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Resumen La construcción social del contenido a enseñar

Mar2mil16 de Noviembre de 2013

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“El ABC de la tarea docente”/ Guirtz – Palamidessi / Capítulo 1: La construcción social del contenido a enseñar

I. Contenidos y culturas

La palabra contenido se relación a con el verbo con tener, que deriva a su vez del término latino continere. Los significados de esta última palabra nos acercan a la acepción pedagógica de contenidos: mantener un unido, atado// encerrar, abarcar, incluir// llenar un espacio, ocupar, abarcar// guardar, encerrar, conservar. La acepción educacional de con tenido es un sustantivo: lo que se contiene dentro de una cosa (por ejemplo el contenido de una carta). Revisando las acepciones mencionadas se verá que la noción de contenido tiene una relación muy estrecha con las acciones de limitar, controlar, ocupar, conservar. El contenido educativo es algo que permite llenar el tiempo, conservar una información, fijar y demarcar un tema. El contenido es lo comunicado, es el mensaje en la trasmisión pedagógica. En la comunicación que realiza la escuela, el creador del mensaje no es el propio docente, sino alguien que no está presente en el momento de enseñar. Por eso, para trasmitir un mensaje en esta compleja red de trasmisiones, es preciso definir y ordenar claramente lo que se va a comunicar.

El contenido a enseñar es constituir un objeto, empezar a organizar el qué de lo que se trasmitirá a los estudiantes. El contenido a enseñar existe porque es preciso tener objetos identificados, secuenciados y ordenados por medio de algún tipo clasificación y agrupamiento. Es preciso darle una forma definida al mensaje para poder trasmitirlo con cierta eficacia. Podemos decir que la construcción de contenidos es el proceso de producción de los objetos que la escuela debe trasmitir.

El contenido es un objeto simbólico y las características de este mensaje dependerán del modo en que es organizado y trasmitido, en un proceso mucho más complejo e inestable. Como todo mensaje social, está sujeto a la interpretación, la deformación, el malentendido, depende de las perspectivas, los intereses de quienes participan en su elaboración y trasmisión. Una vez definido, el contenido puede llenarse, completarse o concretarse de muy distintas maneras.

El contenido es un mensaje que pasa por distintos momentos hasta su concreción en el aula. Por eso debemos diferenciar: Contenido a enseñar, aquello que las autoridades reconocidas como legítimas determinan que debe ser presentado a los alumnos en las escuelas. Contenido de la enseñanza, es lo que efectivamente los docentes trasmiten a sus estudiantes,

Lo que se enseña no coincide necesariamente con lo que se declara estar enseñando ni con lo que se dice que hay que enseñar, por lo que algunos autores sostienen que hay “contenidos ocultos”, cosas que se enseñan o se aprenden y que no han sido explicitados como contenidos a enseñar.

Podemos definir el contenido como el objeto (el qué) de la enseñanza. Pero los autores distinguen contenido y por otro lado contenidos, dicen los autores: el contenido podría ser, según el momento en que se lo considere, 1) lo que se debe enseñar, 2) lo que se declara enseñar, 3) lo que se intenta enseñar de manera intencional o consciente, 4) lo que efectivamente se enseña o se trasmite. Pero cuando se habla de contenidos, se trata de algo que la escuela debe o se propone comunicar a los alumnos. Se distinguen tres tipos de contenidos; conceptuales, procedimentales y actitudinales.

¿Contenido = conocimientos?

Los contenidos a enseñar comprenden todos los saberes que los alumnos deben alcanzar en su etapa escolar. No se trata solo de informaciones, sino también incluye técnicas, actitudes, hábitos, habilidades, sentimientos. Solo una porción del contenido está compuesta por el saber académico o científico.

La cultura

Los científicos sociales entienden la cultura como un conjunto de pautas, procedimientos y saberes trasmitidos. Todo grupo humano posee un stock de normas, procedimientos y formas de conocer el mundo. La cultura es un conjunto de experiencias objetivadas, compartidas y trasmitidas. Este conocimiento almacenado que se trasmite entre generaciones y grupos de individuos constituye una cultura de las sociedades y de los grupos. La relación de los hombres con el mundo y entre sí esta facilitada por un arsenal de recursos que permiten la superación del estado animal. La cultura constituye una herencia social, es trasmitida, compartida y aprendida.

La cultura es un producto de la relación social y se aprende participando de las comunicaciones de un grupo social. La cultura puede ser concebida como una red de significados dentro del cual los objetos, los seres, las acciones y las personas cobran un sentido, una utilidad y un valor. La vida en sociedad es una permanente recreación y/o producción de significados.

