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LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LOS ENTREMESES DE CERVANTES: EL JUEZ DE LOS DIVORCIOS Y EL VIEJO CELOSO


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2017  •  Monografías  •  2.367 Palabras (10 Páginas)  •  396 Visitas

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LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LOS ENTREMESES DE CERVANTES: EL JUEZ DE LOS DIVORCIOS Y EL VIEJO CELOSO.

Sin duda 1615 es el año de máxima producción por parte de Cervantes ya que es cuando publica la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y cuando publica también los entremeses y las ocho comedias. Se ha dicho en numerosas ocasiones que en sus obras Cervantes estampa la crisis de la sociedad feudal española y por consiguiente también la proyecta en sus entremeses. La lectura de los entremeses, en particular El juez de los divorcios y El viejo celoso me han llevado a replantearme la posición de la mujer en el siglo XVI-XVII y a preguntarme si Cervantes hace en ellos una profunda reivindicación de la libertad y el libre albedrío de la mujer.

Para ello he tenido que escrutar que era ser mujer en el período Cervantista y entender el concepto que se tenía de ellas en la época: el concepto de mujer era totalmente peyorativo; la religión católica había hecho que la imagen bíblica de Eva, quien es considerada la culpable del mal del hombre a causa de su flaqueza, cayera sobre el peso de la consideración de la mujer. Aquel error bíblico determinaba la consideración de la mujer y la tildaba de ser inferior, es decir, incapaz de poseer convicciones firmes, incapaz de tener buen juicio y abocada por naturaleza al placer. Esta imagen despectiva no solo estaba extendida entre la sociedad común sino también entre los más ilustres pensadores. Por esta creencia de que la mujer no tenia juicio, una vez casada dejaba entonces de pertenecer al padre y cabeza de familia y pasaba a pertenecer al marido, es decir, era una propiedad más.  

Así pues en estos dos entremeses de Cervantes, vemos como la mujer (considerada débil y un simple decoro) es enfrentada al hombre y esto es lo que Cervantes utiliza como fuerza dramática. El polo masculino representa el orden establecido y el mundo patriarcal a quién Cervantes acentúa sus evidentes defectos puesto que es un orden artificioso cuya debilidad se muestra en la desesperación de los maridos que se presentan ante el juez y en los temores de Cañizares a la menor influencia del mundo exterior dentro de su casa. Es un orden machista, tiránico, que se arma de precauciones para su defensa en El viejo celoso y precauciones que se tornan inútiles y disparatadas en El juez de los divorcios.

En el planteamiento del conflicto de estos entremeses surge la posición de Cervantes: las mujeres que encarnan el conflicto denuncian la manipulación que con ellas ejerce la sociedad, se sienten desengañadas de la opresora institución del matrimonio. A través de ellas Cervantes expresa su disconformidad y  su simpatía hacia el matrimonio basado en el amor, como lo manifiesta igualmente en El Quijote,  en las historias de Fernando y  Dorotea y  Cardenio y Luscinda.

La libertad personal, es un tema recurrente en Cervantes y la reivindica en numerosas ocasiones debido seguramente a sus muchas ocasiones de meditar sobre la cuestión debido a su cautiverio y a sus encarcelamientos. Su reflexión sobre la libertad personal es llevada al terreno de la condición de la mujer en estos entremeses. La mujer retratada en los entremeses cervantinos sufría la terrible carga de ser la depositaría del honor del marido, del honor familiar. La sociedad condenaba el adulterio con la muerte y exigía violentos gestos del marido burlado, sin embargo Cervantes defiende que es difícil sostener la fidelidad hacia hombres a los que no se ama. El orden contra la naturaleza de las relaciones de pareja es expuesto en El juez de los divorcios y El viejo celoso  envuelto en el humor amable de quien pretende denunciar o enseñar divirtiendo.

En las obras de Cervantes el desengaño que experimenta la mujer es de tipo mundano, tiene fuertes raíces en la problemática concreta de la mujer de entonces. Este desengaño refleja, por una parte, una oposición a la concertación de matrimonio por parte de los cónyuges y  en general a la falta de libertad de la mujer a la hora de elegir marido y,  por otra, refleja un desengaño frente a la institución del matrimonio. Se trata, respectivamente, de un conflicto social y de un conflicto psicológico. El primero afecta directamente a la mujer; el segundo, a los dos miembros de la pareja. Pero la mujer aparece como la más perjudicada especialmente en El juez de los divorcios.

En estos entremeses las mujeres son personajes rebeldes al orden que las aprisiona. Eligen ellas la vía del adulterio o del divorcio. En El juez de los divorcios  los personajes masculinos aparecen degradados; desbordados por una realidad contraria a la naturaleza de las relaciones de pareja, viven engañados en un mundo imaginario creado para racionalizar unas convenciones sociales que van contra la naturaleza de la pareja.

En los dos primeros casos ellas son quienes piden el divorcio y ellos en los dos últimos pero incluso el Vejete y el Soldado acaban dando la razón a sus cónyuges para recobrar la paz y acabar con su condena. Cabe destacar que ninguno de los personajes masculinos tiene nombre, esto se debe a que responden a tópicos y a que son meras figuras.

El Juez no se pronuncia sino que deja el caso pendiente para otro día dejando adivinar al lector que a pesar de que algunos tengan motivos no va a concederles el divorcio, así pues, nadie consigue su máxima aspiración, la libertad, a pesar de que el divorcio eclesiástico en ningún caso implicaba la ruptura del vínculo matrimonial.

Américo Castro cree que Cervantes defiende el matrimonio como unión libre sin embargo respeta las reglas eclesiásticas y es por ello que no concede el divorcio pero crítica el matrimonio que no ha sido concebido libremente. Al igual que el Juez, según como lo miremos, Cervantes tampoco dicta su sentencia evitando decir su parecer, sin embargo el criterio cervantista es claramente a favor de la mujer en la mayoría de sus obras, algunos creen que esto se debe a su propio fracaso matrimonial con Catalina Salazar.

En resumen, la crítica reside en que los protagonistas masculinos se empeñan en creer que sus esposas no sienten ni piensan. Se auto engañan al creer que son objetos sin voluntad y  de su posesión. La ingenua visión que tienen estos hombres del matrimonio conecta con la idea del matrimonio como contrato y  sacramento del Concilio de Trento. La mujer, por el contrario, se empeña en desenmascarar la realidad.  Así pues Cervantes dota de voz y opinión a estas mujeres y les otorga un pensamiento propio.

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