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Literatura infantil


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  1.357 Palabras (6 Páginas)  •  370 Visitas

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Literatura infantil

Se entiende por literatura infantil la literatura dirigida hacia el lector infantil, más el conjunto de textos literarios que la sociedad ha considerado aptos para los más pequeños, pero que en origen se escribieron pensando en lectores adultos (por ejemplo Los viajes de Gulliver, La isla del tesoro o Platero y yo). Podríamos definir entonces la literatura infantil (y juvenil) como aquella que también leen niños (y jóvenes).

En otro sentido del término, menos habitual, comprende también las piezas literarias escritas por los propios niños. Por otro lado, a veces se considera que el concepto incluye la literatura juvenil, escrita para o por los adolescentes; pero lo más correcto es denominar al conjunto literatura infantil y juvenil o abreviado LIJ.

Literatura infantil venezolana.

En Venezuela, como en todos los pueblos y culturas, la literatura infantil nace de los libros didácticos y la tradición oral.

Con la llegada de la imprenta a nuestro país, en 1808, se dio inicio a la publicación de una literatura política y popular, y fue sólo a partir de 1829 cuando comenzaron a producirse libros dirigidos a los niños, los cuales, como sucedió en la mayor parte de nuestros países, fueron libros didácticos: silabarios, abecedarios, libros de lectura, urbanidad, catones y catecismos, entre los que destaca El libro de la infancia por un amigo de los niños (1856), de Amenodoro Urdaneta, quien creó un conjunto de fábulas que seguían el modelo europeo y las formas clásicas, pero cuya escritura retórica, salpicada de palabras criollas, hablaba de coco¬teros, monos filósofos y chivos enamora-dos, prefigurando el nacimiento de la literatura infantil propia.

Por otra parte, con la llegada de los con¬quistadores y colonizadores españoles a nuestras tierras, heredamos el rico acervo de la tradición oral española, que a su vez se alimentó del sustrato cultural propio y de otras culturas, como la africana, para dar lugar a nuevas creaciones. Pero aun cuando es de suponer que, desde la época de la Colonia, composiciones tradicionales como las nanas, canciones, rondas y cuentos for¬maron parte de la vida de nuestros niños, o eran disfrutadas por ellos, es a finales del siglo pasado y principios de éste, con figu¬ras como Tulio Febres Cordero o José Eus¬taquio Machado, y sobre todo a partir de 1940, con la creación del Instituto de Investigaciones Folklóricas, que la tradición oral comienza a valorarse entre nosotros y a considerarse una rica fuente y un punto de par¬tida para la literatura infantil.

Igualmente entre las primeras lecturas del venezolano podemos citar una primera revista, de corte religioso: El amigo de los niños (1912-1950); libros de lectura como los de Alejandro Fuenmayor, que comenza¬ron a publicarse en 1916 y se fueron remo¬zando en numerosas ediciones hasta los años setenta; gran cantidad de obras didácti¬cas y finalmente las obras de algunos escri¬tores que, la mayoría de las veces, no habían sido escritas para los niños pero que, junto al folclor, se fueron incorporando a sus lectura, como sucedió contextos de Pedro Emilio Coll, José Rafael Pocaterra, Teresa de la Parra o Julio Garmendia, ya clásicos de nuestra literatura.

Las revistas infantiles de Rafael Rivero Oramas y las editoriales impulsan el género

Pero lo que se puede considerar un hecho fundamental para el impulso del género en el país, fue la creación de las revistas Onza, tigre y león (1938-1948) y Tricolor (1949-1993), Y la figura de su fundador y director Rafael Rivero Oramas, a quien podemos considerar como pionero y padre de nuestra literatura infantil, además de un prolífico autor.

