REPORTES DE LECTURA DEL LIBRO "EL HOMBRE MAS RICO DE BABILONIA"
hannacruz1012 de Febrero de 2012
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INDICE
INTRODUCCION…………………………………………………………………..PAG. 2
ANALISIS DE LECTURA DE LOS CAPITULOS
CAP. 1 El hombre que deseaba oro ……………………………………….........PAG. 5
Cap. 2 El hombre más rico de Babilonia………………………………………..PAG. 5
Cap. 3 las siete maneras de llenar una bolsa vacía …………………………...PAG. 6
Cap. 4 La diosa de la fortuna……………………………………………………..PAG. 7
Cap. 5. Las cinco leyes del oro ………………………………………………....PAG. 8
Cap. 6 El prestamista de oro de Babilonia………………………………………PAG. 9
Cap. 7 Las murallas de Babilonia……………………………………………….PAG. 10
Cap. 8 El tratante de camellos de Babilonia…………………………………...PAG. 11
Cap. 9 Las tabillas de barro de Babilonia……………………………………...PAG. 11
Cap. 10 El babilonia más favorecido por la suerte…………………………...PAG. 12
Cap. 11 Un resumen histórico de babilonia…………………………….…….PAG. 14
INTRODUCCION.
En nuestro recorrido por los problemas económicos hemos estado eludiendo el dinero a pesar de su evidente importancia. Ahora, armados ya de un amplio bagaje conceptual, ha llegado el momento de abordar su estudio y comprender cómo es creado, cómo actúa su mágico poder y cómo puede encauzarse su fuerza creativa de forma útil y benéfica.
Imaginémonos la gran cantidad de problemas que se les planteaban a los miembros de las sociedades primitivas que carecían de dinero y tenían que utilizar el sistema del trueque. Un cazador que desea adquirir un cuenco de barro se dirige al taller de un alfarero. Sólo puede pagarle con los productos de su trabajo, a saber, con las pieles o con la carne de los animales capturados, por lo que camina agobiado por el peso de las mercancías que ofrece. Si el alfarero no necesita pieles ni carne, si no se produce la coincidencia simultánea de necesidades recíprocas no será posible el intercambio.
El alfarero, aunque de momento no necesita de los productos del cazador, se muestra dispuesto a aceptar alguno para conservarlo para futuros intercambios, pero para ello no sirve la carne que sufriría pérdida rápida de su valor. Aceptaría por tanto una piel, pero el cazador puede considerar que no hay coincidencia de valores de las mercancías a intercambiar.
La piel de un animal es indivisible, perdería valor si se la fraccionase, por lo que no sirve para adquirir minucias. Desde el Neolítico se pudo disponer de un tipo de mercancía, los metales, que, de no ser tan escasa, podía solucionar todos estos problemas ya que disfrutaba de las características exigibles al dinero:
• Aceptación universal. El dinero tiene que ser una mercancía deseable por todos.
• Fácil de transportar. Que acumule mucho valor en poco peso y que no requiera recipientes frágiles. No vale por tanto el aceite ni el vino.
• Divisible. Que sirva para adquirir mercancías caras y baratas. Que pueda ser fraccionado sin pérdida de su valor.
• Incorruptible. La característica que ha resultado ser más difícil de conseguir: que no pierda valor con el paso del tiempo.
La humanidad ha utilizado una amplia variedad de mercancías como dinero. Conchas marinas en algunas islas del Pacífico, piedras talladas en África, hojas de tabaco en Norteamérica antes de su independencia, cigarrillos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Pero las mercancías más usadas han sido indudablemente los metales: el hierro, el oro y sobre todo, la plata.
Hay aún otra característica exigible al dinero y difícil de conseguir, el fácil reconocimiento de su valor. Como el valor de los metales puede ser adulterado mediante aleaciones que reduzcan su ley, los gobernantes comenzaron a poner en algunas piezas de metal un sello para garantizar su peso y pureza. Surgieron así las primeras monedas.
La referencia más antigua que disponemos de la acuñación de monedas procede del historiador griego Heródoto (484-425 a.c.) según la cual la primera acuñación se habría producido en Lidia, un reino situado en lo que ahora es Turquía, hacia el siglo VIII a.c.
