La vida en las pantallas.

La vida en las pantallas, no es otra cosa que una gran mentira, el negocio está en mentir cinematográficamente, aunque no sea creíble ya que todos sabemos que los medios mientes. La argucia es el estado regular y la verdad una categoría abstracta. La realidad está bajo un barniz conveniente para los medios que oculta la razón critica, la máxima aspiración de una noticia es ser una superproducción que atraiga a millones,   La televisión se constituye en una realidad ajena a las críticas del espectador, ya que posee su propia moral. Gracias a la coartada del "directo", no sufrimos la realidad, mitad drama, mitad distracción, la ficción actual tiende a conmutar el artificio con lo real. El despliegue de nuevos convertidores como el celular, Internet, el video o la televisión mas la realidad han alterado el entendimiento directo e indirecto de las cosas, formando un tercer entorno que decide que es real y que no lo es..                                                                                                                                                  Un mundo americanizado es aquel que la primera potencia económica ha sabido imponer al planeta, el 60% de las exportaciones tele visuales y el 85% del cine son estadounidense, por eso la idea que la cultura mundo no es mas que el sucedáneo global de una american wey de pensar, sentir, y vivir. Pero existe diferencia entre el dominio americano del mercado con su cultura y el que las culturas del mundo se estén americanizando. La literatura, la religión y la historia construyen diferencias culturales. Por otro lado no todo lo visual esta en manos de América, los videojuegos, por ejemplo son de dominio japonés por lo que la hegemonía estadounidense va decreciendo. Se va formando el mestizaje cultural, es decir es Estados Unidos quien sé mundializa. Ofreciendo productos adaptados a las realidades locales. El pluralismo cultural es un imperativo que garantiza la diversidad cultural. y permite la creatividad y la renovación..      

        El sueño de ser único es la pauta del nuevo capitalismo de ficción, versus las marcas que agrupaban, hoy la tendencia es diferenciarse en síntesis la individualización. Mientras el capitalismo de consumo ofrecía grades cantidades para dar sensación de bienestar, el capitalismo de ficción procura dar la impresión de ser alguien, ósea invertir en uno. También  uno es quien sé auto controla o sé auto exige y sé auto reclama tanto como para no tener tiempo mas que para él trabajo, el individualismo ha triunfado convirtiendo nuestra vida en fragmentos con una identidad sometidas a constantes cambios sin un sentido real.

Todos mienten y sabemos que mienten, ¿entonces nos gusta ser engañados?, Si los gobiernos, políticos nos engañan con nuestro consentimiento a través de la propaganda y nosotros les compramos sus mentiras es que somos cómplices silenciosos o es que perdimos interés por lo real??, Si estamos tan ajenos a lo honesto y la verdad pasa a ser algo relativo al punto que si se nos dijera la verdad, no creeríamos porque la argucia es el estado regular y la verdad una categoría abstracta. ¿Porque pasa esto? !Porqué permitimos que pase, donde esta nuestro razonamiento crítico, nuestro derecho a ser informados con honestidad. Creo que es un derecho que perdimos en el momento en que las imagines, sobrepasaron la realidad, cuando se nos hizo más interesante el cómo se ve al que estamos viendo, la realidad queda atrapada en la pantalla, porque nos interesa la forma por sobre el fondo. La televisión se constituye en una realidad que funciona siempre ajena a la crítica del espectador impenetrable a las protestas invariable a los cambios ya que es ama y señora de nuestra realidad al poseer sus propios códigos y moral. Con la justificación de cuidarnos y bajo la coartada del directo, no sufrimos con la insoportable realidad, viviendo a medias, protegidos por los medios, mitad drama, mitad distracción, mitad realidad, mitad ficción sin controlar nada. Esta perdida de control sobre el cómo vivimos la realidad también nos lleva sin darnos cuenta o lo que es peor de manera consciente, a una perdida de nosotros mismos, vamos perdiendo la capacidad crítica frente a los hechos, los aceptamos como los vemos sin cuestionamientos, aun sabiendo que es lo que otros quieren que veamos y entendamos, perdemos la capacidad de asombro, de conmovernos a fuerza de ver repetida una imagen se nos hace cotidiana, ya no existe empatía por el dolor del otro sino que admiración por una buena toma, ejemplo de esto es el atentado a las torres del 11 de septiembre, transformado en un espectáculo absoluto, donde el morbo por ver caer de todos los ángulos posible el símbolo del capitalismo mundial, superó a las víctimas, nos transmitían la realidad Segundo a segundo, pero des-realizada, el punto de partida real se convierte poco a poco en invisible y lo importante en espacio estelar, así lo retransmitido es el axioma y la realidad su espejo, logrando que el efecto causa se conmuten, triunfando la apariencia por sobre el hecho. Me vuelvo a preguntar porque nos hacemos cómplices silenciosos de los medios, porque no apagamos las pantallas y nos re conectamos con el entono, con lo real, porque no destinamos ese tiempo de absorber realidades a medias a conectarnos con nosotros y aprendemos desde la honestidad a relacionarnos, sin aceptar medias verdades. Sería bueno entender que si tenemos el poder por sobre los medios, sin realidad no deberían haber espectadores, y sin espectadores los medios no existen.

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