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TÉCNICA DE LOS SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


Enviado por   •  13 de Marzo de 2020  •  Apuntes  •  3.473 Palabras (14 Páginas)  •  470 Visitas

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Unidad 3: Fase 3 - Conceptualización

LUDIVIA ALVARAN

Grupo 40002 – 1081

NEPTALI DIAZ

Tutor Ética y Ciudadanía

Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD)

Escuela de Ciencias de la Salud (ECISA)

Pregrado en Administración en Salud

Abril 26 del 2019

TÉCNICA DE LOS SEIS SOMBREROS PARA PENSAR

Nombre del estudiante: Ludivia Alvaran

Problemática objeto del análisis:

El siguiente articulo trata de una problemática de ambito nacional que se viene presentando en la Guajira, donde los mas implicados son los niños, que por tanto abandono departe del gobierno vienen sufriendo innumerables problemas por la crisis que enfrenta ese departamento, donde los menores mueren por desnutrición y enfermedades respiratorias.

Este es un problema originado por múltiples causas que unidas han llevado a esta región a vivir su época más difícil, lamentablemente por su constante aislamiento, el desprecio y la falta de respeto hacia el pueblo Wayúu, ya que la solución debe ser estructural, de fondo y permanente en el tiempo.  

A pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional frente a la crisis, contra la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares para proteger a la población vulnerable la reacción de las administraciones departamental y municipales ha sido cuestionada por ser casi que inexistente.

La sequía extrema que lleva este departamento, es de resaltar la sed de La Guajira como producto de un fenómeno de escasez que se quiere presentar como natural, cuando el surgimiento de esta condición es el resultado del despojo de las fuentes y su utilización en actividades contrarias a las necesidades de la vida humana, animal y vegetal. La Guajira es una de las regiones con mayor diversidad étnica y una de las regiones de Colombiacon dinámicas y  comportamiento  demográficos  particulares  que  lo diferenciadel  resto  del paíse  incluso  a  nivel  de  sus propias subregiones dado que el Departamentoal interior de su territorio presenta espacios de vida y espacios geográficos extremadamente diversos y con particularidades claramente diferenciales.

Al  desconocerse  la  cantidad  de  hombres,  mujeres,  jóvenes,  ancianos,  niños  y  niñas,  donde  viven,  bajo  qué condiciones y  sobre todos, sin la valoración y correcta medición de  su estado de  vulnerabilidad y acceso a servicios  esenciales  como  la  salud,  educación,  seguridad  alimentaria,  seguridad  ciudadana  justicia,  etc., ninguna  entidad del  Estado,  ni  la  sociedad  podrán  garantizar  los  derechos  de  los  mismos,  no  se  pueden desarrollar  programas  ni  asignar  recursos  eficientemente  y  con  coberturas ciertas,  los  proyectos  que  se ejecuten no podrán ser evaluados y mucho menos controlados, lo que permite que sin duda alguna pierdan efectividad en su ejecución, permitiendo incluso el fenómeno de la duplicidad de acciones o la corrupción.

SEIS SOMBREROS PARA PENSAR

(Eduard De Bono, 1985)

[pic 2]

La Guajira es un departamento al norte de Colombia y una de las zonas más pobres de ese país. Desde hace décadas atraviesa una profunda crisis humanitaria debido a la escasez de agua potable y a la pobreza extrema de sus habitantes. Los factores climáticos (es una región desértica), la falta de infraestructura y de inversión para llevar recursos naturales a esa región son algunas de las principales causas de este problema que parece no encontrar una solución.

La Guajira ha sido objeto de un constante e histórico abandono por parte del Estado y de los organismos de control, incluida la misma Defensoría, dice que a través de la historia, esta región se ha acostumbrado a la desidia y al abandono, hasta el punto de que las cifras ya no asombran, ni alarman a la comunidad, la creciente corrupción, Un común denominador que ha surgido es que la muerte de los niños wayuu es atribuida a la corrupción administrativa; el verdadero problema de La Guajira no es la sequía es la corrupción, porque se robaron las regalías y no hicieron las obras que se necesitaban para afrontar los episodios de la naturaleza, la corrupción es la principal calamidad del departamento, ya que han usado para su propio beneficio los recursos que debieron emplear en la solución de tanto problema que tiene esta región.

