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Libro Bien Hecho (Whale Done)


Enviado por   •  1 de Junio de 2012  •  27.211 Palabras (109 Páginas)  •  2.162 Visitas

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¡Bien Hecho!

En 1976, cuando mi familia y yo nos mudamos a San Diego durante un año

sabático que me otorgó la Universidad de Massachusetts en Amherst, uno de los

primeros lugares que visitamos fue el Sea World de Disneylandia. Toda la gente

con quien hablábamos nos instaba a ver el espectáculo de la orca Shamu. Como

sabía que estas ballenas asesinas eran consideradas como los más temidos

depredadores del océano, no sabía qué esperar. ¿La veríamos simplemente nadar

en una piscina? ¡Qué sorpresa cuando entramos al estadio de Shamu y comenzó la

función! No había transcurrido siquiera un minuto cuando ya todos éramos

grandes admiradores de las ballenas. Al observar a esas increíbles criaturas saltar

y hundirse en el agua, e incluso transportar a sus entrenadores sobre sus lomos,

me sentí fascinado. ¿Cómo las habían entrenado para realizar semejantes hazañas

y experimentar, además, un placer tan evidente?

Durante años, yo había estado hablando y escribiendo sobre el poder de las

relaciones positivas y la necesidad de "pillar" a los demás haciendo bien las cosas,

con el ánimo de desarrollar entornos laborales y familiares productivos. Sin

embargo, me desanimaba ver que en la mayor parte de las empresas y los

hogares sucedía justamente lo contrario: la regla parecía ser pillar a la gente

haciendo mal las cosas. Estaba convencido de que en las relaciones humanas el

castigo era nocivo, e instintivamente comprendí que no sería muy inteligente

utilizarlo con una ballena asesina. Esa convicción se comprobó cuando llevé a un

grupo de nuestros entrenadores y clientes a una gira tras bambalinas del

espectáculo de Shamu y conocí a Chuck Tompkins, principal entrenador del Sea

World de Orlando. Chuck y yo nos reconocimos como almas gemelas e hicimos un

pacto: él me enseñaría sobre el adiestramiento de las ballenas y yo le enseñaría

cómo se entrena a las personas. Al hacerlo, ¡nos dimos cuenta de que estábamos

enseñando las mismas cosas!

No obstante, también aprendimos conceptos importantes uno del otro. A mí me

fascinaba sobre todo la habilidad de los entrenadores del Sea World en el uso del

redireccionamiento. Cuando enfrentaban algún comportamiento indeseable por

parte de las ballenas, reorientaban de inmediato esas energías hacia otro lado. Esa

estrategia sencilla pero poderosa permite que los entrenadores propicien nuevas

situaciones en las que pueden pillar a las ballenas haciendo algo bien. Todo el mundo sabe que poner énfasis en lo positivo tiene mejores resultados. Pero, ¿qué

hacer cuando alguien hace algo que tiene un impacto negativo? Ahí fue donde

Chuck y los entrenadores del Sea World me abrieron los ojos.

En vez de concentrar la energía en lo que no se hace bien, como solemos hacer

casi todos, ellos recanalizan esa energía hacia un resultado positivo. Cuando Chuck

y yo nos dimos cuenta de que la combinación de redireccionamiento y énfasis en

lo positivo podía representar una gran diferencia en las relaciones laborales y

familiares, comenzamos a contemplar la posibilidad de escribir conjuntamente un

libro que indicara cómo aplicar estos conceptos.

Este proyecto fue tan sólo un sueño durante varios años, hasta que Chuck me

presentó a su jefe, colega y amigo, Thad Lacinak. Ahora éramos tres soñadores

decididos a convertir nuestros sueños en realidad. Poco después invité a Jim

Ballard, un viejo amigo, colega y coautor, a que se uniera a nuestro equipo. Con

esa masa crítica, ¡BIEN HECHO comenzó a tomar cuerpo. Siento un gran entusiasmo por este libro y creo que podría ser el más importante de los que he

escrito.

!Capítulo uno

¿COMO LO HACEN?

Cerca de tres mil espectadores lanzaron una exclamación colectiva de asombro al

contemplar, fascinados, los increíbles saltos de las ballenas. Estaban viendo el

espectáculo de Shamu, la orca, en el Sea World. Todos los asistentes tenían la

vista fija en los enormes animales y sus entrenadores, de modo que nadie se dio

cuenta de la gran cantidad de emociones que se reflejaban en el rostro de un

hombre vestido con pantalones de color caqui y camisa azul, sentado en medio de

la multitud. Cada vez que la audiencia estallaba en aplausos y aclamaciones

cuando los animales realizaban alguna de sus espectaculares hazañas, los ojos del

hombre brillaban de sorpresa y emoción. En otras ocasiones, su rostro se nublaba

y su mirada parecía un poco perdida, como si estuviera viendo algo en la distancia.

Wes Kingsley había viajado a Orlando para asistir a una conferencia de negocios.

Como el cronograma incluía tiempo libre para que los participantes pudieran

descansar, jugar al golf o visitar alguna de las atracciones

...

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