Rivero Oramas se propuso hacer llegar a los niños un tipo de literatura opuesta a las "lecturas escolares" imperantes en la época, y desde sus revistas dio un gran impulso al género, que sólo entonces comenzó a vitalizarse. Especialmente habría que señalar la importancia de la revista Tricolor, que hasta el momento en que él la dirigió, en el año 1967, llegó a alcanzar altísimos tirajes y una gran receptividad dentro y fuera del país, por lo que fue plataforma y guía en todo lo relativo a la literatura infantil en momentos en los que todavía no existía entre nosotros una infraestructura editorial.

A pesar de que entre los años cincuenta y sesenta existieron algunas iniciativas editoriales, es en el año 1967 cuando surge una primera editorial de libros para niños, lla¬mada Churum Merú, que sólo tuvo un año de duración, y en 1968 cuando se publican dos importantes colecciones: "Puente Dora¬do" y "Estrella Amiga", del Instituto Nacional de la Cultura. Así que podemos decir que, hasta finales de los años setenta, las ediciones de libros para niños fueron esporádicas muchas veces financia¬das por los propios autores o por institucio¬nes y organismos públicos y privados.

Pero a finales de los setenta empieza a mejorar el panorama editorial debido a la confluencia de varios factores: el país vivía un clima de bonanza económica que a su vez redundó en mayores aportes para la edu¬cación y la cultura; se creó el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, que demandaba libros y materiales de lectura para los más jóvenes; existía una propuesta e intención nacionalista de producir mate¬riales propios, expresada por una asociación como AVELlJ (Asociación Venezolana de Literatura Infantil y Juvenil) que cumplió un papel importante en la definición y orientación del género.

En ese momento se fundan las editoriales especializadas en literatura infantil y comienza a aparecer un gran número de revistas y periódicos para niños. En 1978 surge Ediciones Ekaré, del Banco del Libro, institución con amplia experiencia en pro¬yectos de promoción de lectura, la cual se ha convertido en la más importante del país, con un catálogo de unos 70 títulos; y, para¬lelamente, la editorial María Di Mase, que llegó a publicar a autores e ilustradores de fama internacional.

Entre los periódicos publicados a partir de ese momento destacan El cohete (1979-1981), el suplemento infantil de El carabo¬beño (1977), Perro nevado (1979) Y El bar¬quito (1978); entre las revistas: el Boletín nacional de literatura infantil y Parapara, ambas para adultos, y posteriormente, La ventana mágica (1985) Y Onza, tigre y león en su nueva etapa, algunas de estas publica¬ciones todavía en circulación.

Por esa misma época surgen los primeros estudios de esta disciplina en el país, con libros como La literatura infantil venezolana (1977), de Efraín Subero, y con posteriores investigaciones y estudios de Carmen Mannarino, Marisa Vannini, Velia Bosch, María Beatriz Medina y Gri¬selda Navas, entre otros autores. Igual¬mente, durante los años ochenta, ocurre el boom de la literatura infantil en España y comienza a llegar al país mucho de esta literatura, lo que de alguna manera contribuyó a la formación de nuevos gustos y tendencias. Posteriormente se sumaron, a la labor de las editoriales pioneras, editoriales como Tinta, papel y vida e Isabel de los Ríos, Amanda y Rondalera; se han creado colec¬ciones infantiles en editoriales nacionales como Alfadil y Monte Ávila Editores, y existe un interés creciente en editoriales extranjeras por publicar autores venezola¬nos, como es el caso de Alfaguara y Norma, que ya han incluido en su catálogo a algunos de ellos.

Así, aun cuando todavía no podemos hablar de una gran producción en el área del libro infantil, pues no hemos sobrepasado un número de 40 títulos nuevos al año, sí podemos decir que durante las últimas déca¬das el libro para niños ha adquirido un nuevo rango; gracias a la labor de estas edi¬toriales, las ediciones se han modernizado y la calidad de la literatura y los libros para niños que se producen en el país ha aumen¬tado considerablemente. Trataremos de referimos entonces a los géneros más culti¬vados, a los autores más importantes y a los aciertos y tendencias editoriales de los últi¬mos años.

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