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Privada de su libertad


Enviado por   •  15 de Abril de 2020  •  Tareas  •  9.282 Palabras (38 Páginas)  •  130 Visitas

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PRIVADA de su LIBERTAD

Prólogo

¿Adrenalina?¿miedo? Esas palabras comenzaron a acompañarme desde ese día.

¿Quién se iba a imaginar que el ser huérfana, me traería tantos problemas?

No se que cosa hicieron, o fueron mis padres, pero nada bueno seguramente.

La cuestión es que todo me afectó a mi, en mi vida (la cual tampoco es muy interesante).

No tengo idea de cuanto tiempo llevo acá. Ni siquiera se como llegue. Después de que todo se volviera oscuro, desperté acá…

Mis manos están atadas, y de a poco fui recuperando la respiración. Una sola lámpara iluminaba la habitación  (si es que se la puede llamar así) intente mover la silla de un lado al otro, pero fue inútil.

Empecé a mirar alrededor, y pude notar lo pequeña que era esta habitación, y el horrible olor a humedad que había.

Hice un gesto y intente gritar

-ni se te ocurra- dijo la voz de un chico, que al instante pude ver.

Sin poder respirar, y con la voz quebrada le hable para preguntarle.-¿Qué hago acá?¿Quien sos?

El empezó a reírse y luego negó con la cabeza -vos Macarena  Bastida, no deberías hablar- se hacerlo despacio hasta estar a mi altura 1-y te aconsejo que cuides tus palabras.

Tenía ganas de contestarle y gritarle miles de cosas, pero sentía un nudo en mi garganta que no me dejaba hablar.

Un par de lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, cuando lo vi que se iba y luego el ruido de la cerradura.

Lo primero que pensé fue… ¿me van a matar?

CAPÍTULO 1

Camine lentamente de una esquina a otra aguantándome la respiración, ya que el me había desatado. Siento como el frio me va inmovilizado, al punto de que ya casi ni siento los dedos de mis pies.

Decidí sentarme en la silla y levantar mis piernas para abrazarla, tratando de darles calor.

Mis ojos comenzaron a arderme nuevamente y no pude evitar llorar. En ese momento la puerta se abre de golpe, y pude ver al mismo chico de ayer, pero esta vez tenia algo en las manos.

-toma come algo- dijo y puso la comida bruscamente en el piso. Se cruzó de brazos, y después de cerrar la puerta, se apoyo en una pared.

Lo mire con odio y con mi pie, pateé la comida -matate- le dije.

De costado pude ver que se tenso, y se acercó de forma amenazante, me agarró de los brazos -vas a comer, no quiero que después te arrepientas -me soltó de manera fuerte y junto la comida otra vez en el plato.

Empecé a temblar, y me negué varias veces a comer – no pienso comer tu maldita comida, ¿por qué me hacen esto?- grite con todas mis fuerzas y me paré.

-esta es la última vez que lo repito ¿vas a querer la comida?- dijo y acercó el plato hasta mi nariz, ignorando completamente lo que yo le había dicho.

Lo miré enojada y le pegué al plato, haciéndolo caer al piso- ¡no!

El hizo una mueca, y cerró su puño. Todo fue tan rápido, que no llegue a ver su mano abierta, volar hacia mi cara. El golpe fue tan fuerte, que mi cabeza quedo de costado, dejándome totalmente descolocada.

Cerré mis ojos, Y abrí mi boca por el dolor, mientras que sentí un sabor metálico el de la cinta, largue un pequeño grito y lo mire de reojo.

  • Sos una desagradecida, te lo dije macarena- se dirige hacia la puerta -nos volvemos a ver en dos días, ese va a ser tu castigo.

Al decir eso, cerro la puerta de un tirón. abrí los ojos ¡ja como si estar acá no es un castigo! casi sin fuerzas me acosté haciéndome una bolita, y abrazando mis piernas empecé a llorar. ¿Qué puedo hacer? mi mejilla me duele, la noto hinchada y me late. si me llegara a haber en un espejo seguramente sentiría lástima de mí misma.

Me sacudí varias veces y al mismo tiempo me limpié la boca, y me paré con ayuda de la silla.

La luz apenas iluminada, camine hacia la puerta como pude porque sentía que el cuerpo me pesaba.

-¡Te odio! ¡maldito¡-y esta vez con las pocas fuerzas que me quedaban empecé a patear la puerta sin parar.-¡ escúchame ¡¡hace mucho frío acá!¡ Si venís en dos días voy a estar congelada y muerta!¡pensar por Dios!

Cansada de gritar, agarré la silla, y le tiré contra la pared, haciendo que se le rompa una pata. me senté con las piernas cruzadas y me quedé mirando fijamente la puerta.

(…)

No tengo idea de cuánto tiempo pasó, pero ya no puedo acercar mis manos hasta la cara, las siento débiles. ya no me quedan fuerzas para pararme, y la luz se me empieza a mover de un lado al otro. siento que el cuerpo se me pone pesado, al punto de tener muchísimo sueño. el cuerpo no me para de temblar Y eso es lo único que evita que pierda el conocimiento.

la puerta se abrió de golpe, Y aunque no podía ver bien, sabía que era él por su campera, traté de alejarme cuando vi que se inclino hacia mi costado. el miedo sea adueño de mi cuerpo y mis lágrimas comenzaron a caer.

- no me pegues, Te lo pido por favor -dije con la voz cortada, y con mis manos atajándome como podía.

no recibí respuesta de él, lo único que sentí fueron las mantas tapándome cuerpo, que alivio…

recordando tiempo atrás

entre al hospital con una sonrisa de felicidad como siempre. camine hasta la recepción, y Ana al verme, no tardó ni un segundo en saludarme.

-Hola maca, ¿cómo éstas?

le sonreí -todo bien- señale las habitaciones-¿ las visitas ya pueden pasar?

Ana confirmó -claro, anda, no paró de preguntar por vos.

mi respuesta fue asentar con la cabeza, y camine por el pequeño pasillo, hasta llegar a la habitación 213.

suspiré profundo, y sonreír antes de entrar.

-¿ tía Silvana? Soy yo, maca.

-¿ maca?- dijo acostada en la camilla.

sus ojos brillaron de alegría.

me apuré para llegar a su lado, y le di un abrazo.

- mi chiquita- dijo mientras tocado mi cabello.

- te extrañe, no paraba de contar los días, ya quería que sea viernes, para verte, tenía un montón de cosas para contarte…

-Macarena- dijo poniéndose completamente seria.

la mire con preocupación y incliné mi cabeza de costado-¿ decime, qué pasa?¿te duele algo, te sentís mal?¿ es la quimio? Si queres puedo llamar a los médicos, Yo…

- tranquila, no es nada de eso, yo estoy bien. ya estás a punto de cumplir los 18, y necesitas saberlo.

levanté una Ceja-¿ saber qué, tía?

Mi tía Silvana, acomodo sus manos hacia los costados, y preparó su voz para comenzar a hablar. su expresión parecía preocupada, lo cual me empezó a poner nerviosa.

...

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