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La Literatura Infantil: Anàlisis De Dos Cuentos De Andersen


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  2.840 Palabras (12 Páginas)  •  639 Visitas

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La literatura infantil. Análisis de dos cuentos de Andersen

En el siglo XVII, las transformaciones económicas, políticas y demográficas que sucedieron con el inicio de la modernidad, hicieron necesario definir y fijar las nuevas identidades sociales para garantizar el control y gobernabilidad de los individuos. El nacimiento y la construcción histórico-social de la infancia acontecieron en simultáneo al proceso de institucionalización. La infancia se volvió un dominio que debía ser conocido, y en el proceso de integración a la cultura de este ser, la literatura infantil cumplió (y cumple) un papel indudablemente educativo.

La socióloga francesa Marielle Durand se refiere a la función social de la literatura infantil: "Como todo arte dirigido, que parte de una finalidad preconcebida, educativa, formativa, etc., conduce a la producción de obras donde predomina la ideología de la sociedad adulta. Estas obras pretenden transmitir y perpetuar una axiología y constituyen, por consiguiente, un discurso manipulador".

Ana María Shuá, define a la literatura infantil como “la hija de una unión extramatrimonial entre el prestigioso Arte y la desdeñada Pedagogía.” Y el cuento infantil, según Italo Calvino, en su prólogo a los Cuentos Populares Italianos, "… existe con características que pueden sintetizarse de este modo: tema horroroso y truculento, de talles escatológicos o coproláticos, versos intercalados en la prosa con tendencia a la retahíla..."

Es decir, que a pesar de su aparente dulzura, los cuentos infantiles introducen a los niños en un mundo lleno de amenazas, un mundo en el que nada es lo que parece. Es que a través de los tiempos y las diferentes culturas el miedo ha sido un punto primordial de la educación de los niños. Miedo a lo desconocido, a la oscuridad, a los extraños, miedo a Dios, miedo a la muerte. En un sentido amplio, los cuentos infantiles son habitados por “seres asustadores”: lobos feroces (Caperucita Roja y Los Tres Cerditos), gigantes (Pulgarcito), brujas (Blancanieves y la Bella Durmiente), fieras (La Bella y la Bestia).

Recién en el siglo XIX la preocupación imaginativa, estética, es decir, específicamente literaria, llega a la literatura infantil. Las recopilaciones de cuentos populares de los hermanos Grimm empiezan a ser destinadas a los niños. Y en Dinamarca, Hans Christian Andersen, por primera vez, descubre la posibilidad de apoyarse en la literatura popular para crear sus propias historias para niños. Son los primeros cuentos de autor de la literatura infantil.

Poeta y escritor nacido en1805 en Dinamarca, Andersen es uno de los escritores de cuentos para niños más conocidos. Escribió más de 150 cuentos infantiles que lo han llevado a ser reconocido como uno de los grandes autores de la literatura mundial.

En términos generales, “podemos definir al cuento clásico infantil como toda obra literaria que ha perdurado y se ha extendido en el espacio y el tiempo, gracias a su legitimización y universalización por las generaciones adultas que de forma intersubjetiva los han considerado propios para la infancia, al mismo tiempo que esta se ha apropiado de ellos volviéndolos a legitimizar”.

Los cuentos de Andersen, más allá de la presencia de seres maravillosos, pueden caracterizarse como fantásticos según la definición de Emilio Carilla: “Al mundo fantástico pertenece lo que escapa o no está en los límites de la explicación científica y realista; lo que está fuera del mundo circundante y demostrable.” Porque mientras en el mundo de las hadas, la magia y el encantamiento se aceptan como hechos cotidianos y naturales, lo fantástico irrumpe como lo inexplicable, lo misterioso y lo insólito. En los cuentos de Andersen aparecen metamorfosis, viajes al más allá, seres desdoblados o vidas paralelas, sueños terroríficos y, por primera vez en textos infantiles, el desenlace triste, al que el autor no busca atenuantes.

Andersen formó parte del grupo de los románticos. Su sensibilidad a la belleza de la naturaleza, se manifiesta en sus textos, tanto en las detallistas descripciones como en la adjetivación, lo mismo que el predominio de los sentimientos sobre la razón y la presencia, en cada cuento, de un “héroe romántico” distinto de los demás, superior por la fuerza de sus sentimientos, con rasgos psicológicos y físicos propios.

Para González (2002), ante todo, “… los cuentos de Andersen van a ser una enseñanza sobre el papel y el valor del sufrimiento para llegar a la madurez, tal y como se le manifestó en su propia vida. La vida, en sus cuentos, es un camino difícil lleno de “peligros” y conflictos duros de superar pero que está lleno de cosas maravillosas y bellas por las que merece la pena luchar.”

Analizaré dos cuentos de Andersen, uno con final feliz (El patito feo) y otro con final triste (El soldadito de plomo), pero que en ambos está presente el tema de la discriminación. Parece vislumbrarse un paisaje en el cual la domesticación a través de figuras o representaciones de lo distinto tiende a tomar a la infancia como uno de sus ejes primordiales. Es decir, que desde nuestra actualidad los contenidos culturales transmitidos desde los cuentos clásicos infantiles deber ser revisados por la repercusión que éstos pueden tener en el desarrollo integral de las personas menos experimentadas. En la actualidad, dentro de la literatura infantil, se contemplan los problemas y preocupaciones sociales actuales como la discriminación, las minorías, y la multiculturalidad. Pero el cuento clásico causa preocupación por los contenidos culturales, lo que se refleja, en primer lugar, en las múltiples versiones que existen hoy en día de estos cuentos clásicos. Así, coexistiendo con las ediciones que respetan fielmente el relato como fue escrito por primera vez en su momento, hay versiones actualizadas. Éstas parten de la reformulación del cuento clásico original, aprovechando la fama de sus personajes, para reivindicar y concientizar sobre otras problemáticas o, también, como repulsa a los contenidos que transmiten, no siempre aceptados por todos.

Por ejemplo para Bettelheim (1997) y Cashdan (2000), los cuentos clásicos infantiles en sus versiones originales son necesarios para el desarrollo óptimo de los niños ya que, según los autores, los conflictos que en ellos se relatan y sus característicos desenlaces con los que se resuelven, les ayudan a enfrentarse a los conflictos propios de la vida real. Otra tendencia va a acusarlos de transmitir contenidos arcaicos no aceptables hoy en día. Los argumentos están centrados en los modelos culturales, costumbres y valores, que se defienden en ellos, considerando que éstos

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