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Resumen Capítulo IV De La Dama Pálida


Enviado por   •  14 de Agosto de 2014  •  1.291 Palabras (6 Páginas)  •  1.982 Visitas

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CAPÍTULO IV: EL MONASTERIO DE HANGO

El capítulo comienza cuando Hedwige se despierta en su habitación y preguntó a las sirvientas que estaban a su lado dónde se encontraba Smérande. Ellas le respondieron que estaba velando el cuerpo de Kostaki. Luego preguntó dónde estaba Grégoriska y le dijeron que estaba en el monasterio de Hango. Entonces Hedwige pensó que quizás el matrimonio entre ella y Grégoriska ya no iba a ser posible.

Pasaron tres días y tres noches donde en los sueños de ella siempre veía la mirada viva de Kostaki muerto.

Al tercer día era el entierro de Kostaki así que Hedwige se vistió de viuda con un traje que le había llegado de parte de Smérande y bajó hacia el lugar de reunión donde se encontró con la señora. Ella se acercó hacia Hedwige y le dio un beso en la frente repitiendo las palabras que siempre le decía “Kostaki ama a Hedwige” y cuando le dijo esto, Hedwige comenzó a sentir un sentimiento extraño como si fuera la mujer del que estaba muerto y no la prometida del que estaba vivo.

En el entierro, los monjes del convento de Hango rodeaban el cuerpo mientras cantaban salmos griegos, ella quería rezar pero estaba muy desconcentrada como para poder. En el

momento que los sacerdotes se llevaron el cuerpo, Smérande se acercó a Hedwige y le hizo una seña a Grégoriska para que vaya. Entonces, Smérande comenzó a decir un discurso que Grégoriska debía traducirle palabra por palabra a la joven.

Smérande le decía que como ella había amado y llorado la muerte de Kostaki como si fuera su mujer, era como una hija para ella entonces pertenecía a la familia. Y también que iba a seguir velando a su hijo hasta su última morada.

Hedwige no pudo responder a estas palabras y regresó a su habitación.

Ya estaban en Noviembre donde los días eran frios y cortos y anochecía a las cinco de la tarde.

Terminado el entierro, esa noche cuando Hedwige escuchó el reloj que sonaba las nueve menos cuarto una sensación extraña y escalofriante se apoderó de su cuerpo y cayó a la cama. Entonces escuchó unos pasos que se acercaban a la puerta y después parecía como que la puerta se abria pero después no vio ni escucho nada. Sintió un dolor intenso en el cuelo y se desvaneció.

A la medianoche, después de unos intentos por no poder levantarse, seguía sintiendo dolor en el cuello. Se fue a ver en el espejo y tenía algo parecido a un pinchazo de alfiler pero pensó que

algún insecto le había picado.

A la mañana siguiente cuando se despertó sentía una debilidad semejante a la que sintió al día siguiente de hacerse una sangría, se acercó al espejo y notó que estaba muy pálida. Durante el día sintió mucho cansancio. Y en la noche, en la misma hora de la víspera (nueve menos cuarto) sintió los mismos síntomas, quiso pedir ayuda pero no pudo llegar a la puerta.

Sucedió lo mismo que antes, sonaron las nueve menos cuarto, escuchó los pasos y la puerta se abrió. Pero no vio nada ni escucho nada. Sintió el dolor agudo en el mismo lugar. Se levanto a la medianoche y se vio más pálida todavía.

Al día siguiente pasó lo mismo solamente que cuando se quiso levantar para pedir ayuda a Smérande, apareció Gregoriska que le venía a decir que se retiraba del monasterio para siempre. Hedwige le dijo que quizás no iba a poder rezar más por él porque temía su muerte y Gregoriska se dio cuenta que su palidez no era normal. Cuando él le preguntó a que se debía Hedwige comenzó a relatarle los sucesos que le sucedían hacía varios días. Ella pensó que quizás él se lo iba a tomar como una locura, pero Gregoriska le prestó mucha atención.

Gregoriska le examinó la herida y

le

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