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Respuesta A Sorfilotea


Enviado por   •  27 de Abril de 2014  •  1.766 Palabras (8 Páginas)  •  209 Visitas

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RESPUESTA A SOR FILOTEA

El estudio sobre sor Juana Inés de la Cruz es importante porque hay muchos aspectos de su vida que son un misterio o no se han podido comprender. Sor Juana es parte de nuestra herencia cultural, nosotros somos los herederos de su legado y sabemos muy poco acerca de su vida y obra. La Respuesta a sor Filotea de la Cruz es una autobiografía de esta figura importante de la literatura novohispana y considero que es una pieza clave para comprender el sentir y pensar de la monja jerónima. El estudio sobre sor Juana ayuda a la literatura mexicana de modo que comprendiendo su psique, podemos llegar a entender su obra la cual, es piedra angular del Siglo de Oro.

En un mundo cerrado de la sociedad aristocrática de la Nueva España nace Juana Inés Ramírez de Asbaje un doce de noviembre de 1651 en el pueblo de San Miguel Nepantla, en México. Hija bastarda y sin recursos, serian sin duda algunos de las barreras que delinearían su transitar. El dominio patriarcal de la época, la intolerancia de la iglesia, y su condición de mujer, le impedirían consagrarse a su inclinación natural por los estudios y en especial por el arte de escribir. La represión y la incomprensión de la época la fueron llevando a tomar la decisión de entrar a un convento y utilizar los hábitos como disfraz para llevar una vida que le permitiera acceder a los libros y relacionarse con el mundo exterior.

La mujer del siglo XVI era mirada casi como un animal doméstico cuya tarea primordial era servir para la reproducción y la permanencia digna de la misma. Así sor Juana aprendió los quehaceres de la casa, a bordar y a cocinar, pero esta última actividad, la elevo a un rango sin igual cuando en su respuesta a sor Filotea le expone los secretos naturales:

Indudablemente, sor Juana era una mujer que tenía un conocimiento singular y único. Estaba dotada de una sensibilidad de espíritu extraordinario, difícil de entender como todo lo que le pertenece al mundo espiritual y que a la vez está elevado a la categoría de lo inusual.

Es interesante ver como sor Juana expone su pasión por las letras y atribuye esta inclinación a Dios. Él era el único que realmente conocía a sor Juana y ella así lo asumía; también Dios era su mejor recurso para amparar y justificar su acción.

Cuando sor Juana y sus escritos empiezan a dar cuenta de su inteligencia y profundo saber, su imagen se erige como una amenaza, ya que se la ve como una mujer curiosa, ávida de conocimientos, llena de coraje, expositora de una filosofía femenina que difería con la de las mujeres de su época. Sor Juana se mecía en un oleaje de dudas donde a veces podía confesar su pasión y en este orden hacía valer su feminidad y ejemplarizaba su tenacidad, como cuando describe como de joven cortaba su pelo para así auto imponerse la disciplina de adquirir algún nuevo saber:

“Que no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias”

En las cartas, Carta Atenagórica y Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Estas cartas forman un ciclo de comunicación, donde la Carta Atenagórica es la primera de la serie, y Respuesta a Sor Filotea cierra el ciclo. Se puede apreciar la gran inteligencia de la autora, su ingenio, “su rebeldía” y su habilidad al manejar la palabra escrita.

Aunque en aquella época las mujeres no podían hacer comentarios teológicas sobre la Biblia, Sor Juana, debido a su conocimiento profundo de varias materias, se atrevió a comentar con el obispo de Puebla don Manuel Fernández de Santa Cruz sobre un sermón indignante del padre Antonio Vieyra. Él analizó en aquel sermón de las hermosuras del amor de Cristo, según Sor Juana, se había equivocado al explicar cuestiones fundamentales relacionadas con el más grande favor que Cristo hizo a la humanidad. El obispo Santa Cruz escuchó su comentario en el locutorio y le pidió a ella que le hiciera el mismo comentario por escrito. Sor Juana se resistió, pero ante la insistencia de Manuel Fernández y también ante la promesa de que sólo él la leería escribió la Carta Atenagórica en 1690. Pero el obispo de Puebla no respetó su promesa y publicó la carta de Sor Juana.

La contestación a esa carta, la Carta de Filotea lleva la fecha del 15 de noviembre de 1690, y probablemente fue escrita por el mismo obispo, quien tenía un seudónimo femenino, Sor Filotea de la Cruz. Como si fuera su intención señalar lo afrentoso que sería para Vieyra ver que le responde no ya un hombre, sino una mujer ignorante. Sor Juana dice así en su Carta Atenagórica:

“en quien es tan ajeno este género de estudio, y tan distante de su sexo”.

La carta que el obispo escribe a Sor Juana escribe se basa en una concepción de mujer limitada por cautividades ideológicamente explicadas, como por ejemplo manifiesta, a consecuencia de las reclamaciones a la autoridad, que éstas son heredadas aún de la Edad Media, que la mujer es dominada, dócil y súbdita:

“Letras que engendran elación, no las quiere Dios en la mujer; pero no las reprueba el Apóstol cuando no sacan a la mujer del estado

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