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Ley Organica De Educacion

lania40017 de Noviembre de 2013

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LAS IDEAS O PENSAMIENTOS DE SIMÒN RODRÌGUEZ

Toda la vida de Simón Rodríguez fue llevada por sus ideas pedagógicas:

La educación es uno de los factores determinantes del progreso de las naciones.

La independencia y libertad de los pueblos suramericanos sólo se logrará cuando una nueva educación, una nueva escuela, independice a las generaciones futuras de la influencia de un pasado que le es reciente y las prepare para vivir en sociedad y libertad.

Lo fundamental es: la felicidad social, y ésta sólo es posible a través de la educación, inspirada en una función social; es decir, igual para todos, sin discriminación de razas ni distinciones de clases y cuyo objetivo principal sea sacra al hombre de su ignorancia, a fin que conozca los deberes y derechos que tiene por el simple hecho de haber nacido en sociedad.

La educación necesita de una estructura político-social, económica y filosófica que le sirva de base, para así poder erigirse como elemento renovador y positivo, con fines específicos y contenidos propios.

FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS: Toda teoría pedagógica trae consigo una visión del mundo, de la vida y una imagen del hombre a formar, para que viva en una sociedad determinada y bajo un régimen político económico especifico.

 Un nuevo concepto de “República”: la cual viene a ser “...el resultado de muchas combinaciones: es la más simple expresión a que el estudio del hombre ha reducido todas sus Relaciones Sociales”. Tal como lo presenta aspira a la promoción de un mundo donde exista la igualdad entre los hombres y una estrecha vinculación entre ellos; libertad para que los pueblos puedan expresar, sin temor, su sentir y conducir su destino en función del modo de pensar de todos sus pobladores y no de un individuo o de una minoría; en fin, un mundo cuyo futuro este regido por un Bien General y por eso debe entenderse la felicidad de todos los hombres.

FUNDAMENTOS SOCIALES: El hombre se caracteriza por ser un ente eminentemente social, por vivir en sociedad en una realidad cultural determinada; es decir, pertenece a un grupo que ocupa un lugar y tiempo específicos, donde existe una gran diversidad de factores, los cuales influyen sobre él, determinando su conducta y comportamiento social. Esta nueva sociedad que él aspira debe ser fundada en: la Ley de la Razón; los principios de libertad; fraternidad y progreso, para que los hombres puedan vivir libremente, sean capaces de ayudarse entre sí y puedan fomentar el desarrollo de su país. Esto solo puede lograrse a través de un sistema de instrucción, capaz de cambiar la mentalidad de las nuevas generaciones para que se adapten a las modalidades sociales florecientes. Este tipo de instrucción es la educación social, en cuyos contenidos ha de encontrar el hombre los principios normativos para vivir en sociedad y en república.

FUNDAMENTOS POLÌTICOS: En todas las sociedades existe una diferencia entre dirigentes y dirigidos, es decir del poder sobre el grupo como un todo. Tal afirmación resulta obvia, ya que en cualquier parte donde se establezca grupos humanos perdurables se erige una autoridad: el Estado, el cual ejerce un control a fin de establecer un equilibrio entre los individuos y grupos coexistentes, indicando las obligaciones y deberes propios de los ciudadanos, asegurando así, el orden social y la defensa territorial. Lo que distingue a un estado como expresión jurídico-político en una sociedad, no es sólo el predominio de las funciones económicas, la defensa nacional, la conservación del orden interno y el robustecimiento del Poder Ejecutivo, sino también, la prestación de servicios públicos, entre los cuales la educación es uno de los más importantes, por cuanto en ella se hallan reunidas todas las características que definen el “Acto Público”.

FUNDAMENTOS ECONOMICOS: Mantener un “comercio con todas las naciones”, para producir logrando a través del cultivo de la tierra y de la explotación racional de sus recursos.

Colonizar la América con colonos europeo se debe manejar con cuidado, pues en vez de mejorar la situación será causa de males posteriores. “Se debe colonizar el país con sus propios habitantes y para tener colonos decentes, instruirlos en la niñez”

Educación y desarrollo económica; esta es la razón principal para dar instrucción técnica a los jóvenes a fin de que puedan adquirir los conocimientos necesarios sobre una actividad laboral, sepan desenvolverse en su medio y al mismo tiempo contribuyan al progreso del país.