La corrupción se da en todos los niveles, incluso al interior de las mismas comunidades wayuu, se han vulnerado los derechos de participación de miembros de las comunidades, beneficiando a pequeños grupos, lo que conllevó a la mala inversión y desviación de recursos. Aproximadamente el 45% de la población guajira es Wayuu, raza bravía que ha defendido su identidad cultural y se ha adaptado a las inclemencias del clima y del terreno de la península, sobreviviendo por muchos años a la exclusión del desarrollo nacional.  Además de la exclusión también ha soportado la pobreza, pues un gran porcentaje de sus habitantes viven en esta situación:  con altos índices de necesidades básicas insatisfechas, solo es cuestión de visitar algunas 10 de sus comunidades o “rancherías” para darse cuenta de la falta de electricidad, acueducto y de alimentos. Uno de los principales efectos de la pobreza para este grupo  étnico  es  la  falta  de  agua  potable,  pues  por  las  mismas  condiciones geográficas  y de desamparo del gobierno, no poseen fuentes de agua aptas para el consumo humano y para conseguirlas deben buscarla tras horas de largas jornadas de  caminatas,  o  también con  la  construcción  de  haweis    que  son  piscinas artificiales  y  rudimentarias  para  recolectar  y  conservar  agua  de  lluvia  para  el consumo de las personas y los animales. Dicho liquido podría no ser apto para los individuos, ocasionándoles   enfermedades   gastrointestinales   y   de   la   piel, principalmente a los niños.

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 A La Guajira no la está matando la sequía, la tiene moribunda la corrupción que se ha consumido toda la riqueza sosteniendo a unos clanes políticos insaciables. No solo los niños, sino los ancianos y las mujeres están muriendo de desnutrición, pero de estos no hay registros ni están en el foco de la opinión y las autoridades.

En el recorrido es común ver acueductos que no funcionan, pozos secos o con agua salobre, hospitales que trabajan a media marcha dominados por cuotas políticas, puestos de salud abandonados y denuncias de recursos públicos que nunca aparecen o se quedan en el camino en los bolsillos de las familias y castas que han gobernado estas tierras, ricas en carbón y gas, cuyos beneficios llegan a todo el país, menos a estas tierras desérticas. Viven en una situación igual o peor que en la Colonia. Lo peor de todo esto es la censura que se recibe del gobierno y de sus autoridades, la cual no tiene validez en el contexto de una población necesitada y por muchos años olvidada, que necesita soluciones reales, concretas y de fondo.

[pic 4]

En un departamento rico por sus recursos, como lo son el gas, el carbón y la sal, por sus paisajes y su envidiable ubicación geográfica, nada debería faltar o debería tener resuelta la mayoría de sus necesidades. Pero La Guajira que lo tiene todo, tiene en abundancia un recurso que se llama corrupción acompañada de politiquería, que merodea en los contratos de obras, en la alimentación escolar que paga el ministerio de educación, las alcaldías, el departamento y el Instituto Colombianos de Bienestar Familiar. La realidad del Departamento de la Guajira nos señala que no se sabe cuántas personas hay en realidad, en especial en los Resguardos Indígenas de la Media y Alta Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que hace que difícilmente el Estado, en sus niveles nacional, departamental o municipal puedan garantizar los derechos fundamentales de la población y proyectar una mayor calidad de vida. La situación de pobreza ha generado en cierta medida un desplazamiento de los indígenas, obligándolos a dejar sus rancherías y animales para irse a buscar mejor futuro en los pueblos y ciudades del departamento, arriesgando su identidad cultural. No todos los emigrantes cumplen sus objetivos ya que muchos, principalmente los niños, se dedican a la mendicidad y a la prostitución, convirtiéndose su presencia en un problema frecuente de las calles de Riohacha, Manaure y Maicao. Así pues, los altos índices de necesidades insatisfechas, agua potable, etno-educación y salud, son un atentado contra su dignidad e identidad cultural. La Guajira ha sido por muchos años olvidada y excluida lo que ha generado problemas de pobreza. Sus efectos van desde propiciar un gran porcentaje de necesidades insatisfechas hasta la formulación de la actividad del contrabando como forma de vida para muchos guajiros:  un modo de ganarse la vida y poder sostener a sus familias, comercializando mercancías y productos traídos desde Venezuela.

