El Informe en el acompañamiento terapéutico
Prof. Alejandro IñiguezApuntes19 de Agosto de 2024
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Unidad 11: El Informe en el acompañamiento terapéutico
En la presente unidad se desarrollarán algunos aspectos generales en relación a los informes en el ámbito del acompañamiento terapéutico, se reflexionará acerca de su función como asi también de los elementos que los informes pueden incluir en su redacción. Se tomarán en cuenta otros recursos escritos como el cuaderno de campo, que complementan la práctica misma del at.
FUNCION DE LOS INFORMES
La escritura se presenta como un recurso posible para cuestionar la practica misma, al mismo tiempo que posibilita realizar un recorrido por los procesos desarrollados durante la misma. Propicia una manera distinta de representación que permite la inscripción en un tiempo y momento determinado.
Disponerse a decir por escrito supone entrar en un territorio que organiza el pensamiento .El relato vivencial de una experiencia, narrado verbalmente tiene una consistencia y una textura diferente a la de un escrito.
Nos preguntamos entonces: ¿de qué sirve la realización de informes en el ámbito del acompañamiento terapéutico?, ¿Cuál es su función?.
La escritura nos suele proporcionar un espacio de revisión del devenir de un tratamiento, en un tiempo segundo respecto del momento en que ocurre la experiencia con el paciente. Hay separación y distancia entre escritura y experiencia.
Nos permite una lectura y reconstrucción del caso que estamos tratando, y tener presente el caso nos servirá para poder intervenir de una mejor manera durante el encuentro con el paciente.
Una de las recomendaciones que nos da S. Freud, cuando atendemos pacientes en nuestro consultorio, es tomar nota luego de la atención del paciente, al final del día. Estima que podemos considerar estas recomendaciones al momento de pensarlo en torno al acompañante terapéutico. Primeramente, tomar nota delante del paciente podría interrumpir su decir o trabarlo, ponerlo en situación de atención y/o espera respecto de mis anotaciones o causarle ideas persecutorias en torno a las mismas.
En segundo término, entiendo que la experiencia que nos pone en cierto lugar respecto de un paciente, sea el lugar del analista o el del At, es con uno dentro de la misma. Para tomar nota precisa ubicarme en el sitio del observador, desde donde podría registrar en un papel lo que sucede como si estuviese viendo la escena, desde afuera. Tomar cierta distancia, de alguna manera salirme de la escena. Ahora si lo que ocurre, ocurre conmigo adentro, tomado por la experiencia, difícilmente podría dejarme tomar sustrayéndome para registrar el encuentro.
Es desde adentro que me puedo dejar tomar por los lazos libidinales con que el paciente me envuelve. En este enlace libidinal el paciente me destina un lugar, que inevitablemente tendrá que ver con cierta serie psíquica singular.
Por estas cuestiones me parece conveniente tomar nota de lo ocurrido después del encuentro con el paciente, registrando lo más importante del mismo. Para después poder producir un informe, que seguramente nos solicitarán cuando hagamos un AT. Con cierta periodicidad que nos será explicitada según cada caso.
¿Para qué hacer un informe?
El trabajo del At no es posible en soledad, su labor se halla ligada a la de otros profesionales, específicamente articulada a la dirección de la cura que otro ha pensado. Su intervención será situada en el seno de una estrategia y articulada a ésta. Producir un informe es, entre otras más cosas, ligarnos a esa estrategia, apuntar al trabajo con otros.
¿Qué se puede poner en un informe?
No es posible escuchar ni observar todo por lo tanto tampoco será posible consignarlo todo en un informe. Sino lo que consideremos más importante, aquello que nos pidan captar desde la dirección del tratamiento, cuestiones que nos llamen la atención en torno a la vida cotidiana del paciente y principalmente aquello que tenga que ver con las indicaciones que hemos recibido, con aquello para lo cual hemos sido convocados, con nuestra función como At.
Ahora, en el trabajo con pacientes en torno a la Salud Mental, fundamentalmente cuenta la posición subjetiva desde donde intervenimos. Y cada At anotará lo que su posición subjetiva le permita escuchar, observar, descubrir.
Existen pilares que hacen a la formación del At, que le permitirán poder escuchar y acompañar mejor. Estos son: el recorrido que haya hecho o esté haciendo en el análisis personal, la formación teórica de que disponga y lo que le aporta el espacio de la supervisión al que asista. Desde su atravesamiento por estas instancias es desde donde sus intervenciones tendrán lugar.
Retomando lo anteriormente desarrollado, es preciso distinguir entre dos recursos escritos que pueden utilizarse en el acompañamiento terapéutico: el cuaderno de campo y el informe.
