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La civilización del espectáculo


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2018  •  Ensayos  •  2.825 Palabras (12 Páginas)  •  233 Visitas

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“La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de siglos, han permitido al hombre ser menos esclavizado.”                                                                                                          – Andre Malraux

   A lo largo del tiempo, la historia ha buscado clasificar las distintas etapas de civilización por medio de la cultura de cada época. Debido a que desde el comienzo de la hominización los seres humanos hemos vivido en comunidad, dado que naturalmente somos seres sociales, necesitamos la convivencia para subsistir y formarnos una identidad. Y, aunque actualmente, al escuchar la palabra cultura solemos relacionarla hacia solo las tradiciones, costumbres y lenguas de un determinado sitio, la cultura va mucho más allá de lo pintoresco de las festividades, o las especies de la comida de un pueblo. Cultura es todo el complejo que incluye tanto el arte, las creencias e ideologías, los hábitos y costumbres, el idioma, hasta la ley, el sistema de gobierno, la religión, la moral, las técnicas y habilidades adquiridos por el hombre no sólo en la familia, sino también al ser parte de una sociedad como miembro que es. Es decir, toda una forma de vida. Por lo cual es lógico que al hablar de una  determinada época lo primero que recordamos son aquellos rasgos culturales más relevantes pues logran distinguirla de otros periodos.

   El presente ensayo pretende recopilar las ideas principales del libro “La civilización del espectáculo”, escrito por el Premio Nobel en Literatura, Mario Vargas Llosa. Y comparar esos postulados con la actualidad, a través del enfoque de tres temas centrales: El pensamiento débil y los Meta relatos; El individualismo y el Hedonismo. Todos referentes a la postmodernidad y la sociedad en nuestros días. Rescatando, como conclusión, la contraparte humanista, que tanto el autor como los temas en sí exponen.

   Tal como el novelista y político francés, André Malraux (Encyclopaedia Britannica , s.f.), menciona en la primera frase de esta página; los diversos elementos que conforman una cultura han sido herramienta para permitirle al hombre ser más libre. No solo ha dado paso a movimientos revolucionarios (tanto en levantamiento de armas como en ideas innovadoras), que permitieron abolir la esclavitud de razas y pueblos enteros, así como continuamente se lucha por los derechos equitativos y justos de los distintos sectores de la población (ya sean de género, laborales, pro vida, etc.). Sino que, además y principalmente, nos ha otorgado un alivio contra “esa sanción de desamparo y extravió en esta vida” (Llosa, 2012) a la que, sin excepción todos los seres humanos nos enfrentamos en un indeterminado momento de nuestro desarrollo.

   Sin embargo, no cualquier clase de cultura cumple esta función. Explica el autor, Vargas que es la alta cultura la única capaz de ajustarse y servir para tal propósito. “…Afronta los problemas y no los escabulle, intenta dar respuestas serias y no lúdicas a los grandes enigmas, interrogaciones y conflictos de que está rodeada la existencia humana” (Llosa, 2012). Y dado estas hipótesis surge automáticamente la duda de qué hace falta para que una cultura presente estas exigencias y se considere como alta o se descarte su utilidad por ser somera.

   El eje central del que parte Mario Vargas en su escrito es que a pesar de la inmensidad de avances científicos y tecnológicos, así como análisis sobre el tema de la cultura y la civilización postmoderna, sorprendentemente la cultura hoy en día está a punto de desaparecer; y los restos que se mantengan de ella estarán desnaturalizados de su significado original. El inicio de la crisis cultural actual se puede explicar a través de un fenómeno que el autor caracterizó como altruista,  puesto que su intención fue extender la cultura a todos los sectores de la población para que esta no se mantuviera tan sólo como un patrimonio oligárquico. Y dados los ideales extendidos de la Revolución Francesa, Libertad, Igualdad y Fraternidad, se generó a partir del siglo XVIII un sentimiento de nacionalismo que demandaba arraigar como propios todos los rasgos de la sociedad, en todos los  sectores.  Citando al artista mexicano David Alfaro Siqueiros: “Vamos a sacar la producción pictórica y escultórica de los museos -cementerios- y de las manos privadas para hacer de ellas un elemento de máximo servicio público y un bien colectivo, útil para la cultura de las grandes masas populares.” Se ejemplifica las intenciones a las que refiero. De tal modo, que aquella cultura clásica perteneciente a los hombres y mujeres más ilustrados y distinguidos (minoritaria) se vio mezclada con la de protesta y poca exigencia intelectual del campesinado (mayoritaria). Sacrificándose pues, la calidad por la cantidad. Deduciendo que, la alta cultura hace referencia a aquella que presenta un desafío a la inteligencia, que rompe esquemas con la intención de establecer estándares más altos, que busca atender los cuestionamientos del hombre, enseñar, y sobre todo trascender. La diferencia principal entre ambas es pues, la dificultad que ofrece a quien se interesa en ella.

   Se pretendió “alcanzar los ideales igualitarios, (…) monopolizar el saber, los valores morales, la elegancia espiritual y el buen gusto” pero como Vargas  resalta,  se prefirió el malestar general que el bien de pocos, pues los límites entre la alta y baja cultura se desvanecieron hasta la igualación horizontal, que derivo una incultura, etiquetada como cultura popular. (Llosa, 2012) En la cual, hoy en día todos somos incultos o todos somos, mejor dicho, cultos; para una  época en la paradójicamente todo y nada es cultura.

   En 1979 Francoise Lyotard acuño el término "Posmoderno”, y llamo “La condición Posmoderna” al fin del arte, de la historia y de los meta relatos. Estos últimos  explicó se descubren como cuentos o narraciones que tienen la finalidad de legitimar, dar unidad y fundamentar las instituciones y las prácticas sociales que, en su conjunto, el proyecto de la modernidad nos ha impuesto para encontrar sentido a nuestra existencia. Los clasificó como aquellos que servían como una guía y tenían un efecto positivo, o los que negativamente fungían como verdades totalizantes, que sustituían a una razón lógica por una razón pura e incuestionable. Los principales que Lyotarde identificó fueron la religión, la economía, la raza superior/pura y conocimiento científico. Argumento que el meta relato, como explicación de toda la realidad, deja esa condición, en el entendido de que no se puede cubrir toda la verdad porque en él está latente la creencia en la ciencia y la razón, que sobre la base de la concepción lineal del tiempo y una perspectiva ascendente de la historia nos permitirá alcanzar el progreso (Emaze, s.f.). Esto representa un paso adelante en la liberación de la humanidad del dogma de la verdad absoluta, de la unidad; pero así mismo da parte al Pensamiento Débil, en el que ya no se cuestionan las ideas y conllevó al  Relativismo actual,  que sostiene que los puntos de vista no tienen verdad ni validez universal, sino que sólo poseen una validez subjetiva y relativa a los diferentes marcos de referencia (Slick, 2013), es decir todo es y no es verdad.

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