Luís Beltrán Prieto Figueroa

En un ensayo escrito en la década del setenta, titulado El Estado y la Educación en América Latina (1977), resume la experiencia de la educación superior venezolana y la relaciona con sus postulados del educador como líder, destacando el papel de las universidades en el futuro del país. Es uno de los primeros en avizorar que el vínculo universidad-comunidad tenía que estar inmerso en un proyecto de país, no de Gobierno; el Estado pertenece, parafraseando sus palabras, a todos y debe tener una orientación que todos compartamos. Los Gobiernos son personalizaciones de cómo guiar la orientación del Estado, pero no son el Estado: el Estado somos todos.

En cuanto al papel de las universidades ante los cambios y desarrollos tecnológicos de vanguardia, Prieto Figueroa expresaba: “La Universidad para ser moderna, debe ponerse a tono con la época, debe mudar, cambiar de modo de ser…” Y esa universidad que asumió una conducta conservadora durante la colonia se convirtió en el siglo XX, en una instancia crítica de la sociedad. Si bien es cierto que Prieto Figueroa tuvo grandes obstáculos (Gobiernos de Juan Vicente Gómez. 1908-1935; y de Marcos Pérez Jiménez, 1952-1958), pudo resguardar su capital crítico y generar, desde él, movimientos políticos y sociales que le dieron un nuevo sentido a las relaciones humanas y de poder en Venezuela.

La universidad asumió para sí los problemas del desarrollo; expresó a través de sus académicos que se requerían técnicos especializados, personas científicamente capaz para intervenir en los procesos de producción, distribución y consumo de riqueza. La investigación, expresó Prieto Figueroa, tomó importancia y la vía expedita para dar a conocer los resultados del avance científico y técnico, era a través de la programación de actividades de extensión. Así comenzó, a finales de la década del sesenta, una revisión del papel de las universidades en su aporte técnico a las políticas de desarrollo del país. Al principio con pasos tenues, pequeñas incursiones en la maraña burocrática, pero hubo la intención clara de prestar un apoyo sostenido a las intenciones del Estado por involucrarse en la dinámica mundial.

Esta visión de Prieto Figueroa trajo una desfiguración del verdadero sentido del para qué estaban las universidades; la preocupación no debería estar circunscrita a graduar doctores o altos especialistas para contribuir con la política de desarrollo nacional, sino crear en el estudiante una conciencia social, “…que lo lleve a estudiar los problemas de la nación y a poner su voluntad entera en la mejor manera de resolverlos…”

Es decir, las universidades están para modelar un ciudadano (a) consciente de su responsabilidad social, en el dominio de un conocimiento especializado o técnico; pero las universidades en este sentido han descuidado su papel fundamental y han desviado sus intereses hacia la mercantilización educativa, donde se pasa del “socio de aprendizaje” al “socio de capital”. Prevalece lo económico-administrativo sobre lo político-social.

En este sentido Arturo Uslar Pietri es más crítico. Asumió un cuestionamiento agudo a la Universidad venezolana a comienzos de los ochenta. A su juicio la Universidad venezolana carece de disciplina suficiente, tiene un bajo nivel de enseñanza y los docentes no están comprometidos con su academia; se han creado centros de formación universitaria improvisados, en donde la mercantilización de la educación tiene mayor importancia que la formación de un profesional crítico y reflexivo. Así mismo, aprecia que el papel de las universidades debería estar enmarcado en una revisión de los saberes existentes para desde allí proponer nuevos saberes; en este asunto radica el desarrollo. Un país que repite lo mismo de otro, queda para imitar y reproducir, por lo cual, por mucho saber que tenga, seguirá dependiente de las ideas de otros; pero un país que produzca su matriz de conocimiento y genere vanguardia en las diversas áreas del saber, por muy minúsculo que sea territorial y demográficamente, es una potencia de desarrollo incalculable. Ante esto se ha de ocupar el trabajo de las universidades, sin descuidar los asuntos prioritarios que desde el conocimiento de la técnica puedan dar respuesta inmediata al colectivo. Las universidades están para prestar un servicio técnico de primera porque no sólo cuentan con la pertinencia del saber, sino con la pedagogía para darse a entender y transferir efectivamente los saberes.

Pero esos saberes han de estar coordinados, orientados por un proyecto de país que tome los insumos de conocimiento y los transforme en beneficios, confort, mejor calidad de vida para el colectivo.

La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Ley Resorte)

Es una nueva iniciativa, de las numerosas que ha intentado el Estado y la sociedad venezolana, de regular la radio y la televisión. Así como poner al día la legislación venezolana con los convenios internacionales que ha suscrito la República en materia de libertad de expresión y de responsabilidad social

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