[pic 5]

En busca de conseguir  un plan estregico para sacar adelante este gran problema debemos unir  las  fuerzas  sociales,  políticas,  empresariales  y  la  sociedad civil  del departamento, así como la cooperación de los organismos  de  cofinanciación  regional  y  nacional  y  la  cooperación  técnica  y  financiera  internacional, alrededor de un solo propósito para ejecutar un plan de desarrollo departamental, que sea compromiso de todos, que piense en las presentes y futuras generaciones, para enfrentar la crisis humanitaria y de calamidad pública actual y el desarrollo del territorio como un compromiso solidario donde deben concurrir el sector público y privado.

Realizar un diagnóstico real de la situación de las comunidades indígenas, creando   mesas   de   trabajo, sensibilizando   a   las   personas, conceptualizado soluciones proporcionadas por los mismos miembros y recibiendo las distintas asesorías necesarias.  Después de esto, la estrategia es seguir reproduciéndolas actividades para el resto de la población a través de las personas participes.

[pic 6]

La realidad de La Guajira cambió, paso de un largo periodo de opulencia, a un nuevo periodo que nos obliga al uso racional y eficiente de los escasos recursos públicos de que disponemos y nos obliga además, a mirar hacia nuestras potencialidades, para maximizarlas con sentido social y de equidad y lo más importante, nos obliga a entender  que  solo  con  el  trabajo  diario  es  que  podremos  construir  un  departamento  digno,  donde  nuestros niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres,  nuestros adultos mayores,  y nuestras etnias tengan oportunidades para crecer y alcanzar a disfrutar de una larga vida, con mejores estándares en su calidad. La Guajira presenta hoy grandes rezagos sociales, tanto a su interior como a nivel nacional; lo cual nos ha vuelto menos competitivos y ha generado profundas inequidades, las cuales deben ser superadas rápidamente, si se quiere que Colombia, como país pueda alcanzar la paz total, hasta convertirse en una nación moderna y desarrollada, donde los pilares de su desarrollo, sean la paz, la equidad y la educación. El departamento no puede  seguir como una entidad territorial sujeta a  la improvisación  y a las contingencias, con una prolongada crisis humanitaria y de calamidad pública, que se repite cada año, como consecuencia de múltiples factores, y que debe ser controlada y superada, para lo cual se requiere garantizar la seguridad agraria, hídrica y alimentaria, superar las condición de riesgo y vulnerabilidad y sacar de la línea de pobreza extrema a más del 84% de la población, especialmente a nuestras etnias, donde no hay garantías de derecho al acceso del mínimo vital del agua y alimentos, educación, salud y movilidad, entre muchos otros derechos, donde nuestros niños y niñas, adolescentes, madres gestante y lactantes, mueren por desnutrición y hambre y otras patologías asociadas y conexas, que pueden ser prevenibles y evitables..

[pic 7]

Sabemos que la solución a la situación de pobreza debe ser estructural y de fondo, que solo el Estado y la comunidad Internacional pueden promover. Los pobres no necesitan de ayudas asistencialistas que mal acostumbran a las personas, “Los programas sociales asistencialistas provocan efectos en términos de institucionalizar entre muchos pobres una actitud de activa exigencia de donativos, combinada con una abismal pasividad para conseguir algo por su cuenta.  Entonces las soluciones deben ser proporcionadas por el Estado y el sector privado, generando empleos, cupos en los colegios, asegurando el respeto por las diferencias y las culturas, combatiendo la corrupción y el clientelismo.  Sin olvidar que nosotros como sociedad civil también tenemos la obligación de ayudar a combatir la pobreza, preparando el camino.

El   conocimiento   debe   permitir   reconocer   la   verdad, nuestra   realidad   y observarnos a nosotros mismos como sujetos sociales.  La pobreza no es una condición natural del ser humano como si lo es la dignidad humana razón por la cual   deben   de   aumentarse   los   esfuerzos   gubernamentales   para   erradicarla estructuralmente, igual que nosotros debemos ayudar desde nuestro contexto en mejorar la situación de las personas de las localidades en las que vivimos. Espacios de respeto por la diferencia, dignidad humana y goce de todas las libertades deben ser el común denominador.

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