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Fuentes de la Clínica Peripatética


Enviado por   •  14 de Junio de 2023  •  Informes  •  4.428 Palabras (18 Páginas)  •  49 Visitas

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Clínica peripatética. Antonio Lancetti

Capítulo I*

Fuentes de la Clínica Peripatética

Conversaciones y pensamientos que ocurren durante un paseo, caminando –peripatetismo- son una herramienta para entender una serie de experiencias clínicas realizadas fuera de los consultorios, en movimiento.

Esas estrategias están destinadas a personas que no se adaptan a los protocolos clínicos tradicionales - toxicómanos, violentos, esquizofrénicos, sobre todo jóvenes-, cuando los dispositivos psiquiátricos, pedagógicos, psicológicos o psicoanalíticos no funcionan.

Vamos al encuentro, a veces de sorpresa, de familias que pasan por grandes dificultades; transitamos por las ciudades con pacientes psicóticos; traspasamos los portones de las clínicas y hospicios; traspasamos los consultorios.

Bleger[1] entiende el setting como una constante fundamental de la cura o el depositario de la parte psicótica de la personalidad y como la parte indiferenciada de los vínculos simbióticos primitivos. Para él, la situación analítica está compuesta de invariables y de procesos. Bleger afirma la importancia de cuidar del setting para reconstruir las partes desintegradas de la subjetividad, mas también otorga importancia al proceso a aquello que cambia. Incluso afirma que el setting se manifiesta cuando es quebrado.

Winnicott quien desarrolló más que otros psicoanalistas la teoría de la situación analítica, entendía al setting como un espacio paradojal que, al mismo tiempo, es y no es. En relación a la calle, el consultorio es el adentro, pero la sesión es el afuera del analizando. Esa relación paradojal, por él denominada transicional, no es pensada como manifestaciones del paciente que pueden ser catalogadas para la correcta aplicación de las prescripciones técnicas. O sea, para tal o cual manifestación, tal o cual interpretación, señalamiento o cualquier otra intervención técnica.

Esa relación paradojal está llena de expresiones todavía no formadas, pre-significantes, rarezas fundamentales para la producción de subjetividad.

El setting es el montaje, el escenario o la situación; espacio dentro-fuera facilitador de la comunicación inconciente-inconciente; relación en la cual el psicoanalista opera.

En psicodrama el setting es la escena psico o sociodramática. Aunque haya recursos clínicos por así decir fijos – caldeamiento inespecífico, caldeamiento especifico, etc.- es la escena psico o sociodramática (psico se refiere al mundo interno al co-inconciente y socio se refiere a alguna situación social o grupal), el montaje de la escena es siempre singular y único para favorecer la espontaneidad.

A continuación, listaremos una serie de experiencias clínicas en las cuales ese montaje o situación es móvil, hecha de caminos y transposiciones de espacios y tiempos institucionales.

La necesidad de escribir respecto de la clínica practicada en movimiento, fuera del consultorio, en dentro-fuera de los consultorios, en espacios y tiempos trazados transbordando la psiquiatría, el psicoanálisis y las instituciones de salud mental, es motivada por la complejidad de los tratamientos que vengo conduciendo en la actualidad y por las diversas experiencias de producción de salud mental.

Las fuentes de inspiración de lo que denominamos clínica peripatética son muchas y diversas, a saber:

La experiencia de deconstrucción manicomial

Durante el tiempo de la Intervención en la Casa de Salud Anchieta, en Santos, que comenzó en 1989 y culminó en 1994, con el cierre del hospital psiquiátrico, percibíamos que los pacientes cambiaban al traspasar la puerta del hospicio, que un enjambre de personas permanecía en el umbral arquitectónico, entre el adentro y el afuera del predio, que esas salidas y entradas, las idas al cine, las andanzas por la ciudad constituían nuevos settings altamente fértiles para la producción de subjetividad y ciudadanía.

El trabajo de deconstrucción manicomial mostró que el escenario del hospicio, la organización de los espacios-tiempos son promotores de identidades cronificadas y que la clínica rehabilitativa es inmanente al proceso de desmontaje manicomial.

El hospicio de Santos fue construido perturbado y demolido. Construido, pues el primer período de la intervención fue dedicado al conocimiento y cuidado de cada uno de los internos y de sus familias.

Perturbado, por los cambios de espacios-tiempos institucionales y por la colocación de la institución de reclusión, en contacto con la ciudad, acarreando crisis y enfrentamiento jurídicos y políticos con el status quo.

Demolido, porque fue enteramente substituido por un sistema de salud mental.

Estas tres operaciones modificaron la relación de la locura con la ciudad, con su cultura y con la política.

En ese proceso se generaron varias clínicas. La primera, una anticlínica. Etimológicamente, κλινική (kliniké) significa cuidados médicos de un doliente en cama y el verbo klíno, inclinarse, concentrarse en el paciente. En la deconstrucción manicomial y en la clínica antimanicomial se trata, de salir, de poner a las personas de pie.

A medida que se desmontaban los tiempos-espacios manicomiales y se activaba la relación del colectivo (paciente, trabajadores de salud y dirigentes) con la sociedad, inventábamos cada día emprendimientos que produjesen deseo de vivir fuera del hospicio.

Clinicábamos para poner de pie a los ciudadanos psiquiatrizados y para promover una intensa interacción con la ciudad, con personas y movimientos de diversas partes del Brasil y de otras partes del mundo.

Fundamentalmente, la primera gestión, conducida por Telma de Souza y David Capistrano Filho, se basaba en la diferencia y en la multiplicidad. Personas de diversas corrientes políticas, estilos y modos de vida diversos, trabajaban juntas, unidas por un objetivo común. Creo que una de las principales obras de aquella gestión ha sido transformar Santos en la primera ciudad brasilera sin manicomios, fue heterogéneamente rica – por su bajísimo grado de sectarismo y por el deseo de diversidad.

Entre tantas experimentaciones, afectados por el concepto guattariano-deleuziano de agenciamiento, llevamos un grupo de niños y niñas de la calle a pasar un período en la Casa de Salud de Anchieta, pues creíamos que conectando el sedentarismo de los pacientes crónicos (la experiencia ocurrió en el final de nuestra estadía en la Casa Anchieta)  y el nomadismo de las niños y adolescentes que vivían en la calle, podríamos generar nuevas subjetividades.

Los niños y niñas respetaban a los adultos y se abrían al cuidado de los otros, sobre todo de los más viejos, los pacientes recordaban a sus hijos. Uno de los jóvenes reconoció a un interno y ayudó a reconstruir su biografía y a modificar el diagnóstico. El interno estaba hacía tiempo con diagnóstico de deficiente mental grave y uno de los jóvenes lo reconoció como un habitué de un bar y jugador de billar que había quedado amnésico después de sufrir un golpe de taco de billar en la cabeza.

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