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Resumen de la Breve historia de la lingüística románica


Enviado por   •  30 de Abril de 2018  •  Resúmenes  •  3.273 Palabras (14 Páginas)  •  302 Visitas

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Resumen de la Breve historia de la lingüística románica

Breve historia de la lingüística románica de Dan Munteanu comienza con un pequeño pero esclarecedor prólogo o presentación de Humberto López Morales en el que nos dice que esta obra es un gran esfuerzo de síntesis y didactismo, de fácil lectura y a la vez, de erudición. Y así lo iremos comprobando a través de sus páginas.

Nos encontramos después con una extensa introducción en la que el autor asienta unas bases y aclara conceptos que aunque parezcan obvios no lo son en absoluto y será muy necesario tenerlos claros. En primer lugar nos expone los problemas de definición y finalidad de “filología” y “lingüística”. El autor nos explica las confusiones históricas entre ambas y cómo hasta el siglo XIX la segunda era auxiliar de la primera. Determina pues que aunque sus objetivos y planteamientos no son los mismos, pues una se interesa por la información cultural transmitida a través de los textos y la otra se preocupa por el acto lingüístico, el lenguaje en sí y la lengua, ambas se necesitan y complementan.

También nos asienta bases en cuanto a la identidad de la lingüística románica. Nos dice que la lingüística aunque estudia el lenguaje en general también lo hace de manera especial o particular y que ahí entra en juego el estudio de la románica pues se trata del lenguaje o isoglosas de un grupo, familia, etc. que son continuadoras del latín de la Romania. El autor nos dice que tras la caída del Imperio Romano la pluralidad de regiones y lenguas fue casi inabarcable y de hecho aún con casi dos siglos de estudios sobre la lingüística románica no hay un esquema común aceptado. Los continuadores del latín desarrollaron su continuación en otros territorios, os se mezclaron con otras lenguas o directamente la sustituyeron. De ahí que tengamos varias clasificaciones y varias “Romanias”.

Así, aunque nunca existió un protorrománico o una unidad en la Romania lo que sí existió y existe es, como dice el autor, una unidad cultural-espiritual. Una latinidad, una manera de pensar, una cocina, una literatura, unas costumbres, etc. que hacen que los hablantes de las lenguas románicas tengamos ese sentimiento de origen común. Nuestro autor realiza ese estudio diacrónico con los refranes comunes a todas las lenguas románicas y demostrando así una genealogía común.

Finalmente, el autor acaba la introducción con un enfoque más sincrónico y tipológico de las lenguas románicas. Nos habla de su semejanza en estructuras morfológicas y de léxico, incluso nos habla de términos tomados directamente del latín para conformar su nueva lengua y que, aunque en la fonética varía algo más, tienen un rasgo común que las identifica con su mismo origen. Además nos muestra el privilegio que poseen las lenguas románicas por ser “madre” en los estudios genéticos, particulares, tipológicos, sincrónicos y diacrónicos.

Nos encontramos después con el primer capítulo, que es también, el vertebrador de la obra. En él, el autor nos desarrolla la historia de la lingüística románica. Nuestro autor nos dice y se apoya en otros grandes lingüistas a la hora de decir que hay que conocer la historia de la lingüística románica como ciencia, no podemos conocer la metodología sin la historia. Así, la historia de la lingüística románica es una reseña de la historia de las distintas metodologías surgidas en las distintas épocas. Para ello nuestro autor ha decidido seguir la clasificación de Renzi con distintos títulos. Un período precientífico que abarca los planteamientos lingüísticos de casi toda la historia de la humanidad, desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Aunque como tal, la lingüística románica nazca en el Renacimiento, pero como nuestro autor dice, los nuevos tiempos necesitan nuevas revisiones. Un segundo período a partir del segundo tercio del siglo XIX. Se afianza y se desarrolla plenamente la lingüística románica. Y un último período que nuestro autor llama contemporáneo que llegaría hasta la actualidad. A estos dos últimos periodos Gauger los subdivide en distintas fases que veremos a continuación.

        Dentro de la etapa precientífica, llamada así porque no se consideraba el estudio del lenguaje en sí y para sí, encontramos primero la subdivisión de la Antigüedad. Y es que muchas primeras teorías y estudios sobre cualquier tema del pensamiento occidental tienen su origen en Grecia. Ya en el siglo V a.c. se establece la gran división entre lo teórico y lo práctico, entre naturalistas y convencionalistas. Aparecen debates y posturas sobre la irregularidad o regularidad de la lengua. Tenemos también los primeros análisis de los filósofos Platón y Aristóteles que realizan los primeros análisis acústicos y establecen las primeras categorías gramaticales respectivamente. Estudios que llegarán hasta Saussure y hasta nuestros días. Después serán los latinos los que mantengan, continúen y difundan todos estos primeros estudios. Dionisio de Tracia que continuará estableciendo categorías gramaticales o Apolonio Díscolo que establecerá la primera sintaxis. Tenemos que destacar sobre todo tres nombres influidos por las nuevas oratorias latinas y por la escuela alejandrina: Varron, que estudió las declinaciones y establece distinciones según el caso y el tiempo; Donato, por sus análisis escolásticos y finalmente Prisciano que estableció las bases de la tradición gramatical occidental.

Después tenemos la subdivisión de la Edad Media. Tras la caída del Imperio Romano la erudición en Occidente pasa a ser monopolio exclusivo de la Iglesia. El latín era no solo la lengua de la erudición, sino también la lengua vernácula para todos los territorios que habían pertenecido al extenso Imperio Romano. Tuvieron mejor fortuna los estudios sobre lexicografía o etimología. Es a  partir del 1100 que comienza el periodo de las “gramáticas especulativas” y  nace la idea de una gramática de base universal. También vuelven a tener importancia y a seguirse los estudios de los filósofos escolásticos y las nuevas lenguas románicas comienzan a estudiarse, pues ya poseen una literatura digna.

        Desde el Renacimiento y hasta el siglo XVII tenemos el asentamiento de las actuales lenguas romances. Se oficializan gracias a una serie de sucesos, entre ellos la aparición de estados nacionales, la aparición de la imprenta o un fuerte sentimiento patriótico. Se le puede atribuir a Dante Aligheri el fomentar el elogio y la importancia de estas lenguas “vulgares”. También en su tratado estudia la cuestión genética de parentesco entre ellas. A raíz de esto comienzan a surgir las primeras gramáticas de las lenguas romances. Algunas no históricas dedicadas solo a demostrar su superioridad y otras como la de Nebrija que es la primera y auténtica gramática de una lengua romance con todas sus reglas, a la manera de los latinos. Ya en el siglo XVI aparece la famosa gramática de Arnauld y Lancelot quienes tratan de elaborar una teoría general de la gramática, fundada en la razón y en descubrir los rasgos universales de todas las lenguas, independientemente de sus distintas manifestaciones exteriores. Surgen también otras gramáticas normativas, diccionarios, reales academias, etc. de las distintas lenguas romances.

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