¿Cultura o culturas?

La realidad social es plural y conflictiva: no existe una cultura sino gran cantidad de culturas o subculturas. Las sociedades cambian a partir de la negociación y la lucha sobre los significados, porque las cosas no significan lo mismo para todas las personas. Por eso, nos enfrentamos con dificultades cuando intentamos aplicar un concepto único de cultura a la comprensión de nuestra sociedad, por ser esta pluralista, diversificada y sumamente compleja.

La noción de cultura se liga muy estrechamente con cierto tipo de actividades e instituciones. La función de las instituciones escolares es trasmitir culturas o tradiciones públicas. La escuela se propone introducir a sus miembros en cuerpos de saberes públicos, compartidos por muy distintos miembros de la sociedad. La actividad de la docencia existe por la necesidad de introducir a los niños y los jóvenes en un cuerpo de conocimientos, actitudes y capacidades técnicas que constituyen un patrimonio social reconocido, y, como las culturas, el contenido de la educación es trasmitido, aprendido y compartido.

Culturas, identidades, especializaciones

Una persona participa de tantas culturas como grupos e instituciones frecuenta, y, por verse implicado en ellas, suele desarrollar modos de ver, saberes y lenguajes propios de cada una de ellas. La situación familiar y eco que posee cada persona sigue siendo un determinante muy importante de sus preferencias culturales, aunque esto ha cambiando mucho en las últimas décadas.

Aprender a ser un miembro adulto de la sociedad implica internalizar ciertas pautas (lenguaje, percepción, gestos) comunes al conjunto de ésta. Pero insertarse en una sociedad también implica necesariamente una especialización de los saberes y de la identidad de la persona.

El contenido a enseñar es el producto de un proceso de selección cultural

Las culturas son las productoras de lenguajes, costumbres, creencias e ideas que se trasmiten en las escuelas. A partir de ellas se extraen y se definen los contenidos a enseñar. Pero la realidad cultural es inabarcable, para cualquier proceso de trasmisión, por eso el fenómeno educativo supone una selección, un recorte de la totalidad cultural. Se trata de incluir elementos considerados importantes, y a la vez se excluyen muchos otros. Definir contenidos a enseñar supone resaltar, prestar atención, jerarquizar, y, al mismo tiempo, excluir y desatender ciertas prácticas culturales. Cada sociedad, nación o grupo humano selecciona el saber que considera necesario y conveniente para trasmitir en forma sistemática.

La enseñanza debe presentar saberes y técnicas que ha tomado prestados, cuyo origen está fuera del ámbito de las instituciones de enseñanza. La generación de estos contenidos culturales radica en algún grupo o institución – generalmente exterior a la escuela- que actúa como lugar de referencia y autoridad cultural (como las universidades, centros de investigación, las Academias, los laboratorios o centros de desarrollo industrial). El sistema escolar parte del reconocimiento de que de que existen elementos fuera de él y que algunos de estos deben ser trasmitidos de manera sistemática e intencional a los alumnos. Cuando pensamos en la selección cultural que establece los contenidos a enseñar debemos tener en cuenta que:

• Hay cosas que la escuela siempre ha incorporado (la alfabetización, el cálculo, los hábitos de trabajo escrito, la obediencia o la aceptación de la autoridad del maestro)

• Hay otros elementos culturales que la escuela ha intentado incorporar en los primeros niveles de la escolaridad, aunque no siempre haya logrado trasmitirlos (los procedimientos tecnológicos, la enseñanza de capacidades críticas, el trabajo autónomo)

• Hay otros contenidos que hasta ahora la escuela no se ha propuesto introducir en sus trasmisiones.

II. Procesos, actores e instituciones que determinan los contenidos a enseñar

Cultura, poderes y autoridad

Decidir que se enseña es un asunto que liga permanentemente la selección de contenido con cuestiones de autoridad y de poder. El saber es socialmente producido y organizado en cuerpos de conocimiento. Poseer el acceso reconocido a determinados saberes, detentar ciertos conocimientos o capacidades técnicas es un capital por el que las personas, los grupos y la organización sociales entran en conflicto. En cualquier campo social, el conflicto por determinar quién está autorizado a decir verdades y quién forma parte del grupo que puede utilizar legítimamente ese saber siempre está relacionado con la posibilidad de usar ese capital cultural (conocimientos, técnicas, saberes) para acceder a los beneficios de poseer capital eco, político o social. El conocimiento (su uso, posesión, trasmisión y evaluación) siempre

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