GUION RESUMIDO DE LA CANTANTE CALVA
aaroneitorResumen20 de Junio de 2022
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LA CANTANTE CALVA
ESCENA I
En los suburbios de Inglaterra. En el interior de una casa inglesa, con sillones ingleses. Velada inglesa. El señor SMITH, inglés, en su sillón y con sus zapatillas inglesas, fuma su pipa inglesa y lee un diario inglés, junto a una chimenea inglesa. Tiene anteojos ingleses y un bigotito gris inglés. A su lado, en otro sillón inglés, la señora SMITH, inglesa, remienda unos calcetines ingleses. Un largo momento de silencio inglés. El reloj de chimenea inglés hace oír diecisiete toques ingleses.
SRA. SMITH: – ¡Oh! ¡Son las nueve! ¡Qué bien hemos comido el día de hoy, la verdad es que el pescado, la sopa y las patatas con tocino le estaban esplendidas, esta vez MARY si supo como cocinarlas. La ultima vez no me gustaron para nada, porque las patatas estaban mal cocidas, a mi me gusta la comida bien cocida!
SR. SMITH: – ¡Tienes razón mi pollita asada! La cena de hoy fue una cena maravillosa. A PEGGY le encantó el pescado que hoy nos preparó MERY.
PEGGY es la hija del SEÑOR y la SEÑORA SMITH, quien tiene 12 años y es una niña obediente, respetuosa y amigable.
SRA. SMITH: – A mí también me gusto. Mi amor qué opinas si mañana compro un poco de yogurt, dicen que es muy bueno para el estómago y para bajar de peso. Te lo digo porque te veo un poco más gordo de lo normal (Se ríe discretamente).
SR. SMITH: – (Mira a su esposa con una mirada de molestia y con ganas de reírse un poco) Yo no estoy gordo, en comparación con el Sr. Johns, nuestro vecino de enfrente, ese si es un hombre gordo.
PEGGY: – ¡Papi, papi! ¡Mira como vestí a mi muñeca! ¿Te gusta?
SR. SMITH: – ¡Qué hermosa quedó tu muñeca hija, te felicito!
SRA. SMITH: – ¿Yo puedo verla?
PRGGY: – (Le muestra con una sonrisa de oreja a oreja la muñeca a su mama) ¿A ti te gusta mami?
SRA. SMITH: – ¡Es la muñeca más linda que he visto! ¡Se parece a una niña igual de linda que se llama PEGGY! (Mira a su hijita y la abraza)
En eso llega MARY, la sirvienta de los SMIRH quien después de haber pasado una maravillosa tarde en el cine con un hombre, por fin entra en la escena.
MARY: – ¡Yo soy la criada y he pasado una tarde maravillosa en el cine con un hombre maravilloso!
PEGGY: – (Corriendo y sonriente abraza a MARY) Hola MARY, ¿Cómo estás? ¿Te gusta mi muñeca? (Le enseña la muñeca)
MARY: – ¡Me fue muy bien mi niña linda! ¡Ah! ¡Pero qué muñeca más bella! Por cierto, (a los SMITH) sus invitados los MARTIN están en la puerta. No se atrevían a entrar solos, me estaban esperando. Se supone que hoy iban a cenar con ustedes.
SR. SMITH: – Si, pero como no llegaban decidimos comer sin ellos no hemos comido nada en todo el día.
SRA. SMITH: Mary sería tan gentil de atenderlos mientras que nosotros nos vamos a cambiar.
MARY: Si, SRA SMITH.
El SEÑOR, la SEÑORA y su hija de diez años PEGGY SMITH después de su maravillosa cena familiar parten apresuradamente a cambiarse, ya que sus invitados, los MARTIN, acaban de llegar y de ser atendidos por MARY, la sirvienta de la familia SMITH, quien no estaba trabajando porque fue al cita con el permiso de los SMITH.
ESCENA II
Los mismos, los MARTIN y MARY
Los MARTIN, son una familia parecida a los SMITH. Está conformada por el SEÑOR y la SEÑORA MARTIN y por su hija de 10 años, ALICIA, una niña un poco desobediente, pero muy buena y amigable.
MARY: – (Abre la puerta principal) Buenas noches SEÑOR y SEÑORA MARTIN (Dirigiéndose a los adultos, dice, con una voz baja) ¿Por qué han venido tan tarde? No son corteses. Hay que venir a la hora. ¿Comprenden? De todos modos, tomen asiento y esperen los SMITH ya los atenderán
SRA. MARTIN: – Lo sentimos se nos hizo tarde.
MARY: – Ya no hay problema. (MARY ve a la hija de los MARTIN y pregunta) ¿Tú debes ser la famosa Alicia? ¡Qué ojos tan hermosos y peculiares tienes! La habitación de PEGGY está por el corredor si quieres puedes ir a jugar con ella. Seguramente ya termino de cambiarse.
ALICIA: – Esta bien, muchas gracias señorita (Dijo la pequeña con timidez).
Los MARTIN se sientan uno frente al otro, sin hablarse. Se sonríen con ternura. Mientras que su hija, Alicia sale de la escena corriendo hacia el corredor sonriente y MARY va detrás de ella, dejando solos a los MARTIN.
ESCENA III
Los MARTIN y la detective MARY
Una vez en sus asientos los Martin inician un dialogo, que más que curioso, es extraño.
SR. MARTIN: – Discúlpeme, señora, pero me parece que la he visto en otra parte.
SRA. MARTIN: – A mí también me parece que nos hemos visto en otra parte, señor.
SR. MARTIN: – ¿No la habré visto en Manchester, por casualidad?
