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Sermon Expositivo Donald Carson


Enviado por   •  7 de Marzo de 2014  •  8.013 Palabras (33 Páginas)  •  286 Visitas

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Metodos de Interpretacion

Este epigrafe es para aquellos que están interesados en saber interpretar la Escritura de una manera para saber el significado de esta. El estudio es por Don Carson, renombrado erudito Evangélico.

EL ROSTRO CAMBIANTE DE LA HERMENEUTICA

Cuando Pablo le dice a Timoteo que procure ser alguien que “traza [interpreta] bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15), lo que se asume es que es peligrosamente posible ser alguien que en forma incorrecta traza la palabra de verdad. Y eso levanta importantes preguntas acerca de cómo interpretar la Biblia. Para acercarse a la Biblia con acierto es necesario no sólo conocer lo que es, sino también cómo “trazarla”.

“Hermenéutica” es el término que tradicionalmente ha sido aplicado a la interpretación de textos. Pero en los últimos años la hermenéutica en sí ha pasado por cambios importantes, los que son dignos de considerar con pausa para darnos cuenta de dichos cambios. Se pueden distinguir tres etapas (aunque al final se sobreponen la una a la otra).

Primera, la hermenéutica fue entendida tradicionalmente como ciencia y arte de la interpretación bíblica: Ciencia, porque hubo importantes reglas y principios que debían ser aplicados a la tarea de la interpretación, y arte, porque demandaba juicios maduros nacidos de la experiencia y de la competencia. La tarea del intérprete fue la de entender lo que el texto decía, y esto implicaba que si dos intérpretes de igual competencia entendían las re glas de la interpretación, entonces en la inmensa mayoría de los casos su entendimiento de lo que un pasaje dice coincidiría. En esta visión de la hermenéutica, se pone mucha atención a la gramática, las parábolas y otros géneros literarios, principios para el estudio de las palabras, cómo se relacionan los temas bíblicos, etc.

Segunda, se usó “hermenéutica” frecuentemente para referirse al despliegue de una variedad de “herramientas” de la crítica literaria: Crítica de las fuentes, crítica de las formas, crítica de las tradiciones, crítica de redacción y, recientemente, crítica de las diversas formas de narración. Si bien se lograron algunas ganancias con semejantes aproximaciones, también hubo pérdidas: Mucho del propósito de estas técnicas fue reconstruir la historia y la estructura de las creencias de aquellas comunidades creyentes particulares que están detrás del texto, en vez de escuchar el mensaje del texto.

Ambas formas de acercamiento han sido largamente eclipsadas en importancia por una tercera tendencia, la “nueva hermenéutica”. Aquí la clave importante consiste en el hecho de que los seres hu manos traen sus propios prejuicios e inclinaciones y también sus limitaciones a la tarea interpretativa hasta el punto de estar en control de la discusión. En un sentido esta observación es saludable. Inevitablemente traemos nuestros propios elementos interpretativos con nosotros mismos; no hay tal cosa como una mente totalmente abierta. La nueva hermenéutica nos recuerda que la autoridad de la Biblia no debe ser transferida a la autoridad del intérprete, que nosotros invariablemente ubicamos nuevas piezas de información en la red ya existentes en nuestra mente (lo cual es mezcla de sensatez e insensatez), que aquello que creemos que es verdad sin duda necesita ser modificado o corregido o abandonado, que tenemos mucho que aprender, que nuestro marco de entendimiento está separado del escritor humano de las Escrituras por barreras de tiempo, geografía, idioma y cultura.

Pero al mismo tiempo, muchos exponentes de la nueva hermenéutica sobrepasan el límite. Ellos argumentan que toda vez que la interpretación de las personas difiere en alguna medida de las de otras, no se puede hablar legítimamente del significado del texto (como si esto fuera algo objetivo). Ellos dicen que el significado no está en el texto sino en los lectores, los intérpretes, del texto. Si las diferentes interpretaciones son legítimas, entonces no se puede hablar de la interpretación correcta, o la interpretación verdadera; ellos piensan que tales expresiones terminan en afirmaciones de preferencia personal. Si ninguna interpretación en particular es correcta, entonces todas las interpretaciones son erróneas (lo cual conduce al nihilismo hermenéutico conocido como “desconstruccionismo”), o todas son igualmente “correctas”; p. ej. todas son buenas o malas en la medida que satisfacen o cumplen con las necesidades de una persona en particular, o comunidad, o cultura; o simplemente satisface cierto criterio arbitrario. En esta corriente, estos proponentes de la nueva hermenéutica aceptan diferentes “lecturas” de las Escrituras: una lectura sub-Sahara del Africa negra, una lectura de la teología de la liberación, una lectura feminista, una lectura protestante anglosajona, una lectura católico romana, una lectura homosexual y así sucesivamente. Alineada con el poderoso respeto contemporáneo que la cultura occidental le asigna al pluralismo, esta nueva hermenéutica considera que ninguna interpretación es inválida excepto aquella que declara ser la correcta haciendo a las otras incorrectas.

Los temas en torno a la nueva hermenéutica son tan complejos que no pueden ser tratados satisfactoriamente aquí. Es importante reconocer que este acercamiento al conocimiento gobierna mucho de la agenda no sólo en la interpretación bíblica contemporánea sino también en las disciplinas de la historia, literatura, política y en otras tantas áreas más. A pesar de sus muchas contribuciones valiosas, la nueva hermenéutica tiene que ser encarada en muchas áreas. Intuitivamente, hay algo débil en una teoría que propone la relatividad de todo conocimiento alcanzado por la lectura, mientras que, al mismo tiempo, produce un sin número de materiales que insisten en lo correcto de su posición. Insistir que todo significado descansa en quien conoce y no en el texto, y entonces escribir textos para probar el punto, es casi increíblemente contradictorio en sí mismo. Peor aun, la teoría en esta for ma asume que la intención del autor no es confiablemente expresada en el texto. Esto levanta una impenetrable barrera entre el autor y el lector, y lo llama “texto”. La ironía es que esas ideas están es critas por autores que esperan que sus lectores entiendan lo que ellos dicen, autores que escriben lo que ellos entienden y esperan que sus lectores serán persuadidos por su razonamiento. Con franqueza, se desea que tales autores pudiesen extender la misma cortesía a Moisés, Isaías y Pablo.

Aun si seres humanos finitos no pueden alcanzar un conocimiento exhaustivo del texto (o de cualquier otro asunto), es difícil ver por qué ellos no pueden ganar conocimiento verdadero. Aun más, el hecho de nuestras diferencias es

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