Por Que Fracasan Los Paises
estiven19918 de Junio de 2015
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1.Tan cerca y, sin embargo, tan diferentes. La economía de Río Grande. La ciudad de Nogales está dividida en dos por una alambrada. Si uno se queda de pie al lado de la valla y mira al norte, ve Nogales (Arizona), perteneciente al condado de Santa Cruz. La renta media de un hogar es de unos 30.000 dólares estadounidenses al año. La mayoría de los adolescentes van al instituto y la mayoría de los adultos tienen estudios secundarios. A pesar de toda la controversia que generan las deficiencias del sistema sanitario de Estados Unidos, la población está relativamente sana, y tiene una esperanza de vida elevada de acuerdo con criterios mundiales. Muchos de los residentes son mayores de sesenta y cinco años y tienen acceso al programa de asistencia sanitaria Medicare. Éste es uno de los muchos servicios que proporciona el gobierno que la mayoría de las personas da por sentado, igual que ocurre con la electricidad, el teléfono, el alcantarillado, la sanidad pública, una red de carreteras que las une a otras ciudades de la zona y al resto de Estados Unidos y, por último pero no menos importante, la ley y el orden. Los habitantes de Nogales (Arizona) pueden realizar sus actividades diarias sin temer por su vida ni su seguridad y no tienen un miedo constante al robo, la expropiación u otras cosas que podrían poner en peligro las inversiones en sus negocios y sus casas. Igualmente importante es que los residentes de Nogales (Arizona) dan por sentado que, a pesar de su ineficiencia y corrupción esporádica, el gobierno es su agente. Pueden votar para sustituir a su alcalde, y a congresistas y senadores; votan en las elecciones presidenciales que determinan quién dirigirá el país. La democracia es algo natural para ellos. La vida al sur de la alambrada, a solamente unos metros de allí, es bastante distinta. A pesar de que los habitantes de Nogales (Sonora) viven en una parte relativamente próspera de México, la renta media de cualquier hogar es de alrededor de una tercera parte de la que tienen en Nogales (Arizona). La mayor parte de los adultos de Nogales (Sonora) no poseen el título de secundaria y muchos adolescentes no van al instituto. Las madres se preocupan por los altos índices de mortalidad infantil. Las condiciones de la sanidad pública son deficientes, lo que significa que no es de extrañar que los habitantes de Nogales (Sonora) no sean tan longevos como sus vecinos del norte. Además, no tienen acceso a muchos servicios públicos. Las carreteras están en mal estado al sur de la valla. La ley y el orden están en peor estado aún. Hay mucha delincuencia y abrir un negocio es una actividad peligrosa. Además de correr el riesgo de que le roben a uno, el hecho de conseguir todos los permisos y sobornos solamente para abrir no resulta nada fácil. Los habitantes de Nogales (Sonora) viven a diario con la corrupción y la ineptitud de los políticos. A diferencia de lo que ocurre con sus vecinos del norte, la democracia es una experiencia muy reciente para ellos. Hasta las reformas políticas del año 2000, Nogales (Sonora), igual que el resto de México, estaba bajo el control corrupto del Partido Revolucionario Institucional (PRI). ¿Cómo pueden ser tan distintas las dos mitades de lo que es, esencialmente, la misma ciudad? No hay diferencias en el clima, la situación geográfica ni los tipos de enfermedades presentes en la zona, ya que los gérmenes no se enfrentan a ninguna restricción al cruzar la frontera entre ambos países. Evidentemente, las condiciones sanitarias son muy distintas, pero esto no tiene nada que ver con el entorno de las enfermedades, sino que se debe a que la población al sur de la frontera vive en peores condiciones sanitarias y carece de una atención médica digna. Pero quizá los habitantes sean muy distintos. ¿Podría deberse a que los de Nogales (Arizona) son nietos de inmigrantes de Europa, mientras que los del sur son descendientes de los aztecas? No. Los orígenes de las personas de ambos lados de la frontera son bastante similares. Después de que México se independizara de España en 1821, la zona de alrededor de «las dos Nogales» formaba parte del estado mexicano de Vieja California y continuó así después de la guerra entre México y Estados Unidos que tuvo lugar entre 1846 y 1848. De hecho, fue después de la compra de Gadsden de 1853 cuando la frontera estadounidense se amplió a esta zona. Fue el teniente N. Michler quien, mientras vigilaba la frontera, advirtió la presencia del «pequeño y bonito valle de los Nogales». Aquí, en ambos lados de la frontera, crecieron las dos ciudades. Los habitantes de Nogales (Arizona) y Nogales (Sonora) comparten antepasados, disfrutan de la misma comida y música e incluso nos aventuraríamos a decir que tienen la misma «cultura». Evidentemente, hay una explicación muy sencilla y obvia de las diferencias entre las dos mitades de Nogales que