Resumen articulo de Cervantes y de la novela corta

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TEMA 3

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        José Montero Reguera, “Un libro de verdades lindas y donosas”, El español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes 2015, Madrid, Instituto Cervantes y Boletín Oficial del Estado, 2015, pp-147-160.

        Aunque Cervantes se imaginaba que sería recordado por Los trabajos de Persiles y Segismundo, es realmente el Quijote una de las obras más importante de la literatura occidental. En ella hallamos dos logros que, unidos, posiblemente ninguna otra haya alcanzado. El primero de ellos sería el reconocimiento de los personajes principales, incluso por personas que no han leído nunca el libro. El segundo de ellos, es considerar dicha obra como la que da comienzo a la novela moderna. A pesar de que Cervantes no fue consciente de estos logros, si lo era con otro: dar un sentido nuevo a la prosa de ficción. Para ello se asienta en cuatro pilares:

• El estatuto de quién escribe el texto (autor).
• A quién se dirige el texto (lector).
• Para qué se escribe, es decir, ¿Cuál es el propósito que persigue?
• Qué es lo que ofrece el propio texto.

        Los escritores del siglo XVIII ven el Quijote un modelo a imitar, de hecho, en el ensayo sobre Don Quijote o la crítica de la lectura (1976), Carlos Fuentes reflexiona sobre la huella que el Quijote ha dejado en la literatura occidental.

        Hasta el capítulo nueve, nada nos hace dudar que es Cervantes el autor del Quijote, sin embargo, a partir de ahí, éste se convierte en segundo autor, pues nos pone sobre la mesa que el libro lo topó en el Alcaná de Toledo, que fue escrito por un autor árabe y traducido por un morisco y que él solo se encargó de transmitirlo y editarlo. Esto lo hizo por dos razones; por una parte porque afirmaba que era más sencillo creer a lectores anónimos o lejanos al creador del libro que al propio autor y, por otra parte, para hacer entrar en juego al lector de la obra. Es decir, se trata de un proceso de verosimilitud de la novela.

        Teniendo esto en cuenta, el lector de el Quijote debe de ser un lector activo, cómplice con el autor y, además, debe de estar desocupado, pues su obra, a diferencia de lo que era común en su tiempo, no tenía una finalidad pedagógica sino de entretenimiento. En el prólogo también señala que tiene que ser melancólico, risueño, simple, discreto, grave y prudente. A través de esta cadena de opuestos, lo que Cervantes quería transmitir es que su obra estaba destinada a un lector universal, es decir, a todo tipo de lector. Asimismo, otorgó a sus lectores plena libertad de intrpretación.

        Aunque para un lector del siglo XVII el Quijote es, probablemente, un libro de caballerías burlesco y para nosotros, como lectores del siglo XXI una novela, quién realmente nos aporta la definición del Quijote es su propio narrador: es un libro verosímil, o sea, lo que realmente importa es que lo que se cuente sea verdad.

        Los libros de caballerías, pese haberse repuntado en 1580, estaban en plena decadencia. La literatura iba ya por otros caminos, pues emana de los relatos picarescos y de la novela a la italiana. La picaresca, en el Quijote, se insinúa en tres lugares (I, 3; I, 22; I, 47). Y, solamente, son dos lo libro previos al Quijote los que ofrecen una realidad verosímil: La Celestina y el Lazarillo. Podríamos añadir también el Guzmán de Alfarache, cuya sombra está en el Quijote.

        Finalmente, daremos paso al espacio. El lugar donde ocurren los hechos desde el primer momento es real y cercano: “en un lugar de la Mancha”. Además, también hay alusiones a otros lugares concretos de España, Italia y el Mediterráneo.

        En la primera parte de la obra aparecen los siguientes lugares:

• Casa del hidalgo.
• La segunda salida del hidalgo y escudero nos lleva a Puerto Lápice.
• Aldea donde tiene lugar el final de la historia de la pastora Marcela.
• Venta de Juan Palomeque.
• El encuentro con los galeotes les conducirá a Sierra Morena.
• Vuelta a la venta conocida.

        En la segunda aparte aparecen los siguientes:

• Salida en dirección al Toboso.
• Aldea y casa de don Diego e Miranda.
• Bodas de Camacho en “prado que está junto al pueblo de la novia”.
• Cueva de Montesinos.
• Venta en la Mancha de Aragón.
• La presencia de Ricote abre a la novela a otros espacios.
• Barcelona, dejada a la imaginación del lector.
• Vuelta a casa.

        El procedimiento para describir y evocarlos es el mismo en 1605 y 1615. El lector tiene la sensación de encontrarse siempre en un mismo lugar, que incluso puede ser conocido. Esto provocó que en el siglo XVIII, se plantease la necesidad de realizar un mapa de aventuras de don Quijote.

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