Las producciones escritas acerca de la práctica presentan distintas modalidades según la intención con la cual se escribe.
En la práctica diaria, el acompañante puede valerse de un registro que presenta características de un cuaderno o registro de campo, es decir de un registro escrito más experiencial, con contenidos más descriptivos y fenomenológicos. Es decir, en dicho registro se vuelcan todos aquellos contenidos más emocionales y perceptivos, se suele escribir lo que se observó, escuchó y dijo. Al ser más experiencial, no tiene un orden específico, este es dado por quien escribe a partir de sus impresiones luego del encuentro. No se debe realizar durante el encuentro de AT.
En dicho cuaderno, el at puede realizar su registro contra transferencial, es decir, el conjunto de reacciones, sentimientos y emociones que surgen a partir de su encuentro con el paciente. Dicho material es de suma utilidad, ya sea para plantear inquietudes en relación a su práctica tanto en las supervisiones como en las reuniones de equipo. Al mismo tiempo que permite un proceso de resignificación del encuentro en su práctica de Acompañamiento Terapéutico.
A continuación dos fragmentos de registros de campo de dos acompañantes terapéuticas:
CASO 1: La at acompaña a un niño de 7 años. La modalidad de AT es ambulatoria. Viernes 24/05
Cuando llegué, Mateo no estaba cambiado para ir a básquet porque su padre se había olvidado de la actividad y le había propuesto ir al súper, si bien dijo "quiero ir al súper", cuando le pregunte si quería ir a básquet dijo que si y se cambió, lo hizo solo.. El padre me cuenta que Mateo no había copiado todo el día anterior.
En el camino le pregunte cosas y no me contesto hasta que me dijo: "me comieron la lengua los ratones", le conteste a mí también" y empecé a hablar raro, con sonidos y no con palabras pero si con señas, entonces él hablaba bajito, como si hablara con alguien más, puede ser que con unos bakugan que tenía en la mano, y decía: "no entiendo lo que dice, me parece que dice armando, lo escuchare un poco más", yo exageraba la mímica y a el más gracia le daba. Antes de llegar al estadio le ofrecí guardarle los juguetitos y dárselos al final de la clase, accedió sin problemas. Llegamos tarde, Mateo me miro y le dije: "si quieres podes ir aunque ya empezó la clase". El profesor explico un juego, Mateo no evidencia dificultad en su comprensión de las consignas y jugo sin dificultad.
Observaciones:
* Su grupo de pares comienza a tenerlo más en cuenta y lo incluyen, lo llaman por su nombre y lo tienen en cuenta (observación esta compartida por la madre)
* Me comunico vía telefónica con la madre, le sugiero seguir insistiendo sobre los mismos lineamientos que se vienen trabajando en el at.
* Se registran episodios de vergüenza: en decirle al profe que se burló, cuando se le cae el pantalón.
* Mateo esta semana actuó en un acto del colegio diciendo un versito de la época colonial.
Caso 2: niño de 10 años, con diagnóstico de autismo.
Mis impresiones en los primeros encuentros:
**Mirada vacía, no se dirigía a alguien en particular, tampoco realizaba gestos de llamada, era muy solitario y no expresaba interés de relacionarse con otros niños ni adultos. *Se notaba insensible a las estimulaciones auditivas en general, tampoco se interesaba por la voces de ninguna persona (la mía o de sus compañeros) ni los ruidos externos. Golpes de puertas o gritos de los demás chicos no desencadenaban sobresalto ni reacción emocional. Tampoco reaccionaba ante la música, como la de mi celular. Además, al pararme frente de él conseguía su atención a través de gestos, no sucedía lo mismo cuando le hacía sonar algo fuerte en su oído. * Movía objetos, juguetes pequeños, y también sus manos delante de sus ojos, con movimientos repetitivos. Por momentos tomaba mis manos y las maniobraba como una prolongación de sí mismo, sin una aparente diferenciación con respecto a otros objetos inanimados, como las piñas que solía llevar en todo momento. Si no era la piña, era algún otro elemento que llevaba en sus manos rotándolos, mirándolos, tocándolos, como absorto por estos elementos.. * Experimentaba berrinches, emitía gritos y se golpeaba a sí mismo".
Otros de los recursos escritos de los que debe valerse el at son los informes. El at por ser un agente de salud, requiere en su práctica la realización de Informes.
En primer lugar, el informe se constituye como una herramienta clínica, en la práctica del at. El informe da cuenta del paciente, su evolución en el tratamiento,
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