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La Cuestion Escolar, Jesus Palacios

hirian21 de Mayo de 2013

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Palacios, Jesús (1989): La cuestión escolar. Laia. Barcelona.

• Introducción.

Cuatro grandes grupos de críticas a la escuela

1.- autores preocupados por reformar la escuela tradicional del magistrocentrismo al puericentrismo. Escuela Nueva de fines del Siglo XIX. Buscan en la reforma de la educación la transformación de la sociedad.

2.- autores que se oponen al autoritarismo escolar. Defienden la libertad del niño ante el educador y la institución escolar. La libertad es medio y fin.

3.- autores marxistas. Perspectiva sociopolítica. Se preocupan por la función social de la escuela. Vinculan la crisis escolar con la crisis sociológica más profunda de la cual aquélla es su reflejo.

4.- Marco geográfico, político y social: críticas latinoamericanas.

• 1.- Escuela tradicional.

Siglo XVII. Colegios de internados de los Jesuitas ofrecen a la juventud una vida metódica lejos de los problemas de la época y de la edad. Instalan un universo sólo pedagógico, separado del mundo, con vigilancia constante para que el alumno no sucumba a sus deseos y apetencias naturales.

El contenido de la enseñanza retorna a la antigüedad oponiéndolo al mundo presente mediante el uso del latín por oposición al uso de las lenguas romances, cuyo uso era penado. Mundo escolar ficticio. Formaban especialistas en el arte de disertar con discursos brillantes y concisos.

Los alumnos viven en humildad, desprendimiento y sacrificio.

La competencia mantenía exigencia y esfuerzo: romanos y cartagineses con sus jerarquías (magistrados, decuriones, etc.) competían señalándose cada émulo los defectos del otro para ascender. Grados, victorias, premios, etc. animan la propuesta.

El maestro organiza la vida y las actividades, vela por el cumplimiento de las reglas y resuelve los problemas.

Intentos de reformas: Comenio, en 1657 critica el sistema en su Didáctica Magna aunque mantiene dos pilares: método y orden. El orden en todo es fundamento de la pedagogía tradicional. El maestro organiza el conocimiento, aisla y elabora la materia a aprender, gradúa las dificultades según edad y fuerzas del educando para evitar pérdida de tiempo y energías, etc.

La noción de programa y el empleo racional y metódico del tiempo se hallan en primer plano. La clase y la vida colectiva son minuciosamente organizadas, ordenadas y programadas. El manual es la expresión de esta organización, orden y programación. Nada se debe buscar fuera de él si se quiere evitar la distracción y la confusión. Se aplica el mismo método de enseñanza para todos los niños, siendo el repaso (repetición exacta) fundamental. Las escuelas deben estar en lugares tranquilos. Los castigos, en este marco son fundamentales y revelan el afecto paterno del docente.

El fundamento de la educación tradicional es la ambición de conducir al alumno al contacto con las grandes realizaciones de la humanidad. La noción de modelo es fundamental.

La educación tradicional es el camino hacia los modelos de la mano del maestro. Él es mediador entre los modelos y el niño.

Se persigue el objetivo de ordenar, ajustar y regular la inteligencia de los niños, ayudarlos a disponer de sus posibilidades.

El niño debe acostumbrarse a observar determinadas normas estrictas que le impiden librarse a su espontaneidad y sus deseos. El castigo vuelve al trasgresor al sometimiento a esas normas generales y abstractas.

Se concede gran importancia al conocimiento y a la cultura general.

La escuela prepara para la vida dando la espalda a la vida. Ella debe tamizar lo real, las tentaciones del mundo exterior.

• La tradición renovadora.

Una corriente educativa es un conjunto homogéneo de acontecimientos de carácter educativo cuya importancia, a través del tiempo y del espacio, crece, se estabiliza, disminuye o desaparece.

Existe cierta correlación entre corrientes educativas y corrientes políticas, económicas, filosóficas y sociales.

La escuela es un reflejo de la sociedad y es sensible a los problemas que en ella se plantean.

Cuando en una sociedad determinada persisten aún restos de una educación concebida para un tipo de sociedad diferente, el conflicto es inevitable.

A principio de siglo se pensó que la educación había tenido su responsabilidad en formar para la destrucción y la muerte. La nueva educación sería capaz de formar para la paz, la comprensión y el amor. La educación tradicional disloca lo real, fragmenta el tiempo, procede por vía autoritaria, desconoce la riqueza física, estética, caracterial y social del educando, como su singularidad. La educación nueva enfatiza la significación, el valor y dignidad de la infancia, el interés espontáneo del niño, la libertad, la actividad y la autonomía. Se basa en los aportes de la psicología.

