RESUMEN PRIMAVERA SILENCIOSA

Sólo el hombre ha adquirido poder para cambiar la naturaleza, pero en su avance ha ido contaminando y destruyendo todo a su alrededor. Cada año los seres humanos se acostumbran a 500 nuevos productos químicos creados por ellos mismos. Cada nuevo insecticida que se crea debe ser más fuerte y mortífero que el anterior. Esto se debe a que los insectos se van adaptando a estos y además como consecuencia producen razas superiores, inmunes a los insecticidas. Debido al exceso de contaminación, se van generando mutaciones indeseables que alteran nuestros genes así como el futuro de las especies y la calidad de vida.

Entre los insecticidas que se estudian, se destaca los DDT (compuestos organoclorados). El gran problema de los DDT resulta en que pasan con facilidad de una especie a otra. Por ejemplo, si se espolvorea un campo de alfalfa, que es el nutriente de la gallina, la toxina pasa a los huevos que posteriormente son ingeridos por los humanos. También se habla de la naftalina clorada, la cual se demostró que causaba hepatitis; y de los fosfatos orgánicos (muy contaminantes), ya que una breve permanencia en las cosechas es suficiente para causar efectos graves.

La principal causa de la contaminación de las aguas era el vertido de residuos industriales, desechos domésticos y las pulverizaciones químicas en campos y bosques; causando la contaminación del agua subterránea. Lo más peligroso de toda esta contaminación es la formación de nuevas sustancias tóxicas por la mezcla de las sustancias vertidas.

Los animales ya no solo tienen que sobrevivir al exterminio de la caza, sino que ahora además se tienen que enfrentar con la matanza indirecta por medio de los insecticidas químicos. Las pulverizaciones se repiten continuamente, de manera que no queda espacio exento de contaminación; generando muertes por restos de compuestos clorados en tierra y aguas. Los árboles enferman, estos se contagian y mueren... y ya no llegan los pájaros. Y entonces es cuando la primavera se torna silenciosa.

La contaminación no es sólo asunto de pulverizaciones masivas. Actualmente se debe al uso de venenos se da en gran parte de los hogares. Existe gran cantidad de lociones, cremas y pulverizadores para la ropa o la piel. Se ofrecen muchos productos pero no se avisa de cual de ellos es realmente contaminante o peligroso en nuestras vidas. Las investigaciones realizadas confirmaban que nuestra propia comida contenía muestras de DDT.

Los efectos de los productos químicos son acumulativos en periodos extensos y el peligro para la persona, dependerá del grado de exposición a tales productos, a lo largo de su vida. La mayoría de los insecticidas a base de hidrocarburos perclóricos, como los de fosfatos orgánicos afectan directamente al sistema nervioso. El DDT y el lindane afectan al sistema nervioso central del hombre. Los fosfatos orgánicos tienen además la capacidad para producir largos efectos nocivos, en el tejido nervioso y desórdenes mentales. Las consecuencias por envenenamiento con dieldrín son perdidas de memoria, insomnios y pesadillas hasta la locura.

El hombre ha creado productos cancerígenos como son el hollín, el arsénico…en general 5 de cada 6 insecticidas que el hombre ha creado es cancerígeno, y ahora no se sabe cómo luchar contra ello.

Los animales se han ido adaptando a nuestros productos químicos, pero con nuestro ataque hemos conseguido debilitar las defensas inherentes del medio ambiente, defensas encargadas de mantener en sus limites a las distintas clases de insectos. El hecho de que se estén haciendo inmunes ya no es un problema sólo de los granjeros y los campesinos, sino también de la medicina viéndose así amenazados los programas contra las enfermedades.

Conforme se rocían las especies con los nuevos insecticidas, mueren los débiles y sobreviven los fuertes, quienes darán paso a la nueva generación inmune

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