padres, sin saber que él es primogénito de Rodolfo, viviendo en su mismo techo.

Lógico al saber esto, como cualquiera se sentiría, Jaime se decepciona mucho de su padre, por haberlo desconocido al nacer, sin saber que su tía, Asunción en realidad obligó a Rodolfo a deshacerse de la madre, Adelina, por ser de una familia de baja clase social y a dejar a Jaime como si fuera su hijo, para llenar el vacío de su esterilidad.

Jorge, el tío de Jaime, toma absoluto control sobre el joven, “… estimo que ha llegado el momento de hablarle claro a Jaime, puesto que ya no es ningún niño, sino un hombrecito de dieciséis años. (p. 98)”.

Así, Jaime se va dando poco a poco cuenta de que su familia está llena de secretos y es su deber descubrirlos para poder, cambiar el estereotipo de lo que consideraban correcto. Jaime no piensa ni por un segundo actuar como ellos, y esto ocasiona peleas dentro de la familia.

Afortunadamente, Jaime contaba con Juan Manuel, su gran amigo, quién no se parecía en la clase social, en realidad, era un indígena que con mucho esfuerzo llegó a estar donde estaba. Se hicieron amigos gracias a la beca que le permitió estudiar en la misma escuela que Jaime. Era una amistad muy pura y se apoyaban mutuamente. Mientras que en la casa de los Ceballos su amigo no era bien visto. “Luego los muchachos no saben escoger bien a sus amistades. Una mala amistad es la perdición de un muchacho joven. (p. 86)”. Como siempre, Jaime desafió sus ordenes, y se veían en secreto.

Los límites que le ponían a Jaime lo hacían querer lo prohibido. Jaime no quería tener que esperar a una mujer que fuera escogida por su tío, el quería experimentar. “Mi primera regla será que Jaime, como todos los jóvenes de nuestras familias, llegue casto al matrimonio y no conozca a otra mujer que la que Dios le depare. (p. 100)” Cómo ya lo habían separado de su sueño de profesar y alentar la religión, necesitaba una forma de satisfacerse.

En uno de sus escapes, encontró a su verdadera madre, en una cantina, dirigiendo a unas prostitutas. Sus pensamientos y su razón se revolvieron hasta que no puedo contenerse y huyó para olvidarse de todo. Intentó sacrificarse por los pecados de sus allegados lacerándose así mismo, pero entendió que así no lograría nada gracias al Padre Obregón.

Después su padre, se enfermó y sus días estaban contados. Negó a su madre estando frente de ella, no apoyó a su padre estando en sus últimos días de vida. A su tío le guardaba rencor por todos los límites que le ponía y a su tía por nunca defenderlo cuando se cometían

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