el lector ya habrá adivinado: la propia frontera que define a las dos mitades. Nogales (Arizona) está en Estados Unidos. Sus habitantes tienen acceso a las instituciones económicas estadounidenses, lo que les permite elegir su trabajo libremente, adquirir formación académica y profesional y animar a sus empleadores a que inviertan en la mejor tecnología, lo que, a su vez, hace que ganen sueldos más elevados. También tienen acceso a instituciones políticas que les permiten participar en el proceso democrático, elegir a sus representantes y sustituirlos si tienen un comportamiento inadecuado. Por tanto, los políticos proporcionan los servicios básicos (desde sanidad pública hasta carreteras y ley y orden) que demandan los ciudadanos. Los de Nogales (Sonora) no tienen tanta suerte. Viven en un mundo distinto moldeado por diferentes instituciones. Éstas crean incentivos muy dispares para los habitantes de las dos Nogales y para los emprendedores y las empresas que desean invertir allí. Los incentivos creados por las distintas instituciones de las dos Nogales y los países en los que están situadas son la razón principal que explica las diferencias en prosperidad económica a ambos lados de la frontera. ¿Por qué las instituciones de Estados Unidos conducen mucho más al éxito económico que las de México o, de hecho, que las del resto de América Latina? La respuesta a esta pregunta se encuentra en cómo se formaron las distintas sociedades en el inicio del período colonial. En aquel momento, se produjo una divergencia institucional cuyas implicaciones todavía perduran. Para comprender esta divergencia, debemos empezar a observar la fundación de las colonias de Norteamérica y América Latina. La fundación de Buenos Aires. A principios de 1516, el navegante español Juan Díaz de Solís llegó a un estuario amplio de la costa oriental de Sudamérica. Díaz de Solís vadeó hacia la orilla, reclamó ese territorio para España y dio nombre al Río de la Plata porque los lugareños tenían aquel metal precioso. Los pueblos indígenas de ambos lados del estuario (los charrúas en lo que actualmente es Uruguay y los querandíes en las llanuras que se conocerían como la pampa en la Argentina moderna) vieron a los recién llegados con hostilidad. Eran cazadores-recolectores que vivían en pequeños grupos sin autoridades políticas centralizadas fuertes. De hecho, fue una banda de charrúas la que mató a palos a Juan Díaz de Solís cuando éste exploraba los nuevos dominios que intentaba ocupar para España. En 1534, los españoles, todavía optimistas, enviaron una primera misión de colonos desde España bajo el liderazgo de Pedro de Mendoza. Fundaron una ciudad en el emplazamiento de Buenos Aires ese mismo año que debía de haber sido un lugar ideal para los europeos. Buenos Aires tenía un clima templado y hospitalario. Sin embargo, la primera estancia de los españoles allí duró poco tiempo. No estaban allí para conseguir buenos aires, sino para obtener recursos que extraerían los nativos bajo coacción. Sin embargo, los charrúas y los querandíes no cooperaron. Se negaron a proporcionar comida a los españoles y a trabajar cuando eran apresados. Atacaron el nuevo asentamiento con sus arcos y flechas. Los españoles estaban hambrientos, ya que no habían previsto tener que buscar su propio sustento. Buenos Aires no era lo que habían soñado. No podían coaccionar a los lugareños para que trabajaran para ellos. Y allí no había plata ni oro que explotar; la plata que Juan Díaz de Solís encontró, de hecho, procedía del Estado inca en los Andes, muy lejos hacia el oeste. Mientras intentaban sobrevivir, los españoles empezaron a enviar expediciones para encontrar un nuevo lugar que ofreciera mayores riquezas y poblaciones más fáciles de someter. En 1537, una de aquellas expediciones, bajo el liderazgo de Juan de Ayolas, siguió aguas arriba el río Paraná, en busca de una ruta hacia los incas. En el camino, estableció contacto con los guaraníes, pueblo sedentario de economía agrícola basada en el maíz y la mandioca. Juan de Ayolas en seguida se dio cuenta de que los guaraníes eran completamente distintos de los charrúas y los querandíes. Tras un breve conflicto, los españoles vencieron la resistencia guaraní y fundaron una ciudad, Nuestra Señora de Santa María de la Asunción, que sigue siendo la capital de Paraguay. Los conquistadores se casaron con las princesas guaraníes y se establecieron rápidamente como una nueva aristocracia. Adaptaron los sistemas ya existentes de trabajos forzados y tributos de los guaraníes, pero con ellos al mando. Aquél era el tipo de colonia que deseaban establecer y, al cabo de cuatro años, habían abandonado Buenos Aires y todos los españoles establecidos allí se trasladaron a la nueva ciudad. Buenos Aires, el «París de Sudamérica», una ciudad de avenidas anchas de estilo europeo basada en la gran riqueza agrícola de la pampa, no fue colonizada de nuevo hasta 1580. El
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