Las características citadas son imprescindibles para que el dinero pueda cumplir sus funciones:
• Medio de cambio y pago. Elimina el engorroso sistema de trueque permitiendo el intercambio de mercancías y el pago de deudas.
• Depósito de valor. Los rendimientos resultantes del trabajo se pueden acumular en forma de dinero para poder adquirir bienes y servicios en el futuro.
• Unidad de medida. Al establecer la equivalencia en dinero de cualquier bien y servicio ofrecido en el mercado, se convierte en un patrón universal que permite la comparación precisa de los valores de diferentes mercancías.
En las sociedades modernas existen muchos instrumentos que cumplen esas funciones, tantos que en ocasiones resulta difícil distinguir si un cierto instrumento financiero es dinero o no. Además, la tecnología electrónica está impulsando la aparición continua de nuevos medios de pago lo que dificulta aún más la tarea de medir la cantidad de dinero que circula por un país.
Y citando las propias palabras de John Kenneth Galbraith, quien en su propio contesto dijo:
Una discusión sobre dinero entraña una gruesa capa de encantamiento sagrado. Esto es, en parte, deliberado. Los que hablan de dinero y enseñan sobre él y se ganan la vida con él, adquieren prestigio, estima y ganancias pecuniarias de una manera parecida a como los adquieren un brujo o un hechicero al cultivar la creencia de que están en relación privilegiada con lo oculto, de que tienen visiones de las cosas que no están al alcance de las personas corrientes. Aunque profesionalmente remunerador y personalmente provechoso, esto es también una forma conocida de fraude.
Nada hay en el dinero que no pueda ser comprendido por una persona razonablemente curiosa, activa e inteligente. Nada hay en las páginas que siguen que no pueda comprenderse de este modo. (..) La mayoría de las cosas de la vida —los automóviles, las amantes, el cáncer— sólo son importantes para aquellos que las tienen. En cambio el dinero es tan importante para los que lo tienen como para los que carecen de él. Por consiguiente, los dos tienen interés por comprenderlo. Y los dos deberían iniciar la lectura plenamente convencidos de que pueden hacerlo.
(John Kenneth Galbraith, El Dinero, 1975)
Reporte de lectura por capítulos:
Cap. 1 El hombre que deseaba oro.
La lectura nos muestra una escena en donde un hombre pese a su trabajo, que es un trabajo laborioso pero que le ha dejado satisfacción en sus creaciones; se siente vacio, siente que no logra superarse a pesar de haber triunfado en lo que ha sido su trabajo de su vida.
Comúnmente, el ser humano está atado a esa costumbre, de que debe tener una recompensa monetaria por todo esfuerzo que haga, cosa que está mal. Ya que no siempre se puede o se debe de obtener un premio o una compensación por lo que uno hace o trabaja. Ser reconocido por su esfuerzo es válido, pero no nos conformamos con alabanzas o reconocimientos verbales, sino que todo corre alrededor de un fin, y este fin siempre es financiero.
Quizás, la sociedad ha hecho que este tipo de compensaciones sea de una manera errónea, pero lamentablemente no logramos ver mas allá de ese fin, y cada vez es más exigente, se pide más de esa parte cuando no debería ser, cuando antes era aceptable únicamente la expresión verbal, también en la antigüedad era compensadas las acciones con retribución económica, pero cuando eran actos inhumanos de aquellas personas que no eran capaces de llevarlas a cabo, pero se fue escapando de ese lado, hasta llegar al grado de que para toda acción, trabajo, ejercicio, o mandato se debería de compensar, sin notar que el triunfo de haber logrado llevar a cabo eso, era lo más satisfactorio que ni el mismo dinero podría retribuir, pero pocas personas son capaces de percibir esto.
Cap. 2 El hombre más rico de Babilonia
La riqueza o lucro es la abundancia de recursos valuables, posesiones materiales o el control de tales activos. Puede estudiarse tanto desde el punto de vista antropológico, sociológico, económico o incluso moral. El reparto de la riqueza ha sido motivo de reflexión por algunos pensadores de la Antigüedad.
Es la percepción que nos indica que nuestras necesidades han disminuido significativamente, o bien que han desaparecido como búsqueda central, como eje del sentido de lo que hacemos en el mundo. Asimismo, la riqueza
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