ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Variables Del Diseño

olgafea9 de Abril de 2013

5.557 Palabras (23 Páginas)390 Visitas

Página 1 de 23

1. El estadio de la sensación implica que el ojo es atacado por unos sensa lumínicos, en nuestro caso un sensum lumínico-cromático: la sensación del Color.

2. El estadio siguiente es el de la percepción (el ojo es un radar) y el reconocimiento de la Forma (el ojo tiene memoria). Una «forma» es una estructura en el espacio —que a la vez que lo define, lo ocupa— una estructura que se debe aislar, separar de su contexto para hacerla inteligible (cosa que generalmente se hace inconsciente e instantáneamente). La estructura de la forma —cuando ésta no es tan sencilla como la de una esfera, un huevo o un cubo— implica cierta cantidad de complejidad. Por tanto, el hecho de focalizar y extraer mentalmente una forma de su contexto, y el de discernirla (suprimiendo la posible ambigüedad), es un acto del individuo; un acto más complejo que el de la sensación, de la cual, de hecho, no puede decirse que sea un acto del individuo, sino una acción externa, por encima de él. La sensación impregna el espíritu: va de fuera a dentro. La percepción va de dentro a fuera: hay una participación activa del sujeto.

Reconocer una forma quiere decir, indistintamente: a) percibirla directamente en el continuum del entorno espacio-temporal al cual llamamos «la realidad»; b) percibirla representada en una imagen, que es un fragmento congelado sobre el papel-soporte —y que también forma parte de lo real, aunque la ficción propia de las imágenes parece oponerlas a «la realidad»—.

3. El tercer estadio es el de la integración (el ojo es un aparato integrador) y supone la comprehensión —comprender y aprehender al mismo tiempo— de una información o de un mensaje. Si la «sensación» es el efecto del color, y puede llamarse «percepción» a la estructura formal de una imagen, luego el estadio de la «integración» es un «desciframiento», y puede ejemplificarse por la lectura secuencial de un texto y la extracción, el desciframiento de su significado. En este proceso que comporta los tres estadios mencionados, hay una progresión de la complejidad y, también, de la participación activa del individuo.

Así observamos que en el primer estadio la sensación óptica recibe una «información» inmediata; la sensación es ella misma instantaneidad, como el disparo del «flash» del fotógrafo.

En el segundo estadio se inicia la intervención de la atención por parte del individuo. La atención tiene diversos grados de intensidad, y se puede hablar de atención distraída, atención pasiva, atención interesada, atención activa: la exploración de la imagen o la lectura de un texto.

En el tercer estadio se reconoce, además de la atención, cierto esfuerzo intelectual para comprender y asimilar.

Este triple proceso comporta, por tanto, la colaboración progresiva del sujeto a partir de la sensación recibida. Esta participación creciente implica un esfuerzo de atención, un esfuerzo intelectual y una inversión de tiempo. La inversión temporal es más considerable en el tercer estadio (la lentitud que requiere el desciframiento semántico de un texto) que en el segundo (percepción de una imagen), y es prácticamente nula en el primero (sensación cromática).

Así pues hay una correlación absoluta entre:

1. El estímulo: colores, imágenes, figuras, textos.

2. El nivel sensorial implicado: la sensación, la percepción, la atención, la integración.

3. La cantidad de tiempo necesario para captar, o para aprehender los diferentes estímulos-mensajes (que varían desde captar un color a leer un libro).

4. La información que cada estímulo-mensaje vehicula (impresiones psicológicas, valores estéticos, contenidos semánticos, conocimientos).

El mensaje imagen-texto reúne y combina los elementos gráficos en una unidad «gestáltica» que es el mensaje. A continuación, me referiré a uno solo de estos elementos, el menos conocido incluso por muchos que lo utilizan: el Color.

En este semantograma se muestran las tres funciones del Color y sus variables.

La primera función de realismo (decreciente) se vincula con la representación del mundo que llamamos «la realidad»: es la actitud extravertida del individuo hacia su entorno espacio-temporal y objetual.

La segunda es la función cansmática. que remueve cierto «inconsciente» en los individuos mediante la proyección de los colores en el psiquismo. De esta propiedad se han construido unos códigos «simbólicos» pertenecientes a ciertas castas, corporaciones e instituciones y que son sostenidos por la tradición.