Se confía en el niño liberado del pecado original. El niño pasa a ser el centro de la pedagogía.

Los nuevos métodos no llegaron a los pobres ni a las zonas rurales.

Las nuevas teorías tenían una teoría más elaborada y científica de la evolución infantil.

Todo el sentido que se le da a la educación depende del significado que cada uno le atribuye a la infancia. La educación tradicional ve a la infancia como un estado incompleto.

La educación debe orientarse no al futuro sino al presente, garantizando una infancia feliz. No hay aprendizaje efectivo que no parta de alguna necesidad o interés del niño.

El niño debe vivir en un ambiente de libertad.

La nueva pedagogía une esfuerzos de maestro y alumnos. El pedagogo pone su esfuerzo al servicio del espontáneo desarrollo del niño.

Lo que forma e instruye a los niños no es lo que el maestro les dice, sino lo que es.

La cooperación y la solidaridad vienen así a sustituir el aislacionismo tradicional. Las clases empiezan a entenderse más como grupos y comunidades que como suma de entes aislados.

La escuela nueva valora la capacidad terapéutica del autogobierno.

Programas tradicionales: determinados no por los requisitos temporales o mundanos, sino por los temas eternos de la mente humana. La educación es entendida por el movimiento de la escuela Nueva como un proceso para desarrollar cualidades latentes en el niño y la misma naturaleza infantil mas que para llenar su espíritu con otras cualidades elegidas arbitrariamente por los adultos.

Autores:

Etapa idealista, lírica e individualista: Rousseau, Pestalozzi, Froebel, Key y Tolstoi.

Etapa de grandes sistemas: Dewey, Claparede, Montessori, Decroly, Kerschensteiner y Ferriere.

Etapa de madurez: plan Langevin Wallon.

• J.J. Rousseau: el gran precursor.

El Emilio o el descubrimiento del niño.

Los colegios jesuíticos enseñaban a hablar bien, no a pensar con profundidad. Rousseau critica la formación jesuítica y propone formar un nuevo hombre para una nueva sociedad. Su propuesta inspira la desescolarización del siglo XX.

Rousseau descubre al niño. Cada edad y cada estado de la vida tiene su peculiar madurez. Plantea cinco etapas de la infancia. La educación al desconocer la naturaleza del niño, va contra ella.

El objetivo de la educación es hacer racional al hombre y la educación pretende lograr este objetivo por medio de la razón; esto es empezar por el final y querer hacer del instrumento la obra.

El interés por el futuro o la estima social de que gozará al ser hombre, nada de esto tiene significado para el niño y como el no tiene capacidad de previsión no le queda otra alternativa que someterse al yugo sin estar seguro de la utilidad del sufrimiento. La edad de la alegría se pasa entre llantos, castigos, amenazas y esclavitud.

1° artificialidad que rodea al niño: desde el nacimiento se separa al niño de la naturaleza como hábitat natural y se impide que ella ejerza su influencia, el adulto la reemplaza. La naturaleza abarca tanto al entorno como a la esencia del niño. La educación del niño comienza al nacer. El niño tiene que formar sus primeros conocimientos en el plano de las sensaciones que le ponen en contacto inmediato con las cosas, y no a través de explicaciones que es incapaz de entender. Sustituir nuestro cuerpo y los sentidos por los libros no es aprender a pensar, sino aprender a servirse de la razón de otra persona, aprender a creer mucho y no saber nada.

Las sensaciones se convierten en ideas; ni los libros ni las palabras convienen a la sensibilidad del niño.

El niño que lee no piensa, no hace más que leer, solo aprende palabras.

Se cree que se ha instruido a los niños cuando se les ha llenado a rebosar la cabeza de palabras cuyo significado desconocen.

Cuando una persona se acostumbra a pronunciar palabras que no comprende, fácilmente se le hace decir lo que interesa que diga.

El niño debe saber leer cuando le interese y le sea útil hacerlo, si no leerá sin saber lo que lee y la lectura será un medio más de aprender palabras.

¿Cómo puede un niño ser educado correctamente por personas que, ellas mismas, no han sido bien educadas?

Toda educación debe partir del interés del que se va a educar.

Si el alumno atiende a los fenómenos de la naturaleza pronto despertará su curiosidad, pero para alimentarla no debemos apresurarnos.

El más valioso de los bienes no es la autoridad sino la libertad. El hombre libre solo quiere lo que puede y hace lo que le place. Si queremos que el niño sea dócil será engañable en la adultez.

El niño que adquiere los hábitos morales

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