SRA. MARTIN: – Es muy posible. Yo soy originaria de la ciudad de Manchester. Pero no he estado allí desde hace unas cinco semanas, más o menos.
SR. MARTIN: – ¡Dios mío, qué curioso! Yo también vengo de provengo de esa ciudad, pero no he estado allí desde hace cinco semanas, más o menos.
SRA. MARTIN: – ¡Qué curioso en verdad!
SR. MARTIN: – Tomé el tren de las ocho y media de la mañana a Londres.
SRA. MARTIN: – ¡Qué extraño! ¡Y qué coincidencia! ¡Yo tomé el mismo tren!
SR. MARTIN: – ¡Dios mío, qué curioso! ¿Entonces la vi en el tren?
SRA. MARTIN: – Es muy posible. Pero creo que olvidaría a un hombre como usted.
SR. MARTIN: – Yo viajaba en segunda clase. Sentado en el coche número 8, sexto compartimiento, en el asiento número 3 junto a la ventana.
SRA. MARTIN: – ¡Qué curioso! Yo iba también en el coche número 8, sexto compartimiento. Asiento número 6, junto a la venta, exactamente frente a usted, mi estimado señor.
SR. MARTIN: – ¡Oh, Dios mío, qué curioso y qué coincidencia! ¡Estábamos sentados frente a frente! ¡Es allí donde nos conocimos!
SRA. MARTIN: – ¡Qué curioso! Posiblemente, pero no lo recuerdo.
SR. MARTIN: –A decir verdad, yo tampoco lo recuerdo.
SR. MARTIN: – ¿Señora, acaso era usted la dama que me rogó que colocara su maleta en la red y que luego me dio las gracias y me permitió fumar?
SRA. MARTIN: – ¡Sí, definitivamente era yo! ¡Qué curioso y qué coincidencia!
SR. MARTIN: – ¡Qué curioso y qué extraña coincidencia! Pues bien ¿tal vez nos hayamos conocido en ese momento?
SRA. MARTIN: – Es una posibilidad. Sin embargo, no lo recuerdo, mi estimado señor.
SR. MARTIN: – Yo tampoco, señora. (Un momento de silencio. El reloj toca una y luego otra vez).
SR. MARTIN: – Desde que llegué a Londres vivo en la calle Bromfield, en el número 19. Mi departamento es el número 8 y está en el quinto, mi estimada señora.
SRA. MARTIN: – ¡Qué curioso, qué extraño! Yo también, vivo en el número 19 de la calle Bromfield, desde que llegue a Londres. Mi departamento es el número 8, en el quinto piso, mi estimado señor.
SR. MARTIN (pensativo): – ¡Qué curioso en verdad y qué coincidencia más grande! A que no sabe que en mi dormitorio tengo una cama, la cual está cubierta por un edredón verde. Esa habitación esta al fondo del pasillo, entre los baños y la biblioteca, estimada señora.
SRA. MARTIN: – ¡Qué coincidencia, Dios mío! Mi dormitorio tiene también una cama cubierta con un edredón verde y se encuentra en el fondo del pasillo, entre los baños y la biblioteca, mi estimado señor.
SR. MARTIN: – ¡Es extraño y curioso! Entonces, usted y yo vivimos en la misma habitación y dormimos en la misma cama, estimada señora. ¡Quizá sea en ella donde nos hemos visto!
SRA. MARTIN: – ¡Qué curioso y qué coincidencia! Es muy posible que nos hayamos encontrado allí y seguramente anoche. ¡Pero no lo recuerdo!
SR. MARTIN: – Yo tengo una hija, que vive conmigo. Tiene 10 años, es rubia, con un ojo azul y un ojo marrón, es muy linda y se llama Alicia, mi estimada señora.
SRA. MARTIN: – ¡Qué extraña coincidencia! Yo también tengo una hijita de 10 años con un ojo azul y un ojo marrón, es muy linda y se llama también Alicia, estimado señor.
SR. MARTIN (con la misma voz tierna): – ¡Qué curioso y qué coincidencia! ¡Y qué extraño! ¡Es quizás su hija mi hija, estimada señora!
SRA. MARTIN: – ¡Es posible mi estimado señor! (Dijo con voz dudosa y casi llorando. Un momento de silencio bastante largo. . . El reloj suena tres veces seguidas).
SR. MARTIN (después de haber reflexionado largamente, se levanta con lentitud y se dirige hacia la señora MARTIN, quien, sorprendida se levanta también, muy suavemente; el señor MARTIN habla con la misma voz tierna y tranquila): – Entonces, estimada señora, creo que ya no cabe duda, nos hemos visto antes y usted es mi esposa. . . ¡Isabel, te he vuelto a encontrar!
SRA. MARTIN (se acerca al señor MARTIN sin prisas. Se abrazan sin expresión. El reloj suena fuerte una vez más): – ¡Donald, eres tú, darling! Se sientan en el mismo sillón, se mantienen abrazados y se duermen. MARY, de puntillas y con un dedo en los labios, entra lentamente en escena, y se dirige al público.
MARY: – Isabel y Donald son ahora demasiado dichosos como para oírme. Por lo tanto, puedo revelarles a ustedes un secreto. Isabel y Donald, están finiendo no ser Isabel y Donald. He aquí la prueba: Han coincidido en todos los lugares en donde se han visto, entonces ¿Po qué mantener esta farsa improvisada? ¿Acaso los dos están planeando hacer una broma? y ¿Dónde está la cantante calva? Bueno, en fin, eso no importa y tampoco trataremos de saberlo. Dejemos las cosas como están. (Da algunos pasos hacia la puerta, luego gira y se dirige al público nuevamente.) Mi verdadero nombre es Sherlock Holmes. (Sale MARY de la escena con una sonrisa)
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