La tercera es la función utilitaria; incluye los diferentes códigos cromáticos artificiales Su origen se encuentra en la heráldica —que hereda el lenguaje simbólico, el cual a su vez proviene del psicológico—. Otra variable está determinada por la normalización funcional del uso señalético, el cual pasa de la señalización del espacio a un cometido similar en el mensaje gráfico bidimensional. La última variable no es una codificación, sino una abstracción, que consiste en el paso de la norma a lo arbitrario y a la imaginación creativa

Las aportaciones del color a la comunicación gráfica

Este ensayo pretende estudiar las diferentes capacidades expresivas del Color y caracterizarlas de manera que sean perfectamente identificables y, por tanto, utilizables en la práctica por diseñadores gráficos, maquetistas, ilustradores, coloristas, fotógrafos y visualistas.

No obstante esto, «el lenguaje de los colores», es decir, sus funciones y variables, es tan rico y complejo que imposibilita fijarlo en una clasificación; al mismo tiempo que es difícil, siempre es peligroso intentar delimitar con demasiada rigidez cada una de las categorías funcionales que definiremos a continuación. El Color y su fenomenología constituyen un mundo de sutilezas aún poco conocido.

Sin embargo, es necesario hacer algunas consideraciones conceptuales antes de seguir adelante. En primer lugar, el color dentro del mundo que nos rodea, es sustancia lumínica y, ciertamente, no está parcelado o separado de las cosas, sino que es percibido simultánea e indiscriminadamente de la forma, ya que todo lo que nos rodea «tiene color». En segundo lugar, aquello que nos autoriza decididamente a «categorizar» los colores surge de una actitud pragmática del visualista, toda vez que diseñar comporta utilizar colores y, por tanto, aplicar intenciones comunicativas. Estos usos e intenciones no siempre están relacionados con «la realidad de los colores en la percepción del mundo visible», sino con una voluntad plástica. (Es necesario comprender la diferencia que hay entre la percepción del mundo y la percepción icónica).

Esto significa que el color, ahora, ya no está considerado como una sustancia lumínica, sino como materia. El Color así considerado es un elemento de la plástica y la gráfica, en el mismo sentido que lo son las Formas, las Imágenes y el Texto. En definitiva, elementos todos ellos que serán objeto de combinatorias y manipulaciones expresivas, que es la función propia del diseñador.

Dicho esto, es necesario que examinemos el esquema 1. En él mostramos las funciones y variables del color. Este esquema arbóreo tiene tres grandes ramas que se abrirán en diferentes ramificaciones:

1. El color denotativo, vinculado al mundo de la representación de la realidad. Sus variaciones van de más icónico o realista a más saturado, y de más sobresaturado a más fantasioso.

2. El color connotativo, que representa el mundo de los valores psicológicos, de la sensación sobre el espíritu. Sus variantes son la psicología y la simbólica.

3. El color esquemático es el mundo de los códigos de la funcionalidad, y también de lo arbitrario y lo espontáneo. Lo hemos clasificado en tres variables: emblemática, señalética y convencional.

Al clasificar las aptitudes expresivas del Color, no debemos olvidar las sutilezas que siempre presentan las clasificaciones. Por ejemplo, en un mensaje gráfico, el color icónico tratará de ser el más fiel posible a la ilusión de realidad; pero el color icónico saturado no parecerá a veces menos real (sobre todo porque el color está supeditado a la forma icónica, y ésta, que se mantiene, es la referencia esencial a la «realidad»).

De todos modos, el color icónico «saturado» es esencialmente icónico, y por tanto, es radicalmente diferente del color señalético (también saturado por naturaleza), de la misma manera que el color «fantasioso», pero icónico, es sustancialmente diferente del color «convencional», pero esquemático. No se puede negar, por otra parte, que el color denotativo tiene también connotaciones psicológicas, ya que la reacción psicológica es inseparable de la percepción humana del color, de la cual es una magnitud irreductible.

Pero lo que nos interesa analizar no son estas polivalencias del color —factores siempre de ambigüedad—, sino precisamente las diferencias: es decir, aquello que hace que cada elemento de conocimiento pueda ser identificado como tal en relación con los demás.

De hecho, la lógica de la clasificación de los colores, que aquí propongo, está determinada por sus aptitudes principales: de representación o realismo; de emotividad o carismática; funcionales o de sistemas de códigos.

Con

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (35 Kb)
Leer 22 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com